La Casa de los Perros: Y llegó Arturo Nahle…

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Bien dicen que el vaso vacío siempre, pero siempre, termina por llenarse. Algunas veces de mala manera, otras, como en el caso del vaso de la orfandad en el que viven los zacatecanos, se llenó con una voz potente como la del magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia de Zacatecas, Arturo Nahle García.

El terrible momento que se vivió en el Palacio de la Mala Noche, con el féretro del juez Roberto Elías Martínez, quien fuera acribillado en el interior de su vehículo cuando salía de su casa, en el medio del patio es algo que no se olvidará tan fácilmente.

Y si los jueces y demás trabajadores del Poder Judicial ya tenían miedo, ahora el terror los invadió. Los ha hecho sus presas. Se saben indefensos.

No podemos pasar por alto el hecho de que, como lo señaló contundente Arturo Nahle, no hay día en que los jueces no dicten sentencias condenatorias que llegan hasta los 70 años de cárcel.

Claro que quienes se pudrirán en la cárcel tienen cómplices y sus cárteles pueden tomar represalias o venganzas, por eso, no se puede negar, hoy los jueces en Zacatecas están en una situación de riesgo y con muy pocas o nulas medidas de protección y seguridad.

Hasta hoy, han sido varios los jueces a los que, al sentirse en riesgo o en peligro, han sido cambiados de distrito o se pide a la Secretaría de Seguridad Pública que los proteja. Pero obvio eso no es suficiente.

Además, para quienes laboran en el Tribunal Superior, el tener enfrente a la hoy viuda del juez y a su hijo, desconsolados y sin entender cómo la vida les dio un giro y de pronto estaban ahí, solos, fue un duro golpe de realidad.

Arturo Nahle nunca ha tenido miedo a los reflectores. Es más, siempre los ha sabido sortear, y aun en momentos álgidos, porque los ha tenido, sale siempre avante. Le sabe pues.

Con el terrible asesinato a balazos del juez Elías Martínez, fue él quien confirmó, vía Twitter, el atentado, y también fue él quien dio la mala noticia de su muerte en el hospital a causa de las graves heridas que le infringieron unos desconocidos. Desde la nueva gobernanza ni pío. Sólo lo de siempre, que andaban siguiendo instrucciones… y nada más.

Por eso, ante la ausencia de la autoridad, con un mensaje potente llegó Arturo Nahle quien no sólo dio la cara ante los medios de comunicación, sino que además se mantuvo firme ante los trabajadores del Poder Judicial a quienes les dijo que la muerte de Roberto “no nos amedrenta, nos inspira y nos compromete a seguir dándole a cada uno lo que por ley les corresponde”.

Y vaya que esto amerita de mucho valor, porque son ellos, los jueces y magistrados quienes dictan sentencia a los distractores a los que tanto miedo les tienen los de la casa de enfrente y que por ello ni por su nombre los pueden llamar.

Para que las cosas quedaran claras, y de frente y sin andar con medias tintas, Arturo Nahle no se guardó nada y, como conocedor de tema –recordar que fue un buen secretario de Gobierno y un procurador de Justicia–, soltó ante quien debía ser una gran verdad:

“Se equivocan quienes creen que los delincuentes sólo agreden a otros delincuentes, no es así, los delincuentes roban, extorsionan, secuestran, violan y asesinan a mucha gente inocente, a gente productiva y valiosa que al partir dejan familias destrozadas como la familia Elías Morales”.

¿Algo más que decir?

Sí, ahí les va:

“(Los delincuentes) agreden a mujeres, a niños, a policías, militares, periodistas, sacerdotes, comerciantes, profesionistas, a gente del campo y la ciudad; ricos y pobres, nos agreden a todos. Hoy le tocó a un apóstol de la justicia, a un juez a quien todos los días dirime conflictos a través de la interpretación y aplicación de la ley, a quien tiene la alta encomienda de preservar nuestro deteriorado Estado de Derecho, a quién combate la impunidad, tal vez el mayor de nuestros males”.

Y es que Arturo Nahle lo remarcó contundente. Con el artero asesinato de Roberto Elías no sólo mataron al hijo, al padre, al esposo, al hermano, al amigo, no, se mató también a uno de los encargados de que el pacto social persista.

“…se mata a quien hace valer las reglas del juego que todos jugamos: el juego de la vida, del trabajo y de la vida en común. Pero cuando se asesina a un juez no se asesina del todo la justicia, esta subsiste mientras subsisten las leyes y las instituciones encargadas de aplicarlas”.

Eso sí, a falta de, tuvo que ser Arturo Nahle quien reconociera con valentía que la paz y la tranquilidad han sido arrebatadas en Zacatecas por los grupos delincuenciales. Y por qué no, reiterar lo que hasta el cansancio hemos escuchado: “somos más los que a diario nos levantamos a trabajar, a estudiar y a ganarnos decentemente el pan de cada día, que los que se levantan a destruir lo que construyeron nuestros padres y nuestros abuelos, lo que nosotros mismos construimos con esfuerzo y amor a la patria”.

El magistrado presidente del TSJEZ, ya terminada la ceremonia luctuosa en honor del juez zacatecano, confirmó que no se tenían indicios de que Elías Martínez hubiera recibido alguna amenaza en su contra que lo pusiera en peligro, de ahí que, bien a bien, no se sabe cuál haya sido el móvil o la razón del ataque.

Pero la policía ya está investigando…

Corrupción

En Zacatecas se conmemoró el Día Internacional Contra la Corrupción con un buen evento que organizó la secretaria de la Función Pública, Humbelina López Loera.

Ponerle el pie a la corrupción no es cosa fácil, ni rápida. Los intereses son tantos, y de tantos, que lograr el castigo a quienes, sintiéndose la mamá de Gagarin, hacen y deshacen con el recurso público lo que les viene en gana, es una tarea en la que López Loera está empeñada.

Y por sí o por no, llamó la atención el panel Rendición de cuentas para una democracia plena, en donde participaron los zacatecanos y comisionados del INAI, Julieta del Río Venegas y Javier Acuña Llamas, que con Mauricio Merino Huerta, director del Instituto de Investigación en Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (IIRCCC) y Víctor Manuel Andrade Martínez, titular de Asuntos Jurídicos de la Auditoría Superior de la Federación, soltaron buenos conceptos.

La secretaria de la Función Pública dejó en claro que en Zacatecas “no hay espacio ni tolerancia para la corrupción y para la impunidad”, y que sí, al menos en esa dependencia se trabaja para tener un gobierno eficiente, transparente, socialmente sensible y administrativamente eficaz.

Que en otras oficinas no sepan ni qué es eso, y sean solapados por el simple hecho de formar parte de una secta, tampoco es problema de Humbelina López. Cada uno a lo suyo.

Eso sí, Julieta del Río no se podía ir de Zacatecas sin decir una gran verdad, que la corrupción no sólo trata de contar pesos y centavos robados, sino de entender que hay corrupción cuando alguien pone en un cargo a un servidor público que no cumple con el perfil. Y sí, tiene toda la razón.

Mauricio Merino se fue por el mismo rumbo y aclaró que si ya se tienen las leyes, las reformas y las instituciones, ahora falta que como ciudadanía se hagan valer y se defiendan. Como quien dice, imponernos como sociedad.

Ya encarrerados, se organizó otro panel, La corrupción en la agenda política, a la que llegaron periodistas como Alfredo González, del Heraldo de México; Salvador Camarena, editorialista de El Financiero y El País, y Sandra Romandía, de Emeequis. Se colaron los locales, Raymundo Cárdenas, de La Jornada, y Gerardo de Ávila, de El Sol de Zacatecas.

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