lunes, julio 14, 2025
spot_img
HomeEl Callejón de los 58El Callejón de los 58 | Presas llenas, campo vacío

El Callejón de los 58 | Presas llenas, campo vacío

AURELIO GAITÁN

Las imágenes del gobernador David Monreal Ávila caminando los bordes de las presas Miguel Alemán y Santa Teresa buscan proyectar esperanza. Las cifras que presume —más del 50% de llenado promedio en el estado— intentan pintar un panorama alentador. Pero la tierra, tozuda y silenciosa, no se deja engañar. Porque una presa al 50% no es motivo de festejo en un Zacatecas que vive con el corazón seco.

El mandatario asegura que “donde hay agua hay vida” y que el ciclo agrícola será bueno. Pero el parte técnico del 13 de julio le contradice: la mayoría de las presas están cerradas. No entregan una sola gota. El agua está estancada. En los sistemas hidrológicos del Río Juchipila, el Bolaños y el Aguanaval, la sequía no arrasa, asfixia. Es una muerte lenta.

La presa Leobardo Reynoso apenas rebasa el 19% de su capacidad. A este ritmo, llenarla tomaría años. Santa Rosa, a dos mil 245 metros de altitud, parece un charco elevado: no entra ni sale agua. Es un monumento a la desidia. La Miguel Alemán —Excame para los locales— guarda menos de la mitad del líquido vital que puede contener. Y aunque algo entra, no basta.

La Julián Adame, ese coloso en Tayahua, está congelado en el tiempo: 77.8% de llenado, pero ni una sola gota de movimiento. La parálisis es más grave que la sequía. Las cifras no engañan, pero sí omiten: no importa cuánto almacenen las presas si el agua no se distribuye. Si el campo no la huele. Si las milpas no la beben.

El discurso triunfalista del gobierno choca con la grieta abierta en los surcos. Mientras el gobernador sonríe en sus recorridos, los campesinos cuentan los días sin lluvia, los animales sin pasto, los niños sin agua. Lo que no dice el comunicado oficial es lo que todos saben en Zacatecas: este año también será de migración, de abandono, de pobreza.

Aquí no hay tiempo para retórica. El campo no se riega con promesas. La tierra exige soluciones, no supervisiones. Porque si el agua se estanca, la esperanza se pudre. Y si las presas siguen vacías de voluntad, no habrá temporal que alcance.

Secuestros virtuales: terror telefónico

María de Jesús, de 58 años, y Ramiro, de 57, vecinos de Pánuco, fueron víctimas de un secuestro virtual. El caso se resolvió gracias a la reacción rápida de las autoridades, pero el hecho revela un patrón criminal cada vez más común y peligroso: la manipulación psicológica a través del teléfono.

Los delincuentes no necesitan armas ni pasamontañas. Les basta una llamada, una voz convincente y un guion de terror. Aislan a la víctima, siembran el pánico y simulan un secuestro. Exigen dinero a la familia mientras mantienen incomunicado al supuesto rehén. No hay violencia física, pero el daño emocional es real y devastador.

Este delito prolifera porque las redes de extorsión operan con impunidad desde penales o centros clandestinos. La desinformación y el miedo son sus principales aliados. Y mientras la población no sepa cómo actuar, seguirá cayendo.

Las autoridades hicieron lo correcto esta vez. Pero no basta con reaccionar. Urge una campaña permanente de prevención, educación y rastreo de llamadas. El enemigo ya no golpea la puerta: entra por el celular.

En este Zacatecas de sobresaltos, ni la línea telefónica es refugio seguro. El miedo, otra vez, marca el tono de lo cotidiano.

Justicia que llega a pie

En un país donde la justicia suele ser privilegio de unos pocos, la Fiscalía General de Zacatecas ha echado a andar una idea sencilla pero poderosa: llevar el Ministerio Público hasta donde nadie más llega.

La Escuela Primaria “Modelo”, en el municipio de Calera, fue la última escala del Ministerio Público Itinerante, una iniciativa que pretende acercar la ley a quienes, por distancia, pobreza o miedo, no pisan un edificio judicial.

Ahí, entre aulas y bancas, se recibieron denuncias, se elaboraron actas circunstanciadas y se brindó orientación legal. Servicios básicos, sí, pero fundamentales para quienes viven al margen del aparato institucional.

La Dirección de Atención Temprana y Justicia Alternativa entiende algo que muchos en el poder olvidan: que, sin presencia territorial, no hay Estado de Derecho. Que no hay justicia si no se escucha la voz del que no puede moverse.

Pero este esfuerzo, aunque loable, no puede ser flor de un día ni espectáculo de campaña. Para que el Ministerio Público Itinerante no se vuelva sólo anécdota, debe haber continuidad, evaluación y resultados.

Porque en Zacatecas, donde la impunidad se pasea con descaro, acercar la justicia no es un gesto: es una urgencia.

Red vieja, bronca nueva

Treinta años pasaron sin que nadie metiera mano al drenaje ni al agua potable en Guadalupe de las Corrientes y Estación La Colorada. El abandono fue criminal: tuberías de concreto y asbesto podridas, colapsadas, dejando a familias enteras entre fugas y taponamientos. Hoy, por fin, el Ayuntamiento de Villa de Cos inicia una sustitución urgente, obligada por el deterioro y la presión social acumulada.

Pier Michel Ríos Ruiz, alcalde, reconoce el desastre y anuncia que también se ampliarán redes en El Rucio, Bañón y la cabecera municipal. La necesidad apremia: la población crece, y los servicios colapsan.

Pero lo que detuvo estos proyectos no fue falta de dinero, sino de voluntad federal. Ríos Ruiz denuncia retrasos absurdos en la aprobación de obras, revisadas con lupa burocrática desde la Ciudad de México. En Villa de Cos, los proyectos de 2024 comenzaron en marzo, apenas quince días después de su luz verde.

Hoy, asegura el alcalde, 70% de las obras ya están aprobadas. La meta es clara: concluir antes de que el reloj presupuestal se agote. La pregunta es si bastará el tiempo para revertir décadas de desinterés institucional. Porque el agua no espera, y el drenaje, tampoco.

Artículos Relacionados

Últimas Noticias