José Falcón Reveles: Un visionario zacatecano

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX
Nació en la capital de Zacatecas en 1893, hijo de un fundidor de metales, Pedro Falcón y de doña María Reveles quien dio a luz a varios hijos más, de los que solamente sobrevivieron una mujer, Juliana, y un varón, Marcos, a quien José llevaba once años.

La ocupación de su padre llevó a la familia a Vetagrande, buscando las minas de mayor explotación. Fue así que los primeros años –incluso parte de la adolescencia- de José, transcurrieron en Vetagrande. Allí cursó sus primeros estudios, pero los de la secundaria los realizó en Zacatecas: caminaba diariamente de Vetagrande a Zacatecas para acudir a la escuela.

La familia regresó después a Zacatecas y su papá continuó fundiendo metales, además de trabajar en una peluquería para asegurar el sustento de la prole. 

José trabajó como dependiente en una tienda de abarrotes y aprendió con su padre el oficio de peluquero. Al morir sus papás, él mismo se hizo cargo de sus hermanos. Con un esfuerzo realmente meritorio, siguió estudiando en el Instituto de Ciencias de Zacatecas, mientras trabajaba para pagar la manutención de sus hermanos. Fue en el Instituto que, buscando nuevas ocupaciones productivas, se hizo instructor de gimnasia. Sirvieron para su condición física, las largas caminatas que hacía de Vetagrande a Zacatecas todos los días: incluso corría alrededor del lago de La Encantada. Pronto se hizo famoso por su técnica para desarrollar fuerza y coordinación muscular. Mientras que el profesor Marcelino González enseñaba cultura física y calistenia, José Falcón impartía el manejo de las clavas y las argollas.

José fue realmente un hombre con visión. En cuanto pudo, envió a su hermano Marcos a estudiar al Colegio Militar. Al ser ambos aficionados a la gimnasia, cuando regresaba a Zacatecas, enseñaba ejercicios en la barra fija y en las paralelas y dictaba clases de esgrima.

El profesor Marcelino González solía referir un hecho anecdótico: la Federación de Estudiantes se organizó como era costumbre, para reunir fondos para el Día del Estudiante. Contrató a un pugilista profesional para enfrentar a un alumno en una pelea de exhibición. La plaza de toros San Pedro estaba llena el día de la función. Estaban todos… menos el estudiante arrepentido frente a tamaño reto. Aquello se convirtió en un pandemónium pues la gente exigía que el evento se celebrara a toda costa. El único que tuvo el valor de enfrentar al boxeador, fue nuestro inolvidable personaje de hoy: el propio José Falcón. Cumplió la encomienda, pero terminó con un diente menos.

El atleta obtuvo el título de Licenciado en Derecho y con él cerró una época de juventud, llena de esfuerzos personales y de logros que lo hicieron popular entre sus compañeros.

Desde muy joven el inquieto muchacho participó en política como regidor y síndico del ayuntamiento de Zacatecas. En 1921 llegó a la Presidencia Municipal de la capital, pero en 1922 el gobernador Donato Moreno desconoció el ayuntamiento y los miembros del mismo hubieron de refugiarse en Pinos, auto denominándose Congreso Independiente, en un conflicto que cimbró a la entidad y que terminó resolviéndose con negociaciones.

Bien dicen que en política no hay nadie muerto y eso lo demostró José Falcón apenas unos años después, cuando fue electo diputado local. El Congreso fue desconocido por el gobierno de Donato Moreno y otra vez, en 1924, siendo ya gobernador Aureliano Castañeda, en nuevo comicios José Falcón refrendó la decisión de los zacatecanos de llevarlo al Congreso. 

Nuestro personaje fue realmente un zacatecano de cepa: de esos que triunfan a toda costa, contra cualquier obstáculo que sugiera apenas interponerse en su camino. En el Instituto de Ciencias dio clases de Historia y Ciencias Sociales. Con el tiempo fue subprefecto y Secretario General de la institución. En la escuela de Leyes impartió Sociología y Derecho Social, Constitucional y Agrario.

La vida de su hermano, Marcos, alcanzaría para otro artículo como este. Baste decir que en 1929 tuvo problemas con el general Eulogio Ortiz, hombre temido por sus arbitrariedades. Marcos resultó herido en una pierna durante una balacera, perseguido por las fuerzas armadas del general, quienes le acusaron de ser enemigo del gobierno. Tuvo que esconderse y se le gangrenó la pierna. Murió el 2 de marzo de 1929, cuando apenas tenía 24 años de edad. José Falcón, quedó devastado con la pérdida.

Su espíritu luchador le sacó adelante: fue Secretario de Gobierno durante el régimen de Luís Rodolfo Reyes, y llegó a ser Gobernador Interino. 

En 1935 fue diputado local y cinco años después, en 1940, fue nombrado Procurador General de Justicia por el general Pánfilo Natera. Ocupó el cargo cuatro años. En 1944 se dedicó a promover la campaña a gobernador de Leobardo Reynoso, cuyo comité presidió.

Nuevamente fue electo Diputado Local y finalmente, entre 1956 y 1959, ocupó el cargo de Presidente de la Junta de Conciliación y Arbitraje.

El atleta de barrio, el huérfano y padre de sus hermanos, falleció el 8 de diciembre de 1949 a los 68 años. Su sepelio enlutó a muchos zacatecanos que acudieron a rendirle honores en el Instituto de Ciencias y luego en el Templo de San Juan de Dios, donde se realizaron sus exequias.

Zacatecas necesita más hombres como él. Este es un homenaje -que hoy aprovecha esta generosa tribuna- a un zacatecano producto del esfuerzo, que esculpió su cuerpo y su espíritu para hacerse grande para él, para sus hermanos y para su Estado. José Falcón Reveles tiene su sitio, destacado e indeleble, en la historia de nuestra tierra natal.

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