jueves, septiembre 18, 2025
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La historia se escribe con dignidad y patriotismo

SAÚL MONREAL ÁVILA

Amigas y amigos que nos siguen a través de Las Noticias Ya, les saluda con gusto su amigo Saúl Monreal, ayer, México vivió un momento que quedará inscrito en la memoria colectiva de la nación. Por primera vez en nuestra historia, el Grito de Independencia fue encabezado por una mujer presidenta: Claudia Sheinbaum Pardo. Este hecho trasciende lo anecdótico; es la materialización de una larga lucha por la igualdad, la justicia y el reconocimiento pleno de la capacidad de las mujeres para encabezar los destinos del país.

La arenga de la presidenta fue más que un protocolo: fue un acto de profunda congruencia histórica y nacionalista. Cada palabra pronunciada desde el balcón del Palacio Nacional evocó la dignidad de un pueblo que no se rinde, que se levanta altivo y orgulloso frente a la adversidad, y que reconoce en su independencia no un recuerdo congelado, sino una tarea viva, que exige compromiso y unidad.

Claudia Sheinbaum no improvisó ni repitió fórmulas gastadas. Su grito fue patriótico en esencia, porque recordó a las y los héroes que dieron patria y libertad, pero también lo proyectó hacia el presente y el futuro. Nos habló de la independencia no solo como hecho histórico, sino como un postulado científico en la vida social: sin soberanía no hay desarrollo, sin justicia no hay libertad, sin igualdad no hay verdadera independencia.

Ese es el punto más alto de la arenga de Sheinbaum: convertir la memoria en programa, la historia en horizonte, y el sentimiento patriótico en acción política. En cada viva, no se limitó a nombrar, sino a reivindicar la causa que nos une como nación. Recordó que la independencia no se agota en las campanas de Dolores, sino que se prolonga en la defensa de nuestros recursos, en la afirmación de nuestra cultura, en la lucha por la justicia social y en la construcción de un país digno para las próximas generaciones.

Ayer vimos a México reflejado en una voz femenina que resonó con fuerza en el Zócalo y en cada rincón del país. Fue un grito incluyente, representativo, lleno de orgullo nacional. Fue también un recordatorio de que la patria no se reduce a símbolos, sino que se edifica cada día con el esfuerzo colectivo, con la unidad del pueblo y con la convicción de que la soberanía no se negocia.

Como senador de Morena, y como mexicano, reconozco en ese momento un parteaguas. La historia se escribe con actos, y el grito encabezado por nuestra primera presidenta es un acto de justicia y de congruencia con la transformación que vive el país. Ayer no solo gritamos independencia: gritamos dignidad, altivez, orgullo y patriotismo.

Hoy, más que nunca, tenemos el deber de continuar esa senda. Que cada “¡Viva México!” nos recuerde que la independencia es tarea de todos, y que en la voz de la presidenta Sheinbaum escuchamos también la voz de millones que queremos un país más justo, más fuerte y más libre.

Sobre la Firma

Senador, académico, fundador de Morena, fresnillense.
saul.monreal@senado.gob.mx
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