CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
El domingo, bajo los reflectores del Museo Manuel Felguérez, el Partido Acción Nacional celebró su Asamblea Estatal. Se tomaron fotos, se pronunciaron discursos y se habló, como siempre, de unidad, renovación y esperanza. Se eligieron consejeros nacionales y estatales, se prometió fortalecer estructuras y se repitió, casi como mantra, que ahora sí el PAN volverá a ser la opción que Zacatecas necesita.
Pero más allá de la parafernalia azul, la realidad golpea con rudeza: de los 58 municipios del estado, el PAN sólo tiene estructura en 32. Veintiséis siguen huérfanos. Y sin pies en la tierra, no hay alas que alcancen los cielos del 2027.
Aldo Peláez Mejía, dirigente estatal, habló de “consolidar un partido fuerte, sólido y congruente”. El discurso es correcto, el mensaje necesario. Pero el terreno político no se conquista con buenas intenciones. Hoy, el panismo zacatecano intenta rearmarse en medio de su mayor debilidad estructural y con una militancia dividida entre la nostalgia del pasado, el desconcierto del presente, y las familias que lo ahogan.
Durante la Asamblea se eligieron 80 consejeros estatales —40 mujeres y 40 hombres— y cuatro representantes nacionales: Miguel Varela Pinedo, Leonel Cordero Lerma, Jackie Martínez y Laura Becerra. A ellos se suma Noemí Luna Ayala, con su lugar asegurado en la dirigencia nacional.
El encuentro blanquiazul giró en torno a Miguel Varela, quien tiene la mira puesta en la gubernatura. Quiere ser el abanderado de Acción Nacional en 2027. El problema es que el PAN, solo, no alcanza para ganar ni una diputación local en la mitad del territorio. Los números lo dicen sin rubor: Morena sigue llevando la batuta en todas las encuestas.
El panismo apuesta a “reconstruir su identidad”, pero la identidad sin músculo electoral se queda en un ejercicio de nostalgia. El 2027 no está tan lejos como parece y los tiempos políticos corren más rápido que las promesas. Si Acción Nacional no entiende que el juego se gana en alianza o no se gana—, el sueño azul terminará, otra vez, hecho agua entre las manos.
Los nuevos consejeros podrán hablar de trabajo en equipo y renovación institucional. Podrán organizar reuniones, tomarse fotos y difundir mensajes de unidad. Pero nada de eso servirá si no logran reconectar con la ciudadanía, esa que dejó de creerles.
Zacatecas no necesita discursos vacíos ni partidos que vivan de su historia. Necesita oposición real, con agenda, con propuesta, con rostro humano. Y hasta ahora, el PAN sigue siendo un eco del pasado que no termina de reinventarse.
La política, decía un viejo militante, no se gana en los auditorios sino en las calles. Ahí donde la gente ya no compra promesas.
Porque mientras el PAN habla de renovación, Morena sigue gobernando, y la oposición, entre dimes y diretes, apenas logra reorganizar su agenda. Si no hay un frente amplio, si no hay humildad para pactar con otros, el 2027 será, otra vez, terreno de derrota.
El azul quiere pintar el mapa, pero los pinceles están gastados y la pintura escasea.
Y como dice el dicho: “El que no escucha razones, escucha derrotas”.
Sobre la Firma
Periodista especializada en política y seguridad ciudadana.
claudia.valdesdiaz@gmail.com
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