La Casa de los Perros: la mezquindad en Fuerza y Corazón por Zacatecas

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

A un mes de que las campañas electorales concluyan, no podemos dejar pasar el hecho de que los candidatos de la coalición Fuerza y Corazón por Zacatecas, léase PRI, PAN y PRD, pagarán cara su mezquindad en las urnas.

Y es que mientras vemos a los de enfrente, sí, Morena, Verde, PT, PES y Nueva Alianza, peleando con uñas y dientes el derecho de salir en las fotografías que adornan los espectaculares con su candidata Claudia Sheinbaum, los otros parecen avergonzarse de la candidata, no su candidata, Xóchitl Gálvez.

Aquí, en Zacatecas, los priistas, los panistas y los perredistas que van a las urnas, además de tirarse a la flojera total, desaprovecharon la oportunidad de impulsar a Xóchitl Gálvez y todos ir juntos al triunfo.

La mujer le echa ganas, hizo un muy buen papel en el segundo debate. Logró que su contrincante se bajara del pedestal y entrara con todo a los catorrazos.

Hasta consiguió que la Sheinbaum la llamara corrupta en pleno debate, tras escuchar ser llamada narcocandidata y ver cómo Xóchitl Gálvez mostraba la fotografía de su exmarido Carlos Imaz recibiendo fajos de billetes del empresario Carlos Ahumada.

No, aquí los candidatos se sienten la mamá de Gagarin, y creen que solos pueden con el mundo. Equivocados están.

Y peor aquellos que, demostrando su ambición, decidieron no renunciar a sus cargos para dedicarse de tiempo completo a la campaña. Creen que su nombre, su cara o su fama los llevará solitos al triunfo. Equivocados están.

Ahí vemos a Claudia Anaya, la eterna candidata, que jamás quiso soltar el hueso en el Senado. ¿Para qué si va en primer lugar de la fórmula? ¿Para qué si prácticamente tendrá otra beca durante seis años más? Hay que evitar la fatiga ¿o no?

Y qué decir de su pupila Gabriela Basurto Ávila, otra que tampoco solicitó licencia y anda de candidata y diputada a la vez. Eso sí, supimos que andaba metida en el proceso electoral por su colorido espectacular, pero nada más.

Para ella, lo importante es exprimir hasta lo último el hueso, porque puede ser el último.

Otro que anda en las mismas es Manuel Benigno Gallardo. ¿Lo conoce? ¡Ah! Pues actualmente es diputado y también candidato a repetir curul, pero esta vez por el Distrito 17, de Río Grande.

Este tampoco solicitó licencia y como orgulloso priista pasea sólo los días que la ley le permite, por las calles de ese distrito. O eso creemos, porque su campaña es como todas, gris. Sin chiste pues.

Y así como estos tres ejemplos están todos, olvidando que Andrés Manuel López Obrador trae un desgaste natural y que, por lo tanto, existe una posibilidad de ganarle. Ya el PRI y el PAN, en su momento, ni con todo el poder del Estado pudieron retener la presidencia de la República. Perdieron pues. ¿Por qué no se podría ahora?

¡Sí!, ya supieron por qué, porque sus candidatos nunca entendieron que tenían en las manos un momento importante de la historia y prefirieron tirarse a la hamaca y negar a su candidata, la que pudo haberlos arrastrado a buen puerto como lo hace Claudia Sheinbaum con los suyos.

Por eso el pleito encarnizado por estar con ella, aparecer con ella, sonreír con ella, ser ella pues.

No podemos decir que las encuestas hoy son la panacea. Pues mientras Massive Caller, por ejemplo, da empate técnico en la mayoría de los cargos en juego, las otras, esas que se publican en periódicos cuyos dueños querían ser candidatos de Morena, dan amplia ventaja a los de Morena, obviamente.

Hoy más que nunca, eso de que quien pague la encuesta es el que gana resulta ser la pura verdad.

Por eso era necesario echar toda la carne al asador, pero los de Fuerza y Corazón por México no lo entendieron así.

Ahí está Carlos Peña Badillo –quien ya se ve otra vez sentado en la curul gracias a la plurinominal–, hoy como dirigente estatal del PRI poniendo piedras en el camino a sus candidatos

O la panista Verónica Alamillo, que desde antes entregó la plaza al vender candidaturas sin importar que los compradores no valieran ni un feo cacahuate.

Y qué decir de la perredista Lupita Hernández, tan aguerrida en otros tiempos, hoy borrada del mapa.

Ahora sólo queda a los ciudadanos hacer la hazaña y acudir el 2 de junio a las urnas y demostrar que quieren un cambio o, simplemente, que prefieren también la comodidad de estirar la mano para recibir un apoyo social y, como los candidatos, evitar la fatiga.

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