Actividad periodística, en transformación

«El periodismo ha entrado en una nueva fase porque las redes sociales y la presencia ciudadana son cada vez más potentes. Sin embargo, creo que los periodistas podemos hacer valer, hoy más que nunca, nuestra tarea profesional», expresa Carmen Aristegui, informadora de radio, televisión y prensa escrita.
La ganadora del Premio Nacional de Periodismo agrega que en el presente cualquier persona puede ser alguien que ofrezca información relevante, sin embargo, la actividad periodística debe reivindicarse a sí misma, como un ejercicio profesional con códigos éticos y valoración de los datos, independientemente si éstos se publican en medios de comunicación tradicionales o redes sociales.
Considera que la labor informativa de los profesionales es valiosa en las sociedades contemporáneas, donde la gran cantidad de datos existentes puede causar confusión. En este sentido, la función del periodista es jerarquizar la información para hacerla más entendible, tanto para los lectores comunes como para los cibernautas.
«Eso es precisamente lo que sucedió con Julian Assange y WikiLeaks: lo primero que vimos (de lo que significó la mayor filtración de información diplomática en la historia del mundo) fue la presentación de los cables en conjunto, por lo que fue una indigestión para los que querían consultarlos, es decir, la primera fase fue un ‘atragantamiento’ (…); lo que sucedió después fue una reivindicación de la labor periodística, el mismo Assange dijo esto», explica.
Esta actividad, según la prestigiada comunicadora, selecciona de una gran cantidad de documentos lo que es más relevante, jerarquiza las notas y da un ángulo editorial; hace del universo de información, la noticia.
«Por eso, al final, Assange optó, y creo que no se equivocó, en dar los documentos a cinco medios internacionales para que éstos empezaran a buscar lo más noticioso; sin la traducción y procesamiento periodístico, esos archivos se iban a quedar en un ‘montón’ de cables».
Espacios de diálogo
Gabriela Warkentin, académica del departamento de Comunicación de la Universidad Iberoamericana (UIA), considera que «las redes sociales no son medios de comunicación ni de divulgación, sino espacios de diálogo y conversación, y ese es el problema: es difícil incidir en esas conversaciones que suceden en tiempo real».
Para la también conductora de televisión , en la actualidad, el periodismo es más importante que nunca; los retos están en aprender a validar la información de otro modo y, sobre todo, a contar historias de otra manera.
«No hay nada más descontextualizado que un tweet de 140 caracteres, así que el periodista tiene que buscar otras versiones e investigar».
Añade que la generación de usuarios que viene ya no usará el correo electrónico porque parece lento. En cambio, las redes sociales ofrecen información relevante con mayor celeridad.
Quien hace algunos años dio clases usando el ambiente Second Life, refiere que hace mucho tiempo no compra un periódico en papel y no piensa hacerlo: «Sin embargo, sí estoy dispuesta a pagar contenido en línea, pero muy poco, y solamente por ciertas ‘plumas’ que considero espléndidas, pero no más. Ésa es la mentalidad que tienen las nuevas generaciones que no leen los periódicos, pero que sí están bien informadas».
La manera en que las comunidades digitales están cambiando la comunicación, tiene que ver con la «pulverización» de las fuentes tradicionales, que cada vez se democratizan más en el mundo de los ceros y unos, asevera María Fernanda Vergara, directora de Comunicación Digital de la Presidencia de la República. Explica que los usuarios de Internet están pasando del modelo de comunicación ‘empaquetado’ de los periódicos y programas de televisión, a nuevos esquemas en los que cada uno escoge su propio contenido, «lo que provoca cambios radicales en términos de la lealtad con el medio que consultan».
Nuevos códigos
El periodista y «tuitero» Mario Campos, con más 18 mil 500 seguidores, comenta que la discusión no se debe centrar en Twitter o Facebook, sino en la manera en que se transforman las interacciones.
«Lo que cambió es que las anteriormente llamadas audiencias se empoderaron y se volvieron generadoras de información».
Expresa que el reto del periodista es difundir lo que se está haciendo, «pero también recibir retroalimentación y construir comunidad».
Para Jorge Contreras, experto en Marketing Digital, la tecnología está dando la posibilidad de que los ciudadanos que están en las calles se conviertan en reporteros.
Destaca que aunque 50 millones de tweets al día provoquen mucho ruido, los periodistas ya comenzaron a hacer investigaciones serías en la web, lo que no cambia la actividad periodística, sólo la transforma.
Sin duda, refiere Aristegui, las redes han demostrado que son potentes, «su propia evolución nos habla de nuevos códigos de poder y de comunicación en donde todo está por verse».
No por nada, observa, la preocupación de los gobiernos por lo que sucede en estos espacios, donde la presencia de éstos es relativa.
«Los periodistas debemos reivindicar nuestra labor haciendo la revisión de la información para saber qué es noticia, así la fuente provenga de Twitter o de otra red social», sostiene.
El Universal
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