La Casa de los Perros: Los chatarreros mexiquenses desaparecidos en Zacatecas

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Jesús, José, Joel y Salvador salieron de Temoaya, en el Estado de México, para trabajar en Zacatecas. Dos emprendieron camino rumbo a Tabasco, dos más a Jerez. Son chatarreros.

De Jesús Arias Iglesias y José Aguilar Rodríguez, de 23 y 18 años, dedicados a la compra y venta de fierro, no se sabe nada desde el 4 de junio. La Fiscalía inició la carpeta por la No Localización de los mexiquenses hasta el 7 de junio.

Tres días después de haberles perdido la pista en Tabasco, en el muro del dolor que la Fiscalía alimenta en Facebook todos los días con desaparecidos y secuestrados publicaron su ficha de búsqueda.

El 8 de junio, los familiares de Joel Aguilar Rodríguez y Salvador Robles Becerril, de 45 y 18 años, con quienes se perdió comunicación una vez que llegaron a Jerez, el 5 de junio, presentaron la denuncia correspondiente.

También, tres días después de no saber nada de ellos, sus fotografías fueron publicadas con la leyenda: “¡Ayúdanos a localizarlos!

Los días pasaron y los familiares no obtuvieron respuesta alguna de las autoridades en Zacatecas.

Por ello decidieron radicalizar su exigencia bloqueando por más de seis horas las autopistas Toluca-Atlacomulco y Lerma-Valle de Bravo. El caos que esto provocó logró por fin la atención de la autoridad.

Tuvieron que ahorcar a la capital del Estado de México, así como a Atlacomulco y Lerma, para que, ocho días después de que Jesús Arias y José Aguilar desaparecieron, y siete de no saber nada de Joel Aguilar y Salvador Robles, los voltearan a ver.

Debió transcurrir una semana y la atención de todos los medios de comunicación nacionales, por la dimensión de la protesta, que la Fiscalía General de Justicia de Zacatecas enviara un comunicado de prensa en el que presumieron que “partiendo de los datos de la última conexión de sus teléfonos celulares, se realizó prospección para búsqueda en campo, en polígonos de los municipio de Villanueva y Tabasco”.

¡Ah!, pero no olvidaron remarcar que esto sucedió ayer lunes 12 de junio, cuando miles de automovilistas se quedaron varados e impotentes ante lo aguerrido de la protesta.

Sí, porque fue hasta ayer que 40 servidores públicos en 10 unidades móviles, con la colaboración de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional, la Secretaría de Seguridad Pública y la Comisión Local de Búsqueda de Personas, participaron en la búsqueda de los cuatro mexiquenses sin que, lo dijeron muy claro: hasta el momento se hayan obtenido resultados positivos.

Lo bueno es que, señalan en el comunicado, siguen trabajando, lo que es un alivio, en el análisis de los datos obtenidos de su última conexión para determinar rutas de búsqueda –insistimos, ocho días después– que permitan dar con su paradero lo antes posible.

La Fiscalía General del Estado de México ya se sumó a las labores publicando las fichas de búsqueda.

Mientras tanto, a la memoria llegan los ocho cazadores originarios de León, Guanajuato que desparecieron en Joaquín Amaro; o más reciente, la ejecución de los cuatro jóvenes que, también por el rumbo de Jerez, desaparecieron cuando viajaban a Ocotlán, Jalisco, para ser encontrados varios días después, calcinados.

En ambos casos, también se recordará, los familiares protagonizaron protestas porque las autoridades, desde el primer reporte de que no contestaban su celular, no hicieron nada.

Sólo así, bloqueando autopistas y organizado marchas, los familiares fueron escuchados. Sólo así, el caso de los cuatro chatarreros mexiquenses llamó la atención de la Fiscalía de Zacatecas.

Pero también está el caso de Alma Nader Collazo, de 27 años, y Eduardo Rivera López, de 19, quienes fueron privados de la libertad el 11 de junio, en Guadalupe.

De su secuestro nada se sabe, sólo que ya publicaron sus fichas en Facebook. Pero impresionantes operativos de búsqueda, como los que vimos hace unos días cuando fue secuestrado el primo del inquilino de La Casa de los Perros, nada de nada.

Seguramente la autoridad está esperando a que los familiares hagan una manifestación y bloqueen el Bulevar López Portillo para que “40 servidores públicos en 10 unidades móviles, con la colaboración de la Secretaría de la Defensa Nacional, la Guardia Nacional, la Secretaría de Seguridad Pública y la Comisión Local de Búsqueda de Personas” hagan algo para rescatar a Alma y Eduardo.

Sí, ya se acordó también del Niño Teo, secuestrado en Villa Cos, y que apareció varios días después, luego de que la comunidad entera de Chaparrosa cerrara la circulación del Bulevar en la capital de Zacatecas.

Por lo pronto, Zacatecas, otra vez, es el centro de atención por la inseguridad. Otra vez se le señala como un estado en donde lo más peligroso es circular por sus carreteras.

¿No lo creen? Pues preguntemos a los habitantes de Durango, cuyas autoridades se han cansado de pedir el auxilio de la Guardia Nacional ante el riesgo que para ellos significa hacer frontera con Zacatecas.

El último caso: el asesinato de una mujer y su hijo, comerciantes duranguenses que desoyeron la advertencia de no viajar de noche y menos tomar caminos alternos para viajar a Jerez o Fresnillo.

Beatriz Zamora Nájera, presidenta de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño (Canacope), por ejemplo, se queja de la inseguridad en el tramo que corre de Fresnillo a Sombrerete, hoy tierra de nadie.

Y lo peor, la declaración que dio a los medios de comunicación de Durango: “Zacatecas está muy triste, la ciudad está vacía, si la misma ciudadanía tiene temor, como estaremos nosotros que vamos solamente de paso, ahí se puede respirar y se puede sentir la opresión, la inseguridad y más que nada el temor”. ¡Auch!

Pero usted ¡sonría!, porque… vamos requetebién.

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