La Casa de los Perros: Huevos potosinos

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

En tiempos del exgobernador Alejandro Tello Cristerna, los vecinos de Aguascalientes urgían por un muro tipo Berlín que, eficazmente, dividiera la frontera entre ambas entidades. Fifís como son en ese estado, se manifestaban aterrados con la idea de que la maldad que impera en Zacatecas se les brincara y perjudicara su vida llena de progreso y seguridad.

Y el encargado de ser el vocero de los deseos de los aguascalentenses obviamente era su gobernador, el panista Martín Orozco Sandoval.

Pero se fue Alejandro Tello, a disfrutar de la buena vida que California puede dar, y las cosas siguieron igual. En los diarios de Aguascalientes se leen, un día sí, y otro también, las notas informativas en las que la población manifiesta su preocupación por el hecho de que cientos y cientos de desplazados por la violencia que ahoga a Zacatecas hayan decidido radicar en el azul y super desarrollado Aguascalientes.

Matizan sus quejas diciendo que no es que no quieran a los de Zacatecas, pero que en las camionetas en las que llevan a cabo las mudanzas, sin querer queriendo, los malosos se podían colar y no, eso sí que no.

Y luego está el gobernador naranja de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, quien también, sin pelos en la lengua, pidió al presidente de los abrazos, Andrés Manuel López Obrador, le ayudará a fortalecer los límites de Jalisco y Zacatecas.

El de Movimiento Ciudadano se quejó amargamente de que “los problemas que están pasando del otro lado de nuestra frontera tienen un impacto en Jalisco. Están generando un ambiente muy complicado, en una de las zonas con mayores niveles de marginación, que está teniendo ya impactos incluso en la operación de nuestros sistemas de salud”.

Y atrás no se quedó el de Durango, el panista José Rosas Aispuro Torres, quien dijo que el tránsito diario entre los límites de Zacatecas y Durango “comienza a resultar riesgoso para los duranguenses”. Dijo que los de allá eran asaltados por las bandas de acá en los tramos carreteros que conectan a ambas entidades.

Alegó que tenía reportes de que “aquella entidad” ha sido catalogada como peligrosa, pero que ellos sí mantenían vigilancia con elementos estatales y de la fiscalía general, y que se reuniría con la secretaria de Seguridad Pública del Gobierno Federal, Rosa Icela Rodríguez, para procurar mantener coordinación.

Hoy, ya en tiempos del nuevo inquilino de La Casa de los Perros, las cosas han empeorado, y no por el hecho de que los vecinos de Aguascalientes sigan sin querer ver, ni en pintura, a los de Zacatecas, ni porque los de Jalisco y Durango ya vean con otros ojos a los de acá, sino porque a la queja se ha sumado, públicamente, el gobernador de San Luis Potosí, amigo de David Monreal Ávila y, supuestamente, aliado de la 4T, Ricardo Gallardo Corona, quien viste normalmente camiseta verde.

Gallardo Corona fue más lejos y dijo que al menos en San Luis sí le estaban “metiendo huevos” al combate del crimen organizado y que, por ello, no iban a permitir que bandas criminales de Zacatecas llegaran a su estado en donde tienen que cuidar la enorme inversión que empresas transnacionales tienen y que dan empleo a miles y miles de potosinos.

Lo peor es que, en entrevista con medios de comunicación, urgió al gobierno de Zacatecas a que ponga manos en el asunto y controle la inseguridad, porque hasta el momento ellos han hecho el trabajo que le correspondían a Zacatecas. ¡Auch!

Ricardo Gallardo, con 16 días al frente del gobierno de San Luis Potosí, se dijo confiado en poder reunirse con David Monreal, porque hasta hoy, Zacatecas «se ha quedado solo» en la lucha contra el crimen organizado.

Adelantó que sería esta semana cuando pudiera reunirse con el zacatecano para pedirle que apoye para reforzar la frontera, porque son ellos, los de San Luis, los que se han encargado de replegar a los malos, y “si no nos ayudan en Zacatecas, pues nos están dejando cargar todo a nosotros”.

Ayer por la noche, en Fresnillo, ejecutaron en su día de descanso a una mujer integrante de la Policía Metropolitana. Se suma a los cuatro que antier fueron asesinados en la capital de Zacatecas, y al policía en calidad de desaparecido del que nadie sabe y del que los integrantes de la Mesa Estatal de Construcción de Paz y Seguridad, en su conferencia de prensa inédita, nunca dijeron ni pío.

Una vez más, Zacatecas se encuentra atrapado en su isla de atraso económico e inseguridad que, pareciera, a nadie en la nueva gobernanza interesa en lo más mínimo.

Acá, la prioridad es despedir a los burócratas del PRI que se tiene que ir porque son del PRI; acá es más importante placearse en Guadalupe y Zacatecas que estrechar lazos con los 56 municipios restantes que, aunque no todos de Morena, ni todos del PRIAN, son de Zacatecas, y punto.

Acá, trabajar en equipo con los legisladores federales del PRIAN no es tampoco una tarea que tenga que llevarse a cabo ya. Total, son los otros, a los que no hay siquiera que correrles la cortesía de una llamada, ya no digamos de parte del gobernador, pero sí de parte de la secretaria general de Gobierno. Porque ya hay secretaria general de Gobierno, aunque muchos no lo crean.

Acá, todo sigue igual…

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