JULIETA DEL RÍO VENEGAS
Vivimos en un país donde la “rendición de cuentas” se ha convertido en una expresión de moda. La escuchamos en cada entrevista, en cada discurso y en cada evento institucional. Todos la mencionan, todos la prometen, pero pocos la practican con rigor.
La transparencia ha sido reducida a una herramienta de marketing político. Al momento de pedir explicaciones reales sobre cómo se utiliza el recurso público, las respuestas se diluyen, se maquillan o simplemente se evaden. Las cifras se presentan sin contexto, los portales de “transparencia” están incompletos o desactualizados, y los ciudadanos siguen sin tener acceso oportuno, claro y confiable a la información que realmente importa.
Lo más grave es que, mientras tanto, lo que sí abunda es la propaganda, spots, videos y campañas digitales que glorifican gestiones sin permitir un análisis objetivo de los resultados. Pero también lo más satisfactorio es que tarde o temprano, todo sale a la luz y el acceso a la información quieran o no, es parte de ello.
No se trata de negar la importancia de comunicar, sino de hacerlo con responsabilidad. La rendición de cuentas no debería ser una fachada, sino una práctica real que permita a los ciudadanos verificar, evaluar y exigir resultados.
La clase política tiene una tarea urgente: dejar de entregar dádivas y comenzar a generar oportunidades sostenibles. Los apoyos son necesarios, sí, pero no pueden ser el único modelo de atención. Se deben ofrecer herramientas, capacitación y empleos dignos que permitan a la gente desarrollarse con autonomía y no depender eternamente del asistencialismo.
Rendir cuentas implica informar con precisión qué se hizo con cada peso del recurso público, a quién se pagó, qué beneficios generó y cómo se midieron los resultados. Todo lo demás es opacidad disfrazada de discurso.
Hoy más que nunca, urge que los portales de transparencia estén verdaderamente al servicio de la ciudadanía, con información clara, completa y respaldada por los comprobantes que validen el uso del dinero público. Porque, al final del día, ese dinero no pertenece al gobierno, es del pueblo.
Y si no se rinde cuentas con la verdad, entonces estamos frente a una simulación más, un escenario en el que se habla mucho de transparencia… pero se actúa en la oscuridad.
Sobre la Firma
Escritora y defensora institucional de la transparencia y los datos
contacto@julietadelrio.org.mx
BIO completa