La Casa de los Perros: El suculento bono navideño en la alcaldía de Zacatecas

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

No vayan a decir nada… esas habrían sido las palabras que una y otra vez repitió la síndico municipal de la capital de Zacatecas, Ruth Calderón Babum, a un pequeño grupúsculo reunido el pasado 22 de noviembre, al mediodía, en la oficina del alcalde Jorge Miranda Castro.

Pero ¿por qué habría sido la petición? Simple cuando se trata de repartir casi un millón de pesos a los integrantes del Cabildo de Zacatecas, como un “bono navideño”.

¿El motivo? Que al no ser los regidores y la síndico empleados del Ayuntamiento, el fin de año llega sin aguinaldo. Y eso, por supuesto, no se puede permitir.

Entonces, con la venia del presidente municipal Jorge Miranda, en su oficina se habría llegado al acuerdo en lo obscurito de entregar a los ocho consentidos 88 mil pesos para que puedan comprar su pavo, una deliciosa pasta, un buen postre y muchos, pero muchos regalos para la familia.

Se lo merecen después de tanto trabajo ¿O no?

Los regidores que recibirían el maravilloso bono de 88 mil pesos son los morenistas: Luis Monreal Moreno, Ma Guadalupe Salazar Contreras, Sergio Garfias Delgado y María Salma Saraí Cruz Ávila.

También, obviamente, estarían entre los beneficiarios Óscar Alberto Martínez Rodríguez, del Verde Ecologista; Samuel Reveles Carrillo, del Partido del Trabajo; Carlo Magno Lara Muruato y Luz Ma. Elizabeth Mellado Díaz, ambos del PRI.

Pero, como siempre suele suceder, la vida no les sonríe a todos de la misma manera.

Los regidores Darinka Exiquia de León Pérez, familiar de Martina Rodríguez, la mujer que cayó de la gracia de los que dan y reparten al unirse a Ulises Mejía Haro, y la edil Ruth Dueñas Esquivel, sólo recibirían en la bolsa de pan, 40 mil pesos para la Navidad.

Claro que hay otros a los que, por nada del mundo quieren ni en pintura, y esos son: Lourdes Delgadillo Dávila, Felipe Marín Reyes y María Leticia Guadalupe Márquez Velasco, ligados todos a Ulises Mejía Haro, y la panista Georgina Arce Ramírez. Para ellos habría sólo 30 mil pesos. Muy triste su historia.

La cuestión es que, al no repartir de manera equitativa los recursos municipales –aunque suene a broma–, entre los ediles, Jorge Miranda, en automático, caería de la gracia de sus compañeros en el Cabildo, y con ello corre el riesgo de perder la mayoría calificada que necesita para solicitar una ampliación de presupuesto para, entre otras cosas, cumplir con el bono navideño.

Además, el integrante del gabinete de la herencia maldita priista, y que hoy funge como alcalde en Zacatecas, tampoco contaría con la venia y el aprecio de los regidores para planchar en definitiva lo que ya planean: el finiquito de fin de trienio.

Además, el presidente municipal y la síndico tienen otra tarea, descubrir quién entre sus consentidos los ha traicionado y olvidó la encarecida petición de: no decir nada.

Mientras, ¡que viva la cuarta transformación! Porque en Zacatecas nadie miente, nadie traiciona y, mucho menos, nadie roba…

Contreras tras sus intereses

Algunos trabajadores de la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas festejaban cuando Francisco Murillo Ruiseco decidió abandonar la que fue su oficina por años.

Harto de las carencias, de la falta de compromiso de los burócratas y la cerrazón con la se topó con algunos integrantes de la nueva gobernanza y la secta maldita, Murillo Ruiseco decidió lo mejor para su vida: marcharse a vivir con tranquilidad.

La cuestión es que las carencias, la falta de compromiso y la cerrazón, para desgracia de Zacatecas, se quedaron incrustadas como moho que todo lo carcome.

Y como la vida tiene que seguir, a pesar de la podredumbre, los diputados de la LXIV Legislatura emprendieron un trabajo que la Constitución los obliga: armar una lista con propuestas para designar a quien deberá ocupar esa oficina hoy a cargo de un suplente.

La lista quedó hecha y fue enviada, como lo mandata la Constitución, al inquilino de La Casa de los Perros que, cumpliendo a su vez con su deber la redujo a tres prospectos: Cristian Paul Camacho, Juan Carlos Valdivia y Mónica Martínez Alvarado.

Hoy, como lo repetimos una vez más, para que quede claro, la Constitución señala que los integrantes de la LXIV Legislatura tienen 10 días para decidir, ellos, los diputados, quién será el ganador de esta rifa.

Pero como siempre hay quienes no entienden los procesos y que sólo andan en busca de intereses personalísimos como puede ser un ascenso, mejorar su sueldo o, ¿por qué no?, privilegios fuera de la ley, un puñado decidió hacer honor al que parece ser su nuevo apellido: los Contreras.

Para hacerse escuchar organizaron una callejoneada, muy deslucida, por cierto, que salió del monumento a González Ortega y se dirigió, equivocadamente, a La Casa de los Perros.

Ahí, entre baile y baile en una experiencia que, dicen los expertos en turismo, “pone de buenas al más amargado”, un puñado de personas protestaron por lo que un hombre llamado Alejandro Rivera Nieto, que dice dirigir un sindicato de trabadores, les dijo que sucederá: la imposición de un nuevo fiscal.

La cuestión es que la bola de cristal de Rivera Nieto anda empañada.

Se tiene que nombrar fiscal, sea o no del contentillo de los Contreras. Alguien debe ocupar esa oficina porque así lo ordena la Constitución, sí o sí.

De ahí que, si Alejandro Rivera y sus acompañantes en las callejoneadas quieren un fiscal a modo, deberán ir a protestar a donde toca: el Congreso del Estado. Si los diputados lo quieren escuchar, que brinde por su felicidad. Si no, pues triste su historia.

Hoy es viernes, el fin de semana está aquí, así que vamos a sonreír, aunque el INAH diga que todavía no recibe el proyecto integral para construir el segundo piso que atravesaría el polígono de protección de lo que todos conocemos como zona protegida por la UNESCO. Eso que unos llaman Patrimonio de la Humanidad.

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