viernes, septiembre 5, 2025
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El Callejón de los 58 | Río Grande: baches tapados, deudas abiertas

AURELIO GAITÁN

Mario Córdova Longoria rindió su primer informe de gobierno en Río Grande con un gesto que llamó la atención: cancelar la ceremonia protocolaria y destinar los recursos a un programa intensivo de bacheo. La decisión fue avalada por el Cabildo y presentada como un acto de obediencia ciudadana. Menos discurso, más pavimento.

El informe presumió “finanzas sanas”, sin adeudos con el SAT ni con proveedores, y una administración que ya acumula más de 110 mil atenciones ciudadanas. También se destacaron más de 100 ampliaciones eléctricas en coordinación con la CFE y el proyecto de instalar paneles solares en todos los pozos para reducir gastos energéticos. En el papel, los logros lucen ordenados y oportunos.

Pero la sindica municipal, Gabriela Alvarado, recordó lo esencial: aún falta por atender la seguridad, la vialidad y los servicios básicos. El gesto simbólico de destinar recursos al bacheo no borra la urgencia de resolver problemas de fondo. Una calle reparada no compensa la falta de empleo ni sustituye un sistema de vigilancia eficiente.

El alcalde asegura que “así lo dispuso la ciudadanía”. Lo cierto es que el entusiasmo por la austeridad no puede convertirse en bandera única. Río Grande merece más que calles parchadas: necesita proyectos de largo alcance, servicios confiables y un gobierno que no solo tapes hoyos en el asfalto, sino también los vacíos estructurales que siguen abiertos.

Sombrerete: salud en paro, salud en deuda

El Hospital Comunitario de Sombrerete reanudó actividades tras el paro de “brazos caídos” que inició el 27 de agosto. Los trabajadores liberaron oficinas y servicios después de alcanzar acuerdos con Carlos Hernández Magallanes, titular del IMSS Bienestar.

La protesta no se originó por salarios ni por falta de equipo, sino por un acto de justicia elemental: el despido injustificado de Juana Isabel Rodríguez Loera, jefa de Enfermería. El error administrativo obligó a médicos y enfermeras a detener actividades y atender únicamente emergencias. Solo tras días de tensión, las autoridades reconocieron su falta y ofrecieron disculpas públicas.

Juana Isabel declinó regresar al cargo por motivos personales, pero el acuerdo incluyó nombrar a una nueva jefa de Enfermería y, sobre todo, garantizar que Sandra Torres no vuelva como administradora, tras las denuncias por malos tratos e insultos verbales al personal.

El episodio revela algo más que un conflicto laboral: expone la fragilidad de la salud pública en Zacatecas. Que un hospital suspenda sus servicios porque no hay un canal digno y eficaz para dirimir un despido habla de la precariedad institucional.

La salud es un derecho, pero en Sombrerete parece depender de la voluntad sindical o del error burocrático. Mientras tanto, los pacientes fueron rehenes silenciosos de una disputa que nunca debió escalar. El servicio se reanudó, sí, pero la herida queda abierta: un sistema de salud que se tambalea entre disculpas tardías y paros necesarios para exigir lo obvio.

Vieja política con nuevos colores

En Pánfilo Natera y Susticacán quedó conformada la Coordinación Operativa Municipal de Movimiento Ciudadano. El discurso fue ambicioso: construir “el mejor Zacatecas de la historia”, erradicar la vieja política y abrir paso a la innovación, la transparencia y la justicia social.

El coordinador estatal, Juan del Real, habló de un cambio real frente a los errores de generaciones pasadas. La delegada de Jóvenes, Ana Paola Contreras, recalcó que se abre un espacio para que la juventud decida y transforme su futuro. También se escucharon compromisos de diputados locales, como Ana María Romo y Marco Vinicio Flores, quienes aseguraron que sus iniciativas en el Congreso ya llevan el sello de inclusión y certeza.

El tono fue de esperanza, de ruptura con un pasado que huele a promesas incumplidas. Sin embargo, la retórica no borra una verdad incómoda: todos los partidos han usado estas mismas palabras. Unidad, transparencia, justicia, futuro. El léxico de la política mexicana se repite con apenas un cambio de logotipo.

En Pánfilo Natera se prometió que “en 2027 se pintará de naranja”. El matiz cromático puede cambiar, pero la pregunta persiste: ¿habrá resultados tangibles en salud, empleo y servicios, o solo discursos reciclados?

Las comunidades esperan hechos, no arengas. Mientras la vieja política se disfraza con nuevos colores, la ciudadanía sigue esperando un cambio real que aún no se asoma.

Sobre la Firma

Columnista especialista en municipios, justicia y poder.
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