OMAR CARRERA PÉREZ
Lo dicho por un fundador de Morena, Ricardo Monreal no es otra cosa que una advertencia brutal: Morena está entrando a su etapa más riesgosa, una donde el enemigo no está fuera, sino dentro. Y no es poca cosa. La fuerza mayoritaria, el partido en el poder, se encamina a un proceso de descomposición interna si no se le pone freno a tiempo.
El lider de la Camara de diputados federales, lo dice con claridad: la disputa que se avecina en Morena será “insalvable”. Palabra fuerte. Porque no habla de diferencias naturales, sino de una fractura real, profunda y peligrosa. Y es que cuando el poder se vuelve botín, cuando la ambición personal se impone sobre el proyecto colectivo, el partido más fuerte se convierte también en el más vulnerable.
La lucha adelantada por candidaturas —a 17 gobernaturas, reelecciones, alcaldías, regidurías— ya comenzó. Y en lugar de ver militancia organizada, se ven tribus, se ven facciones. Lo que hoy asoma en Morena es una batalla campal entre liderazgos locales, regionales y nacionales, que lejos de fortalecer el movimiento, lo desgastan.
Y tiene razón en otra cosa: las grandes derrotas en la historia de México no han venido del exterior, sino del veneno interno de la división. Así se perdió la mitad del territorio, así se rompieron movimientos sociales, así fracasaron gobiernos progresistas en el pasado. Morena no está exento.
Que no se confundan: no se trata de disciplinar para callar, sino de madurar políticamente para preservar un proyecto de Nación. La presidenta Claudia Sheinbaum arranca un sexenio lleno de expectativas, con reformas ambiciosas en marcha y una base social que aún confía. Pero si las bases del partido comienzan a resquebrajarse por intereses personales, ese respaldo se evaporará.
Morena no puede convertirse en un PRI tardío, ni en un PRD reeditado. Si permite que el fuego amigo lo consuma, no habrá adversario que lo destruya, porque el colapso será autoinfligido.
Lo dijo Ricardo: sería suicida caer en la lucha interna de descalificaciones y diatribas. Y en política, los suicidios siempre se cobran con derrotas históricas.
La elección de 2027 puede ser el punto de quiebre. O Morena se reorganiza con altura de miras, o será víctima de su propio éxito. Porque nada es más peligroso para un movimiento político… que el exceso de poder mal repartido.
Sobre la Firma
Ingeniero, funcionario estatal y columnista morenista.
omar.carrera@zacatecas.gob.mx
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