La Casa de los Perros: Para los amigos, justicia y gracia…

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

El discurso de la nueva gobernanza sobre la corrupción de los de antes ha sido tan cansón que esa lucha que dicen llevar a cabo desde el Gobierno del Estado no logra permear entre la población.

Perdieron el hilo en esta disputa por apropiarse de un halo de integridad y honestidad cuando se la pasaban cuidando los lápices, pero, oportuna y convenientemente, cerraron los ojos al momento en que el diputado de Morena, Ernesto González Romo, señaló directamente como principales participantes de lo que él llamó Estafa Legislativa, a la propia secretaria general de Gobierno, Gabriela Pinedo Morales; al secretario del Campo, Jesús Padilla Estrada, y al director de Catastro, Héctor Menchaca Medrano.

El silencio sepulcral de la nueva gobernanza ante el evidente caso de corrupción de los suyos echó por la borda cualquier intentona por erigirse como los buenos de la película. Perdieron la oportunidad de demostrar que no son iguales.

Por ello, las declaraciones que hiciera la secretaria de la Función Pública, Humbelina López Loera, sobre las más de 600 supuestas irregularidades cometidas por los integrantes del también, en su momento, super honesto gobernador Alejandro Tello Cristerna, pasaron con más pena, que gloria.

El problema es que el supuesto saqueo hormiga de combustible por casi tres millones de pesos en la Secretaría del Campo (Secampo), durante los ejercicios 2020 y 2021, cuando los titulares fueron los priistas Adolfo Bonilla Gómez y Gustavo Uribe Góngora, es más o menos lo mismo que en cuatro meses, no en un ejercicio fiscal completo, se embolsó por asesorar a Gabriela Pinedo, Jesús Padilla y Héctor Menchaca, su empleado estrella Luis Cuauhtémoc Palestina Flores.

Ahí está el detalle.

El delito que acusa la nueva gobernanza es que los de la administración de Tello Cristerna no presentaron bitácoras de recorridos de los vehículos oficiales de las compras de vales de combustible para programas sociales de dicha Secretaría, afectando con ello al erario.

En el caso de la Estafa Legislativa, según las acusaciones del diputado de Morena, bastaron las firmas de los propios diputados para que los pagos se aprobaran sin mayor problema.

Desde la Función Pública se imputa la realización de préstamos de maquinaria pesada de manera discrecional y con favoritismos; además de que los privilegios y condonaciones de cuotas por 550 mil, 370 mil y 150 mil no fueron para los que menos tienen.

La administración de David Monreal Ávila dice que cuando mandaba en Secampo, Fito Bonilla y Gustavo Uribe, se observó otro saqueo hormiga en la adquisición de guías de tránsito para movilización de ganado, por algo así como medio millón de pesos.

Más o menos el mismo medio millón de pesos que Gabriela Pinedo gastó sin pudor alguno para pagar a quien le hiciera Puntos de Acuerdo; o el casi medio millón de pesos que usó Jesús Padilla para que alguien le hiciera un discurso, o casi el medio millón de pesos que Héctor Menchaca utilizó para que le entregaran unos análisis y opiniones.

La cuestión ahora es que las observaciones al supuesto mal manejo del erario por parte de la Secampo en tiempos de Adolfo Bonilla y Gustavo Uribe puedan sostenerse y que entonces se castigue con todo el peso de la ley a quienes hubieran cometido actos deshonestos con el dinero que el pueblo bueno y sabio aporta vía impuestos.

Pero también queda en el aire el que, desde la misma nueva gobernanza, sus célebres integrantes que se habrían aprovechado de la opacidad que impera en el Poder Legislativo para servirse con la cuchara grande cuando fueron diputados, reciban las respectivas observaciones y aclaren lo que se tenga que aclarar.

También queda pendiente que la nueva gobernanza, tan transparente como presume, aclare la intempestiva salida de quien fuera designado como director de Imagen Institucional, el ganadero, restaurantero y hasta periodista Rafael Llamas Sabag.

Y es que el rumor salido desde las entrañas del poder, de que Llamas Sabag habría incurrido en la falsificación de nombramientos, con la firma apócrifa del mismísimo inquilino de La Casa de los Perros, no es un asunto menor y tiene que ser la nueva gobernanza quien aclare si esto sucedió o no.

Todos queremos conocer el acta administrativa respectiva que se le levantó al hoy exfuncionario, o en su defecto que nos digan si sólo lo despidieron con un gracias y hasta luego, aquí todo queda igual.

No por nada a quien además se culpa del terrible yerro cometido por este nuevo gobierno durante el Tianguis Turístico, en donde la peor imagen institucional fue precisamente la de Zacatecas, en su Facebook recuerda cuando “Maquiavelo le comendaba al Príncipe rodearse de asesores que no dudaran en decirle la verdad, pues los aduladores tienden a aislar al gobernante de la realidad y fomentar sensaciones de superioridad. Y ello provoca desvaríos que repercuten en las decisiones”. ¡Auch!

Nos vemos el lunes…

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