GILDA MONTAÑO HUMPHREY
No podríamos desestimar la escualo clásica de la Administración, pues apunta a la mejora de los métodos de trabajo y pretende elevar esta disciplina o rama auxiliar de las ciencias sociales a una propia ciencia.
En la escuela humanística encontramos el intento de aplicar, la psicología o la sociología a la administración, lo cual es válido, porque este ejercicio día a día es realizado por los seres humanos, son los hombres los que administran una empresa o los recursos que provienen del Estado, me parece que la teoría de la transición no ha sido muy exitosa pues no se transitó, sino que la sociología y la psicología co-habitan permanentemente con la administración. Las relaciones humanas habrán de considerarse en esta escuela, hoy en día como un recurso valioso, el más, el recurso humano.
Tampoco me atrevería a señalar que la teoría estructuralista es inexistente o fallida, es tan solo una opinión valida de Weber. Al final el Estado mexicano cuenta con un cuerpo burocrático existente que siempre ha estado allí.
En nuestra opinión la Escuela neo-clásica de la administración, mundialmente conocida por: “Administración por Objetivos” me parece válida, actual y vigente. La podemos encontrar por ejemplo en un programa anual de trabajo (PAT) donde se señalan si, las actividades, pero también los objetivos y resultados que se buscan alcanzar y esto es de suma relevancia, pues los mismos son medibles.
Tampoco es ajena la escuela sistemática de la administración, señala a la organización y nosotros debemos trasladar las enseñanzas de esta escuela al Estado mexicano, es pues, el Estado mexicano la organización desde la óptica sistemática, las relaciones entre las partes, Estado-Trabajador-Gobernado, deben estar en comunión para alcanzar el propósito de todo, el propósito que nos ocupa es la mejor función pública.
Conceptos como excelencia y calidad deben integrarse en el ámbito de competencia y atribuciones de cada entidad administrativa. Por experiencia, sabemos que todo es perfectible; de ahí surgen iniciativas como la mejora regulatoria. No solo el marco jurídico puede optimizarse: la función pública exige que los servidores del Estado actúen con excelencia, calidad, buenos oficios y trato digno hacia los ciudadanos, por ello, los principios deontológicos y éticos en los códigos ya plasmados con tinta indeleble, deben ser siempre observados, no solo por los servidores públicos burocráticos que tiene contacto con el administrado, sino y comenzando desde el funcionario más encumbrado hasta el servidor público más modesto.
Por lo anterior encontramos también relevancia en la teoría Z, conjugar los intereses de los trabajadores con los de la organización (El Estado) a efecto de mejorar la calidad para el cliente (el gobernado) es necesario en todo tiempo.
Por ejemplo: ¿Cómo podríamos traspolar esta circunstancia? ¿Cómo podríamos elaborar un sincretismo de la teoría Z en el mejor desempeño por ejemplo, de las Procuradurías Estatales?
Podemos crear en prospectiva un escenario favorable, pues la función pública, no son solo dígitos o dinero o prestación de servicios, también es de trato igualitario equitativo; la teoría Ringi intenta mejorar el desempeño organizacional, para nosotros es mejorar el desempeño institucional.
Y la teoría de las restricciones la podemos aplicar en una simplificación administrativa permanente, con una revisión constante para re-plantearnos que sirve y que podemos desechar que pueda agilizar la función administrativa.
La reingeniería siempre es posible, de hecho sostenemos que es necesaria una jurídica de fondo, una política de fondo, sustantiva que pueda aterrizarse en mejoras significativas para los gobernados, que impacte en mejoras y beneficios colectivos.
Por esto es que varios intelectuales y pensadores no logran ponerse de acuerdo entre sí, ciencia o arte, materia o disciplina, la Administración Pública es un componente integral de varias escuelas, puesto que no ajena a la evolución, a la epistemología y al nacer de nuevo conocimiento, pero tampoco es ajena al empirismo, ni a la praxis.
Es una intersección en una lógica de conjuntos, hay multiplicad de unión. Una escuela, una teoría puede influir más en la doctrina o en la práctica, pero todas están presentes, la Administración Pública no las excluye, pues aunque sería exótico usar el adjetivo camaleónica, lo cierto es que se ajusta a la realidad social y sistema donde el Estado tenga que implementar su accionar, es flexible y variable y a través del Derecho Administrativo regula todo cuento debe y tenga que disponer y no a la inversa.
Sobre la Firma
Comunicadora, editora y analista política
gildamh@hotmail.com
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