PABLO PEDROZA
Tiene razón el experimentado y políticamente bien vivido Arturo Nahle García, ante lo que pareciera el brote de muchos aspirantes a contender por la gubernatura: “no son tantos”. Donde se observan más es en Morena, al menos tres por el ala claudista-antimonrealista y otro tanto del combinado monrealista-mustio.
Para que nos vayamos dando una idea de cómo andan intereses, sentimientos y hormonas en la política rumbo a la sucesión gubernamental. En los últimos dos meses, platican quienes han estado presentes, David Monreal Ávila ha tenido dos reuniones de gabinete ampliado y en estos últimos días tuvo comunicación de forma personalizada con miembros de su gabinete para tratar de alinear los astros de su sucesión, en un intento por modificar las fuerzas que, cada vez más, lo alejan de la posibilidad de incidir en ella. En ello ya está solo; ni Ricardo ni Saúl lo acompañan.
En la primera reunión, les comunicó a sus colaboradores que sus fichas, dependiendo del género, eran: Rodrigo Reyes Mugüerza, Susana Barragán Espinosa, Bennelly Hernández Ruedas y Verónica Díaz Robles. Esos eran a quienes tenían que impulsar.
Del exaltado y nada atemperado Saúl Monreal Ávila, no hubo mención alguna. “Primero que se atempere”, habría dicho el alfa de la manada, conocido como Ricardo.
Para la segunda reunión, Benelly fue retirada de la lista; solo se habló de Rodrigo, Susana y Verónica. Esto resulta extraño, sobre todo después de que se publicaran fotografías en las que aparece Luis Enrique Monreal, exmarido de Verónica, cargando y repartiendo despensas con una sonrisa, en un evento de la Sedesol encabezado por la funcionaria. ¿Una jugada para sabotear al equipo de David y Verónica?
El asunto no termina ahí. Según nuestros informantes, creyéndose el líder y apelando a una cuestionable obediencia e institucionalidad de su gabinete, dedicó parte del pasado fin de semana a comunicarse con lo que él considera su equipo. El motivo era dar la indicación personal de que deben apoyar a Verónica Díaz y entregar evidencia de que lo están haciendo.
Quizá nunca sabremos si tiene un cuarto lleno de dinero —muchísimos zacatecanos están convencidos de que sí—, pero David, sintiéndose como Zhenli Ye Gon, aplicó a sus funcionarios en el caso de Verónica Díaz, la política de “o copelan o cuello”, para que sea la mujer mejor posicionada. Que si será candidata, eso ya lo veremos.
Con los varones no tiene que batallar. Rodrigo Reyes es el único perfilado por él y por Ricardo. En todo caso, Reyes carga con el costo de la institucionalidad y con la obligación de contener las consecuencias de la ineptitud de su jefe y de varios de sus compañeros, sin que se vislumbre una mejora. La incógnita que queda en el aire es: ¿la institucionalidad y la lealtad pagan? Eso está por verse.
A mediados de los ochenta, se escuchaba a un político de primer nivel decir: “la política es también el arte de entender y procesar los afectos y las pasiones del gobernante en turno”. Esta premisa, que sigue vigente por la forma en que trata de inducir apoyos hacia quien le gustaría que lo relevara en el cargo, me lleva a pensar que con David habrá que tener más cuidado con su salud mental y estabilidad sentimental que con sus coherentes acciones políticas desde el poder.
En el equipo claudista-antimonrealista, Ulises Mejía Haro y José Narro Céspedes continúan con su despliegue territorial para mejorar su posición en las encuestas. Su única estrategia es pregonar y repetir lo que hace o dice la presidenta Claudia. No traen más. Por su parte, los simpatizantes de Alfonso La Polla Ramírez Cuéllar siguen movilizándose para posicionar rápidamente a su gallo.
La Polla vuelve a ser elegido vicecoordinador de la fracción morenista en la Cámara de Diputados, rumbo a la entrega del paquete económico que envió su amiga Claudia. Se ve que sigue siendo de su confianza. La incógnita es si lo mantendrá cerca o lo dejará ir. En esa decisión está el destino en Zacatecas para el de Río Grande.
En los otros partidos las cosas comienzan a definirse. El Partido Verde Ecologista de México ya tiene en Carlos Puente Salas a su candidato.
Por su parte, el Partido del Trabajo es tajante: si la coalición postula a una mujer, esta debe ser Geovana Bañuelos de la Torre. Afirman, e incluso juran, que si se trata de encuestas, Geovana le gana a Verónica.
Mientras tanto, el Partido Revolucionario Institucional cuenta en Adolfo Bonilla con su cuadro más atractivo y competitivo. Ya sea en redes sociales, en la comentocracia, en medios o en las encuestas, se mantiene a la cabeza de las preferencias tanto entre los tricolores como en otros sectores.
En ese mismo partido también cobra fuerza la posibilidad de que se reintegre Arturo Nahle. Desde que expresó su intención de volver a la política, no solo ha causado revuelo, sino también múltiples versiones sobre su integración a un partido. Para cualquier fuerza política, sería un candidato valioso. Carlos Peña, por su parte, deberá fortalecer su posición para ser el candidato designado por el CEN. Los tres actores tienen el reto de lograr la cohesión y unidad necesarias para concretar una posible coalición con el PAN y el PRD.
Quien sea elegido por el PRI como su candidato para la coalición cargará con un riesgo latente: en Zacatecas, a Alejandro Alito Moreno parece gustarle perder, y bien podría darse el caso de que la elegida termine siendo Fuensanta Guerrero.
Por otro lado, en el Partido de la Revolución Democrática —el nuevo, según dicen— circula la versión de que Rafael Flores Mendoza podría ser su candidato. No obstante, no ocultan que, a la menor oportunidad, se alinearán con Bonilla.
En el Partido Acción Nacional, la tendencia se inclina, cada vez con mayor claridad, hacia el aclade de la capital, Miguel Varela Pinedo.
Por su parte, en Movimiento Ciudadano las opciones incluyen a Ana María Romo Fonseca, Marco Vinicio Flores, Jorge Máynez —se le olvidaba el Álvarez—, y ahora se especula con la posible incorporación de Arturo Nahle. Al final, todo indica que también podrían sumarse al respaldo de Adolfo Bonilla.
El verdadero desafío para las posibles coaliciones —tanto la de Morena, PT y Verde como la del PAN, PRI y PRD— radicará en lograr la cohesión interna y evitar la simulación entre sus partidarios. Quizás Movimiento Ciudadano encuentre su espacio precisamente en este aspecto.
Sin un auténtico compromiso y unidad, los partidos podrían llegar a tener candidato, pero no conseguirán gobernar.
De Salida
UNO. Anda tan desesperado David Monreal por cumplirle a Verónica, que está impulsando al aparato para que ella logre una afluencia en su próximo informe legislativo que supere a todos los que ya se han presentado. Busca demostrar que tiene músculo político, aunque con la edad uno pierde masa muscular y gana flacidez.
El que David la quiera —como candidata, para no alimentar más los rumores— podría generar dos efectos contrarios: que todos la sigan, o que provoque un rechazo por representar ella la continuidad de lo que David ha sido, es y será. Al tiempo.
DOS. Tan empeñado anda en su propósito, que ya se elabora propaganda con calcomanías del tamaño de una placa de auto. El objetivo es que David pueda inundar el estado con este material, utilizando para ello a los servidores públicos y todo el aparato gubernamental en favor de su querida Verónica.
TRES. Coincido con mi compadre, y cada vez entiendo menos a David. Verónica tiene el gran trofeo de haber dividido a los Monreal y de haberle quitado a Luis Monreal —quien ahora le carga las despensas a Benelly Hernández—, parte de la herencia familiar.
¿A qué atribuye usted, entonces, la inexplicable inclinación de David por Verónica?
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Columnista con experiencia pública y mirada crítica.
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