viernes, octubre 24, 2025
HomeLa Casa de los PerrosClaudia G. Valdés DíazLa Casa de los Perros | El espejismo de la calma

La Casa de los Perros | El espejismo de la calma

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

El poder ama las cifras. Las acaricia como quien pule un espejo que sólo refleja lo que quiere ver. Esta semana, el gobierno de Zacatecas volvió a presumir su logro más frágil: “la baja percepción de inseguridad”.

Según el INEGI, Fresnillo descendió a 75.4 por ciento y la capital, junto con Guadalupe, ronda el 76.8. Lo dicen con orgullo, como si el miedo tuviera decimales.

Pero que casi ocho de cada 10 zacatecanos sigan temiendo salir de casa no es motivo de celebración. Es una derrota maquillada de éxito. La fallida nueva gobernanza llama “avance” a una estadística que aún describe el terror cotidiano.

Se dice que “las cifras son personas con las lágrimas secas”. Lo olvidan quienes gobiernan desde el Excel. Porque detrás de cada porcentaje hay un padre que revisa tres veces el candado, una madre que cambia de ruta al trabajo, un niño que ya aprendió a tirarse al suelo cuando suena una moto.

El gobierno celebra una “baja de 12 puntos” mientras el país entero se desliza en la dirección contraria: el 63% de los mexicanos se siente inseguro en su ciudad, cinco puntos más que el año pasado. El miedo crece, pero aquí lo festejan porque crece un poco menos.

Y, aun así, la comparación se vuelve grotesca cuando miramos el mapa. Culiacán, escenario de una guerra abierta entre facciones del narco tras la captura del “Mayo” Zambada, registra 88.3% de percepción de inseguridad. Zacatecas, sin guerra declarada, pero con comunidades desplazadas presume estar “mejor”.

¿En serio se puede medir la calma en porcentajes? ¿Se puede llamar “paz” a un silencio impuesto por el miedo?

En Fresnillo, donde las cifras “mejoraron”, los comerciantes siguen bajando cortinas antes del anochecer. En Guadalupe, los padres todavía acompañan a sus hijas hasta la parada del camión. En todo el estado cada retén militar es recordatorio no de seguridad, sino de fragilidad. Pero la narrativa oficial habla de éxito.

El truco es viejo: confundir percepción con realidad. No importa si el miedo sigue, mientras la gráfica baje. No importa si la gente no confía, mientras los números obedezcan.

Y, sin embargo, hay un detalle revelador. Zacatecas fue reconocido por el propio Gobierno Federal como la entidad con menos homicidios dolosos en septiembre: cuatro. Cuatro en un mes. Casi parece un milagro. Pero el dato, aislado del contexto, se vuelve sospechoso. En un estado donde los cuerpos desaparecen, donde los enfrentamientos se silencian o no llegan al registro, el número pequeño no significa paz: significa opacidad.

La estadística se ha convertido en un arma política. Ya no mide la realidad: la reemplaza. El discurso oficial necesita buenas noticias, aunque sean huecas, para sostener su relato de “transformación” y “control del territorio”. Pero el miedo no se deroga por decreto.

El zacatecano común vive en la tensión de la calle, en el sobresalto del celular que vibra a medianoche, en la rutina de mirar por el retrovisor antes de abrir la puerta. Esa es la verdadera encuesta. La que no llena casillas, pero define la vida.

El gobierno puede presumir que el temor bajó 12 puntos. La pregunta es: ¿de qué nivel de terror partimos para que ese descenso parezca alivio?

La paz no se mide en porcentajes. Se mide en la capacidad de dormir sin sobresalto, en la confianza de que tus hijos volverán de la escuela, en el silencio que no huele a amenaza.

Mientras eso no ocurra, cada gráfico que el poder exhiba será sólo otro espejismo sobre el desierto. Y detrás del espejismo, seguimos los mismos: con miedo, pero despiertos.

Sobre la Firma

Periodista especializada en política y seguridad ciudadana.
claudia.valdesdiaz@gmail.com
BIO completa

Últimas Noticias