La Casa de los Perros: Zacatecas violento

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Las promesas de paz del presidente Andrés Manuel López Obrador en Zacatecas siguen sonando huecas.

Seis hombres colgados en puentes –dos de ellos policías municipales del vecino estado de San Luis Potosí–; una masacre de siete personas en Fresnillo; un hombre decapitado cuyo cuerpo encobijado fue abandonado en la Unidad Deportiva Norte de esta capital, mientras su cabeza, metida en una hielera, fue dejada en la colonia El Ete, hasta un hombre torturado, baleado y finalmente crucificado en Morelos lo dicen todo.

El terror, ese que en Zacatecas pareciera parte de la normalidad, despertó a unos habitantes ensimismados con el anuncio del gobernador electo, David Monreal Ávila de que, en medio de la pandemia por el coronavirus, habrá un concierto masivo de Julión Álvarez, el mismo cantante a quien el Departamento del Tesoro de Estados Unidos incluyó en una lista de investigación por presunto lavado de dinero.

Y cuando Reynosa, una de las ciudades más peligrosas del país, ocupaba las primeras planas de los diarios, por una matanza de 19 personas sólo para calentar la plaza, llegó Zacatecas para robarse los titulares.

La guerra entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación no comenzó en Zacatecas, tristemente se recrudeció.

El silencio sepulcral del gobernador electo, ocupado en organizar charreadas y conciertos, lo rompió el alcalde morenista de Fresnillo, Martín Álvarez Casio, quien ante la terrible situación decidió salirse por la puerta más fácil y acusar al gobernador en funciones Alejandro Tello Cristerna del “abandono” en el que tiene al Mineral.

Y aunque los de Morena fueron precisamente los que le pidieron hace un par de semanas a nuestro todavía inquilino de La Casa de los Perros que mejor ya bajara la cortina, ahora que el agua le llegó al cuello al presidente municipal de la ciudad con la más alta percepción de inseguridad, ahora sí le recordó a Tello Cristerna que todavía tiene que cuidar a Fresnillo.

Y clamó: “no nos dejen solos, es lamentable que tengan que pasar sucesos de este tipo para que volteen a vernos, aunque estamos haciendo lo propio, sin el respaldo del estado es complicado”.

Morena eliminó el Fortaseg

Pero, eso sí, guardó en lo más profundo de su memoria el hecho de que fueron justamente los diputados de Morena, por órdenes de Andrés Manuel López Obrador, los que echaron por la borda el programa de Fortalecimiento para Seguridad (Fortaseg), sí, el subsidio que se otorgaba a los municipios justamente para cubrir la evaluación de control de confianza de los elementos operativos municipales; la capacitación, así como los recursos destinados a la homologación policial y la mejora de condiciones laborales de los policías, su equipamiento y la construcción de infraestructura.

Estos recursos que eran para la prevención del delito y la conformación de bases de datos de seguridad pública y centros telefónicos de atención de llamadas de urgencia se fueron supuestamente destinados a atender la emergencia sanitaria por el coronavirus que ya suma más de 260 mil muertos.

El Fortaseg, que era el principal fondo para enfrentar la violencia en los municipios, no le pareció esencial al presidente López Obrador y a sus empleados en el Congreso de la Unión. En Zacatecas se sufren ahora las consecuencias.

El silencio

Alejandro Tello, hay que decirlo, también decidió guardar silencio. Ahora no le pareció importante salir ni siquiera a tuitear como cuando lo acusan de delincuencia electoral. La violencia desatada no le pareció importante. Bueno, ni siquiera contestar al alcalde fresnillense le mereció su atención.

A lo más que el gobierno diferente llegó fue a decir que el Grupo de Coordinación Local (GCL) condenaba las agresiones, que estaban trabajando para esclarecer los hechos y ya andaban buscando a los culpables. ¡Ah! y que, tras los hechos, los gobernadores de Zacatecas y San Luis Potosí, Juan Manuel Carreras, ya habían “entablado comunicación a fin de reforzar acciones de seguridad en la colindancia de ambas entidades”. ¡Qué alivio!

Ni modo, los zacatecanos se quedaron con las imágenes de los colgados y el llanto de las niñas que salvaron su vida en Fresnillo, luego de que los delincuentes que irrumpieron en su hogar las encerraran en un cuarto, para que no vieran cómo ejecutaban a sus familiares. Pero solo eso, porque ni el gobernador en funciones ni el gobernador electo se ocuparon de dar un mensaje tranquilizador a la ciudadanía.

La cuestión es que mientras los que gobiernan, y los que gobernarán, andaban en sus cosas, el ex director de policía preventiva de la capital, Jorge Eduardo Muñoz Franco sufría un ataque armado a plena luz del día, en una de las vialidades más transitadas de Guadalupe.

Quien ha sido director de la policía municipal en Fresnillo y Zacatecas fue interceptado en la vialidad Arroyo de la Plata cuando circulaba a bordo de un Nissan March. Los sicarios le dispararon, pero él, con entrenamiento, no detuvo su jamás su camino y se dirigió a la Onceava Zona militar en donde los ingresaron en el hospital de la Sedena. Se reporta grave.

Tuitazos

Quien no se aguantó y a las 14:00 horas sí tuiteó fue la excandidata a la gubernatura, la senadora Claudia Anaya Mota. Ella no se anduvo por las ramas y soltó un temerario mensaje: “¿Ya notaste que después de la elección se incrementó la violencia? Aquellos que pactaron con la delincuencia organizada no entendieron que hay muchos grupos qué, si pactaste con uno, van a llegar a cobrar, pero los otros no se van a dejar”.

Por ahí de las 19:00 horas el que otra vez salió al quite fue el senador Ricardo Monreal, hermano del gobernador electo. También vía Twitter escribió: “Durante años, en Zacatecas ha aumentado la inseguridad, como lo evidencian los hechos recientes. Hoy me comuniqué con la secretaria de Seguridad federal, para solicitar respaldo en el estado y reforzar la estrategia correspondiente. Lo conversaré con el presidente @lopezobrador_”.

A los dos los tundieron. No les fue bien en las redes. Quizás por eso el gobernador en funciones y el gobernador electo prefirieron ejercer la política del avestruz. Es más cómodo, sin duda.

Hoy México es un hervidero, y López Obrador y su fallida estrategia de “abrazos y no balazos” tiene no sólo a Zacatecas, sino también a Michoacán, Sonora, Guerrero, Guanajuato y Tamaulipas en situación extrema.

El presidente prometió paz y lo que ha entregado en estos casi tres años de gobierno es un México ensangrentado con casi tres mil personas asesinadas en mayo, algo así como cien al día. ¡Sí!, cien al día, algo que ni en los peores años del gobierno de Felipe Calderón se vio.

Ni más ni menos, la promesa incumplida de López Obrador ahí queda.

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