La Casa de los Perros: Zacatecas sigue en el top de la inseguridad

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

En Calera de Víctor Rosales, el dolor caló hondo durante el homenaje póstumo que rindieron las autoridades municipales encabezadas por el alcalde Ángel Gerardo Hernández –la nueva gobernanza optó por desaparecer del mapa–, a los seis policías que fueron masacrados por personal del crimen organizado e inteligente que ha asentado sus reales en Zacatecas.

Nadie pudo explicar por qué si el inquilino de La Casa de los Perros; el presidente del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Arturo Nahle García, y el fiscal general Francisco Murillo Ruiseco se encontraba en Calera, no se dieron un espacio para acompañar a las familias, amigos y pueblo de Calera en la ceremonia.

De 30 los diputados de la LXIV Legislatura, incluida la morenista Analí Infante Morales, a quien le toca responder a los habitantes de Calera de Víctor Rosales, ya ni hablamos.

Ella, como está sentada en la curul cobrando su dieta de rebote, no siente la menor obligación hacia los habitantes de esa región. Los demás, ellos andan preocupados atendiendo sus urgencias personales.

¿Será tan grande el miedo a recibir directamente, en la cara, de frente, los reclamos de una sociedad tan lastimada? Lo más seguro es que sí.

Claro, siempre resulta más cómodo fotografiarse trabajando, ofrecer respaldo desde lejecitos y atender las verdaderas prioridades, como organizar un Congreso Nacional Charro, que ponerse de lado de quien en momentos tan críticos requiere apoyo, no fiesta.

Una fiesta que parece desmoronarse porque los charros tienen miedo de llegar a una entidad que, según la Encuesta Nacional de Victimización de Empresas 2022 (ENVE), ocupa el deshonroso tercer lugar a nivel nacional en la tasa de prevalencia (13.8 por ciento) de delitos contra empresas y unidades económicas.

El INEGI, una vez más, coloca a Zacatecas –detrás de Durango (25.4 por ciento) y la Ciudad de México (19 por ciento), como un lugar en el que los empresarios han reportado mayor número de delitos, sí, porque además esta tierra es el estado con mayor percepción de inseguridad en el sector privado.

Y es que resulta que dicha percepción de inseguridad entre las empresas y unidades económicas llegó al 87.9 por ciento, algo así como que 9 de cada 10 empresarios se siente muy, pero muy inseguro en Zacatecas. Le siguen, Veracruz, con 83.6 por ciento, y Colima, con 81.2 por ciento. Las tres entidades gobernadas, casualmente, por Morena.

Según la encuesta, el 87.9 por ciento de las unidades económicas en Zacatecas percibió que la entidad es insegura, mientras que en el año 2020 esa percepción correspondió al 83.1 por ciento, lo que significa un incremento de 5.8 por ciento.

Por ello, ahora se entiende, esa enorme urgencia de decirle a México que no, que aquí todo está bien, que los zacatecanos son felices y están puestísimos para ir a celebrar con charreadas lo bien que les va.

Eso que dice el INEGI de que mientras a nivel nacional la prevalencia de delitos contra empresas se redujo en un 19 por ciento por aquello de la Covid-19, mientras en Zacatecas aumentó, seguro, segurísimo, se trata de un compló de los neoliberales aspiracionistas que odian al presidente de la fallida 4T, Andrés Manuel López Obrador, envuelto una vez más en escándalos de corrupción y opacidad.

Lo malo es que los encargados de sacar números dicen que, en el 2021, en Zacatecas se registraron dos mil 992 delitos por cada 10 mil unidades económicas, lo que en cristiano quiere decir que hubo un un aumento de 13.8 por ciento con respecto al 2020, cuando se tiene un registro de dos mil 630 casos.

En esta tierra, las cifras del INEGI de nadie más dejan ver que la Iniciativa Privada sigue siendo lastimada con delitos como la extorsión y el robo o asalto a mercancía, dinero, insumos y bienes.

A lo que se debe sumar el hecho de que las medidas preventivas que en forma particular han erogado las empresas representaron a nivel nacional un gasto estimado de 69.9 mil millones de pesos, ya que el costo promedio del delito por unidad económica se estimó en 56 mil 936 pesos.

En Zacatecas, el costo promedio del delito fue de 28 mil 308 pesos, lo que, hay que decirlo, no resultó tan malo, de ahí el tercer lugar como el estado que menos recurso destinó para la prevención de los delitos. Nos ganaron Tlaxcala con 26 mil 778 pesos, y Oaxaca con 22 mil 542 pesos.

Entrampados

Y sí, lo volvemos a decir, mientras el estado se cae a pedazos, los diputados siguen entrampados en sus dimes y diretes porque simple y sencillamente no quieren hacer su trabajo. Punto.

Los integrantes de la Comisión Legislativa de Derechos Humanos, que encabeza la del Verde Ecologista, Fernanda Miranda Herrera, recibieron con la debida antelación (el 27 de septiembre), la invitación para que tuvieran a bien presentarse a cumplir con sus obligaciones el 29 de septiembre a las 10:30 horas. Nomás con 48 horas de anticipación.

Lo que se les pedía a los flamantes diputados era estar puntuales para analizar el proceso de designación de la presidencia y consejero consultivo de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Zacatecas.

Pero resulta que de los cinco diputados que están en esa comisión, sólo llegaron la propia presidenta, Fernanda Miranda, y el petista Xerardo Ramírez Muñoz.

Los que optaron por no ir a trabajar fueron: la de Nueva Alianza o PRD, no se sabe bien, Priscila Benítez Sánchez; la panista Karla Valdez Espinoza, y el priista y migrante José Juan Estrada Hernández.

Los faltantes (sic), vía redes sociales, al ser exhibidos se defendieron alegando: “Increíble que por meses no manden citatorio para ver lo de Derechos Humanos y de buenas a primeras ‘ya somos’ faltantes”.

Sí, de risa loca. Los faltantes dijeron en su defensa: “la elección de quién presidirá la Comisión de Derechos Humanos debe de ser un asunto de profesionalismo y no político. Que falta de seriedad con estos pseudopolíticos”.

Es decir, como no los habían citado antes y lo hacen ahora ¿ya son pseudopolíticos?

Y lo peor, que además se enojen porque “es increíble que por meses no nos citaron a una reunión y ahora que supongo debe haber alguna instrucción nos están llamando cada 5 minutos. No es más productivo quien habla más, si dice cosas sin sentido”.

Urge, de verdad, que los diputados entiendan que no están sentados en las curules para pavonearse como representantes populares, sino para ponerse a trabajar y atender los citatorios sin chistar y desquitar peso a peso sus jugosas dietas. Faltaba más

Nos leemos el lunes

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