sábado, julio 26, 2025
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El Callejón de los 58 | La lengua como raíz y camino en Zacatecas

AURELIO GAITÁN

En un estado donde los pactos institucionales suelen naufragar en la retórica, la firma de un convenio entre la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) y el Ayuntamiento de Río Grande merece detenerse. No por el acto protocolario en sí, sino por lo que representa: una apuesta por consolidar, desde lo local, una educación pública que dialogue con la realidad de las comunidades.

El rector Armando Silva de la Torre lo dijo sin rodeos: sin la voluntad municipal, la extensión universitaria se vuelve inviable. Y tiene razón. El Programa de Extensión Universitaria de Lenguas (PEUL), presente desde hace más de una década en Río Grande, ha sobrevivido gracias a ese respaldo. Hoy atiende a 502 estudiantes en 21 grupos, con apenas seis docentes. Más que cifras, estos datos revelan una demanda sostenida que exige mayor infraestructura, recursos y visión a largo plazo.

La UAZ, golpeada por años de precarización financiera y tensiones internas, necesita hoy más que nunca reconstruir vínculos con los territorios. En su intervención, el rector habló del compromiso de analizar “cada punto” para hacer crecer el PEUL. Ojalá ese análisis incluya no solo la infraestructura, sino también la pertinencia cultural de la enseñanza, el arraigo de los jóvenes y las posibilidades reales de profesionalización.

Por su parte, el alcalde priista Mario Córdova Longoria fue claro: el municipio quiere un campus. Lo anhela. Y aunque por ahora eso parezca un proyecto lejano, lo cierto es que ya se ha sembrado una base. El PEUL puede ser semilla, pero no basta con sostenerlo. Hay que nutrirlo, ampliarlo, imaginarlo como el inicio de una presencia universitaria integral: con investigación aplicada, prácticas profesionales y soluciones concretas a problemas locales.

En tiempos donde muchas comunidades se sienten abandonadas por las instituciones, ver a la universidad tender la mano —y encontrar otra que la reciba— no es un gesto menor. Que no se quede en foto de prensa. Que sea, de verdad, un pacto por la educación como herramienta de transformación.

Porque en municipios como Río Grande, donde las oportunidades escasean, hablar otro idioma puede ser la diferencia entre partir o quedarse, entre rendirse o resistir.

Florinda Meza y la estatua que nos retrata

Lo insólito no es la estatua. Es lo que revela.

El municipio de Juchipila suspendió rondines, patrullajes y vigilancia comunitaria para resguardar una escultura de Florinda Meza. La prioridad fue evitar que una figura de bronce fuera vandalizada, aunque eso significara dejar sin protección a colonias golpeadas por la violencia cotidiana.

Cientos acudieron al llamado, unos a defender el “valor cultural” de Doña Florinda; otros, a exigir su retiro. Medios de todo el país cubrieron la escena como si el pueblo ardiera en efervescencia. Pero lo que arde es otra cosa: la falta de sentido común en las decisiones públicas.

La estatua, instalada sin consenso y ahora defendida con fuerza pública, ha convertido a Juchipila en una especie de caricatura. Mientras tanto, los problemas reales —robos, violencia, abandono— siguen ahí, ignorados.

La polémica ha puesto a Juchipila en boca de todos, sí, pero ¿a qué costo? Entre el meme y el despropósito, queda claro que la estatua de Florinda Meza no representa al pueblo: lo exhibe. Como espejo de un municipio donde las prioridades están patas arriba.

La arracada, orgullo que perdura

La arracada jerezana no es sólo joya: es herencia, identidad y economía en movimiento. Así lo dejó claro el primer Festival de la Arracada Jerezana, donde orfebres locales compitieron en creatividad y técnica para honrar este símbolo que ha atravesado generaciones.

El primer lugar fue para Alfredo Pérez Aguirre, quien recibió 25 mil pesos por su pieza ganadora; Bryan Hernández y Ernesto Carrera obtuvieron el segundo y tercer lugar, respectivamente. Samuel Berumen, en representación del alcalde Rodrigo Ureño Bañuelos, celebró la calidad de las obras y afirmó que Jerez se consolida como referente de la orfebrería tradicional mexicana.

El festival incluyó una expoventa con joyerías locales, pasarela con la Corte Real 2025 —Anttziry, Jimena, Angie y la pequeña Karely Hernández—, así como la presentación del ballet de la Academia de Jackie Ultreras. Durante la clausura, el subsecretario de Desarrollo Artesanal, César Sánchez Barajas, destacó la importancia cultural y económica de este ícono jerezano.

Se rindió homenaje a Justo García Fernández y Ventura García Lozano, creadores de la arracada, a través de sus familias. Porque en Jerez, la elegancia no es un lujo: es una tradición que se sigue forjando, pieza a pieza.

Sobre la Firma

Columnista especialista en municipios, justicia y poder.
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