Calera, Zac.- La comunidad de Ramón López Velarde, en el municipio de Calera de Víctor Rosales, fue escenario de una jornada solidaria sin precedentes. Cerca de 200 personas recibieron atención médica gratuita durante la quinta edición de la Feria de la Salud, un esfuerzo coordinado entre Un Movimiento Honesto, el Club de Leones, el Sistema Municipal DIF y el Ayuntamiento local, con el respaldo del diputado federal Ulises Mejía Haro.
Bajo la sombra de la necesidad y la urgencia, profesionales voluntarios —médicos, enfermeras, nutriólogos, dentistas y especialistas— desplegaron una red de servicios que incluyó ultrasonidos, medición de presión arterial y glucosa, exámenes de la vista, pruebas auditivas, consultas dentales y revisiones mamarias. La entrega de lentes graduados para vista cansada, astigmatismo y miopía marcó un alivio tangible para decenas de familias.
Pero la feria trascendió lo clínico. En un gesto que reconoce la dignidad en los detalles, se ofrecieron cortes de cabello, asesorías nutricionales y legales, demostrando que la salud no es solo ausencia de enfermedad, sino plenitud social.
Ulises Mejía Haro, diputado federal, destacó el valor de la colaboración: “Esto no es caridad, es justicia. La salud es un derecho, no un privilegio de quienes pueden pagarla”. Su mensaje resonó entre los presentes, muchos de ellos campesinos, madres solteras, ancianos olvidados por el sistema.
La Feria de Salud no fue un evento aislado, sino un eslabón en una cadena de resistencia. Mientras el Estado falla en llegar a los márgenes, la sociedad organizada levanta trincheras de esperanza. La pregunta queda flotando: ¿Cuántas ferias más serán necesarias antes de que el derecho a la salud deje de ser una concesión y se convierta en realidad?
En Calera, al menos por un día, la respuesta se midió en sonrisas aliviadas, en diagnósticos oportunos, en lentes que devolvieron el mundo a su lugar. El trabajo todo lo vence, pero la deuda sigue intacta.
LNY/Redacción
