CARLOS PEÑA BADILLO
Los zacatecanos escuchamos la pertinencia del proyecto hídrico “Milpillas”, desde el 2015, cuando el gobernador Miguel Alonso Reyes ordenó la realización de los estudios pertinentes, para presentarlos al entonces presidente Enrique Peña Nieto y conseguir su autorización.
Desde ese tiempo, Milpillas tenía luz verde buscando resolver el desabasto de agua tan peligroso, porque pueden quedarse sin el vital líquido miles y miles de familias, sobre todo de los municipios de Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas.
Es una obra sumamente importante pero que lleva 9 años sin que los últimos dos gobiernos le encuentren la cuadratura al círculo.
El proyecto original no logró avanzar gracias a que unos agitadores profesionales convencieron a los ejidatarios de El Potrero y otros ejidos para que elevarán considerablemente el precio de sus tierras, casi, casi para que no fuera posible comprarlas, pero además diciéndoles que esa presa y la construcción del acueducto para traer el vital líquido a Zacatecas les generaría múltiples anomalías en sus parcelas, y familias, además de que secaría el río Atenco.
A partir de entonces la oposición de los ejidatarios es tan determinante que durante el mes de julio anterior ni siquiera permitieron que el director de la Conagua y la secretaria del Agua y Medio Ambiente, Susana Rodríguez Márquez, efectuaran un recorrido por el lugar.
Pero, aunque el proyecto Milpillas tiene la autorización de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y su principal vocero en Zacatecas, Alfonso Ramírez Cuéllar, no se cansa de insistir que es la panacea para resolver la necesidad de agua potable para casi 500 mil zacatecanos, el proyecto sigue estancado.
En el gobierno de Alejandro Tello Cristerna, también se mencionó que el proyecto estaba autorizado y que se iniciarían de inmediato los trabajos, pero igual que en este gobierno, nunca se encontró la forma de negociar, de convencer y de trabajar junto a los ejidatarios, en un proyecto alterno que realmente los beneficie, que satisfaga sus demandas y que se convierta en un tema de ganar, ganar.
En lugar de la negociación, del acuerdo, de la operación política, y si se quiere de la diplomacia, las autoridades estatales involucradas en este tema han preferido hacer mancuerna con la directora de Obras Públicas del municipio de Jiménez del Teul, Liliana Nayeli Herrera Muro, para acosar y acusar de todos los malos a la dirigente del Movimiento en Defensa del Territorio y el río Atenco, Sandra Miranda Ortega y el delegado comunitario, Adrián Ramos Torres.
Ellos, según denunciaron en un comunicado de prensa, indican que tanto las autoridades de Jiménez del Teul, como de la Secretaría del Agua y Medio Ambiente estatal pretenden involucrarlos con un supuesto esquema irregular de compraventa de terrenos, con el argumento, de que si no los venden serán expropiados por el gobierno federal.
Por ese motivo los denunciantes hacen responsable a la Dra. Susana Rodríguez Márquez y otras autoridades del gobierno estatal, por los daños que les puedan ser ocasionados a la privacidad, seguridad y dignidad de las familias afectadas, así como por la exposición pública de información personal que vulnera sus derechos humanos.
Se trata, dicen los representantes ejidales, de una campaña de odio contra la principal defensora, Sandra Miranda Ortega, porque es ella la que abiertamente se ha opuesto a la presa Milpillas desde que el entonces secretario de Sama, Víctor Armas, en el quinquenio anterior, acudió a la zona para tratar de reiniciar los trabajos.
El tema por sí solo requiere una especial relevancia porque la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo incluyó en el Plan Nacional Hídrico, el proyecto de Milpillas, pero dio indicaciones al gobierno estatal para que resolvieran el tema de los ejidatarios inconformes que no ceden en la venta de sus terrenos.
Digo yo que es un tema toral, porque efectivamente la carencia de agua en Fresnillo, Guadalupe y Zacatecas es alarmante, las autoridades obligadas a resolver esta parálisis del proyecto siguen sin entender que, bajo el acoso, la amenaza y el abuso, siempre y sencillamente Milpillas no avanzará.
Son 9 años de confrontación y de exigencias. Hace falta la mesa de diálogo entre afectados e interesados por resolver y que ambos mandos se presten a negociar, pero bajo el esquema de ganar, ganar. Este ya no es tiempo para imposiciones.
Sobre la Firma
Diputado, exalcalde, voz opositora firme
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