SARA LOVERA
Lo que dijo Paco Ignacio Taibo II el jueves 23 de octubre, en la Mañanera del Pueblo, no es una anécdota ni un chiste: es una postura misógina que pone en aprietos a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien se ha esforzado, creo que honestamente, por explicar al “pueblo” que las mujeres en su gobierno se valoran y reconocen.
Sus expresiones, además, son —si me apuran— una violación a la Constitución reformada por la presidenta de la República para incluir en el artículo 4º la igualdad sustantiva.
Dijo el funcionario: “Si partimos de la cuota, un poemario escrito por una mujer, horriblemente asqueroso de malo, por el hecho de haber sido escrito por una mujer, no merece que se lo mandemos a una sala comunitaria en mitad de Guanajuato. ¿Por qué hay que castigarlos con ese libro de poesía?”.
Lo que no entiendo es la sonora carcajada de la presidenta de la República ante lo que dijo Taibo II. No sé si fue por nervios o si, en ella, es una forma de contenerse frente a su gente impresentable y machista.
Así hizo cuando Layda Sansores, gobernadora de Campeche, dijo en agosto que “ser mujer, ser indígena y ser pobre es lo peor que te puede pasar en la vida”, ante mujeres indígenas. La presidenta sonrió.
El dicho del director del FCE causó indignación en redes sociales y se materializará hoy con un acto de protesta frente a la sede del Fondo: una manifestación de escritoras, poetas, artistas y colectivas que señalan que este señor, con cargo público, está pagado con los recursos del pueblo de México y de millones de mujeres. Habló desde el machismo y el odio hacia las escritoras.
Paco Ignacio es ignorante. Llama la atención que no se haya enterado de que no se dice “cuota” en tiempos de paridad en todo, siendo los funcionarios públicos los primeros obligados. No se ha enterado de que la igualdad es una decisión de Estado. Tampoco sabe —o no quiere saber— que el “boom latinoamericano” destacó principalmente a hombres, haciendo invisibles a numerosas escritoras de la región, contemporáneas de autores como Carlos Fuentes o Gabriel García Márquez. No sabe o no quiere saber.
Hoy siete escritoras participan en un proyecto: la operación más grande a nivel universal de fomento a la lectura, que distribuirá gratuitamente 2.5 millones de libros en 14 países de la región.
Es elocuente. El funcionario se ha ganado epítetos sobre su personalidad y su lenguaje, como el de “patán”. Hoy, como cuando el “Chicharito” mandó a las mujeres a la cocina, se expresaron hombres defendiéndolo y justificándolo, diciendo que en literatura lo que cuenta es el talento, la buena escritura y la imaginación. Yo lo firmo. Pero en esa lista de 27 títulos fueron excluidas mujeres que han dejado huella en la construcción cultural del último tercio del siglo pasado.
Mencionaré algunas de México y América Latina, destacadas por su talento y hondura: Brenda Navarro, Guadalupe Nettel, Mariana Enriquez, Samanta Schweblin, Fernanda Melchor, Lina Meruane, Claribel Alegría, Inés Arredondo, Rosario Castellanos, Alejandra Pizarnik, Clarice Lispector, Elena Garro, Cristina Peri Rossi, Isabel Allende, Laura Restrepo, Pita Amor, Eunice Odio y Margarita Michelena.
Taibo II reaccionó, como suele hacerlo, cuando la periodista Yareth Arciniega, de la revista Fortuna, le dijo que en el boom latinoamericano hubo mujeres invisibilizadas, semejante a lo ocurrido con la colección anunciada. Habló de Elena Garro, proscrita durante años por el sistema —ese que tanto critica la 4T— y rescatada por la única mujer directora del FCE en 91 años: Consuelo Sáizar Guerrero.
El Fondo, fundado en 1934 por Daniel Cosío Villegas durante el gobierno de Abelardo L. Rodríguez, tuvo en su origen la vocación de publicar exclusivamente textos académicos y económicos. Ahora este hombre ha puesto en ridículo el lema presidencial de “llegamos todas”. Veremos.
Sobre la Firma
Periodista crítica, editora y activista feminista.
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