Precampañas ausentes de propuestas, sólo guerra sucia

OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO

El proceso electoral adelantado ha generado un sinfín de contradicciones, formalmente inició los primeros días de septiembre, sin embargo mucho tiempo antes se realizaron las elecciones internas de ambas coaliciones dando lugar en el oficialismo al ungimiento de la exjefa de gobierno Claudia Sheiunbaum Pardo y en el Frente Amplio de la Senadora Xóchitl Gálvez Ruiz.

Desde la fase previa se puso al descubierto el uso de recursos de origen dudoso para efectuar grandes concentraciones, pulularon las bardas y espectaculares, e incluso se puso al descubierto el uso de programas sociales para favorecer a tal o cual aspirante, a tal grado de que el excanciller Marcelo Ebrard impugnó el proceso alegando el uso de recursos públicos para favorecer a la ungida de MORENA.

Por el lado del Frente Amplio, desde antes de la designación de la senadora panista Xóchitl Gálvez se enfiló una campaña aniquiladora donde el propio Presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer contratos por más de 1400 millones de pesos concedidos presuntamente haciendo uso de tráfico de influencias desde su desempeño en anteriores responsabilidades públicas; vino luego la acusación de la adquisición de una suntuosa casa por más de 19 millones de pesos que fue adquirida en un menor precio; y en esta semana vino la acusación sobre el plagio del trabajo presentado para la titulación como ingeniera de la panista. En todos los casos de forma personal la frentista ha contestado los embates, en algunos calificándolos de campaña de desprestigio y en el último admitiendo jocosamente que se había equivocado.

En el oficialismo las cosas no han sido distintas, en su proceso interno abundaron las denuncias de Marcelo Ebrard Causaubon y  Ricardo Monreal Ávila que se quejaron del uso de la Secretaría del Bienestar para favorecer a la preferida, vino luego una polémica entrega del bastón de mando por parte de López Obrador que fue seriamente criticada por los opositores toda vez que con ello se abusaba del poder y se inclinaba la balanza desde el aparato gubernamental; recientemente surgió también una polémica sobre la tesis de licenciatura de Sheiunbam Pardo.

En el mismo tono se respondió que no caerían en provocaciones para no quebrantar la unidad, que no había uso ilegal de los recursos, que no eran iguales a los opositores y sobre la famosa tesis apenas empiezan los cuestionamientos, pero seguro estoy que vendrán nuevos escándalos, adelanto que se ocuparan de temas complejos como el metro o el colegio Rebsamen, pero hasta el momento eso es lo que se ha acumulado.

En suma podemos afirmar que este tiempo de precampaña no ha sido otra cosa que un ir y venir de acusaciones, cargándose el mayor embate a la opositora Gálvez Ruiz, pero sin perder de vista que se han lanzado también dardos en sentido contrario, sin embargo podemos afirmar sin temor a equivocarnos que se ha rebajado en absoluto a una vulgar pugna por el poder en donde pareciera que el reto es saber quién tiene más negativos.

Ciertamente existe el impedimento legal de hacer propuestas, por ello sólo se ha acudido a lugares comunes, a manifestaciones sobre buscar el bienestar del pueblo, sea cortando de raíz al actual gobierno o dando continuidad a las políticas del presidente, sin embargo creo sinceramente que más que golpes bajos, el pueblo necesita que se le explique cómo frenar el espiral delictivo que ya ha costado más de 160 mil muertes en actos violentos, que le digan cómo abastecer de medicamentos e insumos a los hospitales y cómo lograr que el vitoreado salario mínimo le alcance para adquirir los productos de la canasta básica como carne, huevo o leche.

Más que espectáculos bochornosos la gente necesita saber cómo se piensa atender la carencia de obra pública, nada de eso existe, en su lugar hay ataques, golpes bajos, descalificaciones y epítetos con el propósito de mostrar las deficiencias del opositor, pero de las soluciones nada. Ante eso, es necesario que el pueblo observe esta realidad, que entienda que no puede votar por el menos peor, que debe observar con atención las propuestas, ponderarse e incluso cuestionar sobre cómo se materializarán, de no hacerlo seguiremos una y otra vez sufriendo los mismos males, siendo víctimas de campañas electorales basadas en guerras de lodo, sin ningún beneficio para la sociedad mexicana.