La Casa de los Perros: La Plaza de Armas de Zacatecas

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

En la confirmadísima guerra entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, y en la que la sociedad de Zacatecas se encuentra en el fuego cruzado, la detención de dos sujetos que estuvieron involucrados en el horroroso espectáculo de muerte en la Plaza de Armas nos deja ver que, a pesar de todo, las instituciones, esas que odia Andrés Manuel López Obrador, sí funcionan.

El seguimiento que desde el C5 se le dio al trayecto de la hoy famosa camioneta Mazda gris, que habría salido ya con los 10 cuerpos sin vida apilados en su interior desde un domicilio de Guadalupe, hasta la carrera que el chofer pegó por el Callejón de las Campanas, justo debajo de La Casa de los Perros, luego de abandonar el vehículo debajo del árbol de Navidad, sirvió para que, a sólo unas horas del incidente, nuestro inquilino pudiera presumir la detención.

Y a pesar de los comentarios tan fuera de lugar, como siempre, de la senadora Soledad Luévano Cantú, quien sólo aparece a ratos para, de manera estridente gritar: aquí estoy, aunque no haga nada, el fiscal Francisco Murillo Ruiseco demostró que él no andaba en las redes perdiendo el tiempo. No, él estaba haciendo su trabajo.

Y antes de que el día concluyera, informó a los zacatecanos que los estudios periciales de siete personas, que iniciaron alrededor de las 13:00 horas, ya cuando los expertos en periciales habían revisado de cabo a rabo la Mazda gris, arrojaban como causa de muerte de los infortunados, la asfixia.

De los 10 cuerpos, Murillo Ruiseco remarcó, todos estaban atados de pies y manos, pero sólo uno presentaba evidentes signos de tortura.

Durante el día, mientras la policía de investigación al mando de Francisco Murillo recorría las calles del Centro Histórico haciendo su trabajo, y en tanto el helicóptero sobrevolaba la zona conurbada de Guadalupe, una familia de la capital acudió al Centro de Investigaciones Periciales para identificar plenamente a Adriana, una joven de 20 años que encontró la muerte el 5 de enero y cuyo cuerpo estaba en ese Mazda gris.

Al corte de las 19:00 horas de ayer jueves, Murillo Ruiseco dijo estar en condiciones de informar que cuatro cuerpos más ya estaban identificados, aunque no reclamados por su familia. Todos, eso sí, eran originarios de Zacatecas. Los 10 habían muerto entre seis a ocho horas antes del hallazgo.

Se trata de un hombre de 29 años, a quien los tatuajes en su cuerpo lo delataron. Tenía una ficha de detención por narcomenudeo. De otros dos, sus dedos arrojaron datos en el Sistema Automatizado de Identificación de Huellas Dactilares (AFIS). Uno vivía en Tacoaleche, el otro en la capital. Los dos tenían ficha por robo calificado.

La otra mujer también fue identificada gracias al AFIS. Otra ficha por robo calificado saltó en la pantalla de los investigadores.

Francisco Murillo aseguró tajante seguir una línea de investigación sólida, pero el principio de presunción de inocencia obviamente no permitía ahondar más en el asunto de manera pública.

De los dos detenidos poco se sabe, las investigaciones corren sus tiempos.

Se criticó que la camioneta con los cuerpos fuera retirada de manera acelerada de la Plaza de Armas. Será que el deseo era dejarla ahí horas y horas para complacencia de los grupos criminales que buscan eso, justo eso: sembrar terror y horror.

Al shock al que los zacatecanos se enfrentaron al observar la Mazda gris estacionada en la Villa Navideña, siguió el mensaje del gobernador David Monreal Ávila quien, a pesar de todo, decidió hacer un en vivo desde la misma Plaza de Armas.

La presencia de David Monreal en el lugar de los hechos no se puede reprochar, al contrario. El hecho de que haya salido de su burbuja, aunque por circunstancias nada agradables, ya es un avance.

Ahí, frente a la cámara del celular desde el que se hizo la transmisión vía Facebook, su referencia a encomendarse a Dios para enfrentar el clima de inseguridad que ya arroja 40 ejecuciones en los seis días transcurridos de este 2022 fue lo que al final resaltaron los medios de comunicación, las redes sociales y los comentarios en los cafés.

Además, su reiterado afán por culpar a la herencia maldita de los males de Zacatecas también ocupó el espacio debido. Olvidó que ya nadie quiere escuchar ese discurso claudicante que no nos lleva a nada. A absolutamente nada.

David Monreal, como gobernador de Zacatecas, acusó de recibido el mensaje de la delincuencia organizada. Llegó fuerte y claro. Pero también se empeñó a que la celeridad para buscar entre las piedras mismas a quienes cometieron el horrendo acto diera resultados. Y los dio.

Francisco Murillo, en medio no sólo de la guerra entre cárteles, sino también del fuego amigo que, a como dé lugar lo quiere ver fuera del cargo para el que fue elegido por el Congreso del Estado, ocupó su tiempo en lo que le corresponde.

De quien nada se supo fue del secretario de Seguridad Pública, Adolfo Marín Marín. Él tiene la responsabilidad de evitar que actos horrendos como el de Plaza de Armas, en pleno Día de Reyes, no sucedan.

David Monreal dio la cara a los zacatecanos. Francisco Murillo avanzó en las investigaciones. Adolfo Marín Marín se hizo ojo de hormiga. Y Zacatecas, tristemente se mantiene en el top cinco de los estados más violentos de México, junto con Guanajuato, el Estado de México, Michoacán y Chihuahua.

La otra guerra

Y mientras la Secretaría de Administración tuvo que ser desalojada ante la llegada del coronavirus con decenas de casos entre los burócratas que ahí laboran, los pleitos entre la titular, Verónica Yvette Hernández López de Lara, y la tesorera del Senado, María del Carmen Salinas Flores echan chispas.

Ambas mujeres, consentidísimas del senador Ricardo Monreal Ávila, pelean con uñas y dientes el control sobre los directores administrativos de la nueva gobernanza.

Estatutariamente, designar a quienes manejan los recursos en las áreas gubernamentales le corresponde a Verónica Hernández, pero inexplicablemente Maricarmen es quien va ganando terreno.

Hoy, la funcionaria del Senado es quien coordina, por ejemplo, a los directores de los Servicios de Salud, de la secretaría de Seguridad Pública, de la Dirección de Policía de Seguridad Vial, de la Secretaría General, de Secampo y Seduvot.

Maricarmen Salinas, cumpliendo, suponemos, las órdenes de Ricardo Monreal, se ha encargado de ocupar a personal que ni tiene el perfil y mucho menos los conocimientos para estar en el encargo. De ahí el caos en las dependencias en el ejercicio del gasto.

Y como son recomendados, la prepotencia con la que actúan ya tiene hasta la coronilla a los burócratas que deben aguantar las ínfulas de unos cuantos.

Es tanta la intromisión de Salinas Flores en la nueva gobernanza que, vía WhatsApp, a través del chat «Admvos», desde el Senado ella hace y deshace sin que nadie, nadie, le pueda decir ni mi alma.

Nos leemos el lunes

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