Pobreza y violencia contra las mujeres van de la mano

México, DF.- Investigadoras y activistas coinciden
en que el incremento de la miseria en México es el caldo de cultivo para que
las mujeres sufran más violencia de género, tengan menor o nulo conocimiento de
sus derechos y en consecuencia un escaso o inexistente acceso a la
justicia.   
 
 
Los bajos ingresos para adquirir la canasta
alimentaria y solventar los gastos en salud, vestido, vivienda, transporte y
educación son un detonante para la violencia contra las mexicanas, advierte la
economista especializada en género, Carmen Ponce Meléndez.

 
La semana pasada el Consejo Nacional de Evaluación
de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó que hasta 2010, ocho de
cada 10 de las y los mexicanos viven en pobreza o tienen algún tipo de carencia
social. 
 
 
De acuerdo con el Censo de Población y Vivienda
2010, en México hay 112 millones 336 mil 538 habitantes, el 51.1 por ciento
está integrado por mujeres (57 millones 481 mil 307). A partir de que más de la
mitad de la población es femenina se infiere que la pobreza afecta más a las
mujeres, afirma la académica del IPN.     
 
 
Coneval reportó que a nivel nacional el número de
personas pobres aumentó de 48.8 millones en 2008 a 52 millones en 2010, lo que
significa que en dos años (de 2008 a 2010) 3.2 millones de personas pasaron a
engrosar las filas de la pobreza.
 
 
El consejo precisó que los rubros más afectados en
la población son el acceso a la alimentación y el nivel de ingresos.

 
Carmen Ponce observa que ambos indicadores guardan
una estrecha relación con las condiciones de pobreza que experimentan las
mujeres y la posibilidad de sufrir mayor violencia.
 
 
Pauperización galopante
 
Desde el 2006, año en que comenzó la actual
administración federal del PAN, las cifras de pobreza han ido en aumento. En
ese año, el número de mexicanos y mexicanas en condiciones de pobreza
patrimonial llegó a 44.7 millones (42.6 por ciento del total de la población),
de acuerdo con datos del Coneval (mecanismo creado en el 2005).

 
Entre 2006 y 2008, el porcentaje de personas en
condición de pobreza alimentaria pasó de 13.8 a 18.2 por ciento, mientras que
el de pobreza patrimonial se incrementó de 42.6 a 47.4 por ciento.

 
Ponce señala que entre 2008 y 2010 la pobreza
aumentó 1.7 puntos porcentuales al pasar de 44.5 por ciento a 46.2 por ciento,
lo que significa que hay más personas que no tienen un ingreso suficiente para
solventar sus gastos de vivienda, vestido y alimentación, entre otros.

 
Otro referente de la actual pauperización es la
Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares 2010 (ENIGH-Inegi), según
la cual el 60 por ciento de los ingresos de los hogares son los salarios pero
el poder adquisitivo de éstos es muy limitado, lo que se traduce en mayor carencia
social.

 
Menos ingresos, más agresiones
 
“Una familia o una mujer que vive en una casa
pequeña, en un espacio reducido es un factor que puede coadyuvar a que no goce
de un nivel de vida adecuado y por tanto a generar otros problemas sociales”,
apunta Jimena Maroto, coordinadora del Observatorio de Política Social y
Derechos Humanos de Incide Social.
 
 
La activista convoca a que el Estado contemple
estrategias que satisfagan los derechos sociales (salud, educación, seguridad
social, alimentación y vivienda) en particular de las mujeres.

 
La investigadora en temas de salud pública por la
UAM Noemí Ehrenfeld Lenkiewicz señala que la pobreza es una condición que
impacta de manera negativa todas las condiciones de vida de las mujeres y las
afecta en el ejercicio de sus Derechos Humanos.

 
La académica afirma que la pobreza, que afecta a
un gran número de mexicanas, las hace más vulnerables ante la violencia de
género y la falta de acceso a la justicia. Precisa que las mujeres pobres son
más susceptibles a sufrir abusos de todo tipo, ya que no cuentan con los
recursos, herramientas e información para ejercer sus derechos.
 
 
Estados pobres y violentos
 
Con base en las cifras del Coneval, Carmen Ponce
advierte una relación directa entre la pobreza que padecen las mujeres y la
violencia de la que son víctimas.
 
 
Pone como ejemplo que en Chihuahua –uno de los
estados más violentos para las mexicanas– el número de personas vulnerables por
ingreso en 2008 era de 234 mil 600 y pasó a 431 mil 200 en 2010, una variación
de 83.8 por ciento, casi el doble. La especialista en economía y género señala
que en Chihuahua las cifras de desempleo femenino también son de las más altas
del país.

 
La organización civil Justicia para Nuestras
Hijas, pionera en la lucha contra el feminicidio en esa entidad, reporta que de
1993 al 2010 cerca de mil 100 mujeres han sido asesinadas en Chihuahua.
 
 
Según Coneval, entre los estados con mayor aumento
en pobreza extrema están Veracruz y el Estado de México. Ambas entidades
también ocupan los primeros lugares en violencia contra las mujeres.
 
 
El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio
reporta que de 2005 a 2010 en el Edomex se registraron 922 asesinatos dolosos
de mujeres; mientras que en Veracruz, de enero 2005 a octubre de  2010
hubo 309 crímenes.


Por Anayeli
García Martínez

CIMAC
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