miércoles, octubre 8, 2025

Zacatecas se incendia

CARLOS PEÑA BADILLO

El pasado viernes, 3 de octubre, cientos de imágenes de camiones de pasajeros y tractocamiones incendiándose en 12 puntos de la geografía zacatecana, pudieron resumirse en una fotografía de nuestro amigo fotógrafo, Juan Manuel Robledo, donde se ve la magnitud de los incendios y el destrozo de las carreteras de Zacatecas.

Ese mismo día, el secretario de Seguridad Pública de Zacatecas, Arturo Medina Mayoral, informaba a los 30 Diputados, de la LXV Legislatura del Estado, que la situación de inseguridad no solo estaba controlada, sino que era ejemplo para otros estados y la propia Federación.

Ese discurso sobre la disminución del 75 por ciento de homicidios dolosos todavía fue más grande en las palabras de la presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, quien este domingo dijo que en Zacatecas ya se habían reducido en un 88 por ciento esos homicidios, y que el estado era ahora, ejemplo nacional.

Así las cosas, mientras los discursos se embellecen con palabras grandilocuentes, mientras las cifras se maquillan y se machacan los logros, en el renglón de la seguridad todo se fue para abajo con el mensaje profundo y serio que las llamas de los vehículos quemados arrojaron hacia miles de familias que vieron los hechos, a través de las redes sociales, conservando una gran duda, porque ante la falta de información la gente se preguntaba a qué se debía tal infierno. Hubo quien afirmaba que habían detenido a un capo en Sombrerete; otros decían que no, que el capo fue detenido en Fresnillo y otros más decían que lo sucedido era resultado de un ataque armado un día anterior, en el municipio de Tabasco.

Ante las justificadas dudas, hay datos más concretos y serios, así como reportes de inteligencia –reportó el columnista especialista en seguridad, Héctor de Mauleón–, que indican que los narcobloqueos del viernes están conectados con el desmantelamiento, realizado la semana pasada, de un laboratorio clandestino ubicado en Cupia, Durango, donde las fuerzas federales destruyeron dos mil 700 kilos de metanfetaminas, causándole pérdidas millonarias a la organización de los hermanos Cabrera Sarabia, socios de El Mayo Zambada, que desde hace varios años combaten en Zacatecas contra el Cartel Jalisco Nueva Generación.

Dicho laboratorio de Durango, de 50 mil metros cuadrados, que nadie vio en el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, tenía una producción de 50 toneladas de droga por semana y fue el tercer desmantelamiento realizado en un mes, produciendo pérdidas por seis mil millones de pesos para los narcos.

Por eso los reportes de inteligencia dicen que la quema de 37 vehículos en los municipios de Calera, Cuauhtémoc, Fresnillo, Sombrerete, Río Grande y Villanueva dieron al traste con la comparecencia del secretario Medina Mayoral y desmintieron, con mucha anticipación, el triunfalismo de la presidenta de la República.

No cabe duda de que la reducción de la violencia tiene un costo, el aviso de que un pacto no fue respetado fueron los narcobloqueos del pasado viernes.

Para esa sincronización de acciones está claro que los narcos sobreviven en todos los municipios señalados. Solo así pudieron hacer un operativo en 12 puntos simultáneamente. Mientras las autoridades con sus respuestas lentas, como siempre, esperaron hasta el amanecer para atender este grave problema.

No cabe duda de que avanzamos irremediablemente hacia la mayor desilusión de que tengamos memoria sobre el trabajo gubernamental. En el caso de los discursos que nos hablan de los grandes resultados, solo nos pintan una realidad inexistente y en el caso de los narcobloqueos e incendio de vehículos, nos hablan de nuestra lastimosa realidad.

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