La Casa de los Perros: Las vidas perdidas en la maraña del crimen organizado

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

La Fiscalía General de Justicia de Zacatecas, que comanda Francisco Murillo Ruiseco, dio conocer una información que tiene que poner a pensar no sólo a las autoridades y los padres de familia, sino a los mismos jóvenes que hoy en día ven como una “opción viable”, el integrarse a un cártel del crimen organizado o, en el peor de los casos, asumir que ellos, solos, son capaces de emprender en este mundo de peligro y sin retorno.

Resulta que Keysa o Kecia y Joel, originarios de Zacatecas y Guadalupe, tras concluir un juicio oral, fueron sentenciados a 50 años de prisión.

Keysa tiene 22 años, Joel 25. Su vida, tras decidir participar en un secuestro en diciembre de 2019, se terminó. Podrán salir del encierro algún día, cuando Keysa cumpla 72 años. Cuando Joel tenga 75 años.

El comunicado de la Fiscalía deja en claro la cruda realidad. En términos de lo establecido por el Artículo 19 de la Ley General Para Prevenir y Sancionar los Delitos en Materia de Secuestro, los sentenciados por los delitos a que se refiere dicha Ley no tendrán derecho a los beneficios de la libertad preparatoria, sustitución, conmutación de la pena o cualquier otro que implique reducción de la condena.

Deberán cumplir completa su sentencia. Ni un día más, pero jamás ni un día menos.

Ilich Fernando y José Manuel, de 28 y 29 años, también fueron sentenciados, pero a 52 años de prisión, esto tras ser acusados por haber cometido los delitos de secuestro exprés agravado y extorsión agravada. Ellos se ensañaron con un hombre de 71 años, de Ojocaliente. Ellos ahora saldrán de prisión, si logran sobrellevar la difícil vida en un penal, cuando su octava década les haya llegado.

En otro juicio oral, en el Distrito Judicial de Fresnillo, Jacobo de 22 años; Fidel de 27; Adriana de 26 y otro Fidel, de 50 años, originarios todos de Zacatecas, fueron condenados a una pena de 50 años de prisión por el delito de secuestro agravado.

Jacobo, a sus 22 años, y tras tomar la decisión de delinquir, ahora afrontará una sentencia que lo mantendrá toda su vida tras las rejas. A los 72 años todo habrá pasado.

Y para que se entienda que muchas veces la justicia tarda, pero al final llega, está el caso de Uriel y Omar, otros secuestradores sentenciados a 50 años de prisión por hechos sucedidos en Fresnillo en agosto del 2018. Ambos verán pasar inexorablemente su vida en una cárcel.

Estos 10 condenados nunca más podrán disfrutar de una puesta de sol, de un paseo por el campo, por la ciudad. De una escapada a la playa. ¿Por qué no?

Estos jóvenes, cuyas edades fluctúan entre los 22 y 29 años, han perdido toda la oportunidad de formar una familia, convivir con ella, abrazarla, sin que unos barrotes estén de por medio. De disfrutar una buena comida alrededor de una mesa en la casa familiar durante una Navidad, ni hablar. Eso ya no va a pasar.

Hay casos más graves, como el de Adán, de 42 años, originario de Jiménez del Teúl, que fue condenado a 95 años de prisión por secuestro agravado por hechos cometidos en Zóquite, en enero de 2019. Aquí ya ni lamentarse es bueno.

Keysa, Joel, Ilich, José, Jacobo, Adriana, Fidel, Uriel, Omar, Adán, así, sin apellidos, porque hasta su identidad desperdician, son vidas de zacatecanas perdidas en la maraña del crimen organizado.

La vida fácil no existe, y menos cuando va de por medio el dolor de una familia que sufre no sólo la incertidumbre de la desaparición de un padre, una madre, un hijo, un hermano. El dolor de saberlo torturado, mutilado, desmembrado, asesinado a sangre fría.

Esa vida que venden los cantantes de narcocorridos, las series de televisión, en donde los delincuentes son felices y viven rodeados de lujos no existe y, eso sí, tarde o temprano, se termina cumpliendo esa máxima: quien a hierro mata, a hierro muere. O peor aún, cumpliendo largas sentencias en un lugar en el que la esperanza no existe.

Estos terribles casos de vidas perdidas deben marcar un alto en la reflexión, sobre todo cuando autoridades como el presidente Andrés Manuel López Obrador privilegia construir un baño sobre otorgarle educación, alimentación y serenidad a miles de niños que a partir de su decisión de darle carpetazo al programa Escuelas de Tiempo Completo, serán echados a la calle con el estómago vacío y sin esperanza.

Triste realidad la que deja a su paso la 4T en México.

Más Mejoralitos

Los zacatecanos pueden estar más que tranquilos tras el anuncio que Oswaldo Cerrillo Garza, secretario técnico y representante de las autoridades que integran la Mesa de Construcción de Paz y Seguridad en el Estado, de que unas 300 familias, algo así como mil 600 personas, podrán regresar a sus comunidades tras ser desplazados por las acciones del crimen organizado.

Pero no salte de gusto, resulta que, hasta el miércoles 9 de marzo, la Secretaría de la Defensa Nacional, en coordinación con la Guardia Nacional y la Dirección de Seguridad Pública Municipal de Jerez, apoyarán a los desplazados de 18 comunidades de Jerez, pero sólo para que vayan a echarle un ojo a su casa y a sus animales. Regresar, regresar, lo que se dice regresar no. Eso no es posible.

Así que los habitantes de El Cargadero, Parral de las Huertas, Guadalupe Victoria, Ordoñez, Juan González, Villahermosa, Palmas Altas, Sarabia, Ermita de los Murillo, Ermita de los Correa, La Ordeña, Plan Carrillo, Briseño, Sauz de los García de Arriba, Sauz de los García de Abajo, Miguel Hidalgo, Monte de los García y Cieneguitas de Fernández deberán seguir a la espera de que la autoridad, en algún momento, implemente una acción efectiva, con estrategia, no simples ocurrencias y Mejoralitos que sólo dejan en evidencia que esa política de los abrazos y no balazos sigue siendo un total fracaso.

Resulta en verdad vergonzoso que un funcionario federal se tome el tiempo de hacer un video y transmitirlo vía Facebook para decir que a los jerezanos desplazados se les brindará seguridad y acompañamiento “para que puedan verificar las condiciones en que se encuentran sus viviendas y ganado que tengan en el área”. Una burla, no cabe duda.

La esperanza: que dice Oswaldo Cerrillo que los tres órdenes de gobierno seguirán implementando operativos para, según él, contenerla comisión de delitos en la región y en todo el estado, aunque olvidó decir si a los desplazados de Fresnillo, Villa de Cos, Monte Escobedo, Tepetongo y Valparaíso también los acompañarán a darle una vuelta a sus pertenencias.

Abrazo solidario

Desde esta columna enviamos un abrazo solidario a Iván de Santiago Beltrán. La pérdida de un hijo es un dolor inconmensurable.

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