Zacatecas, Zac.- El Movimiento Feminista de Zacatecas denunció el femicidio de una adolescente de quince años y el asesinato de sus padres, ocurridos el 25 de noviembre en San Jerónimo, Guadalupe. Un hombre de veintinueve años cometió el crimen, que la organización enmarca como resultado directo de una violenta estructura de poder y adultocentrismo.
La organización feminista subrayó que lo ocurrido en Guadalupe no constituye un crimen pasional, sino la ejecución de un acto de violencia extrema dentro de un vínculo desigual de poder. El MFZ enfatizó que la dinámica entre el agresor, un hombre de 29 años, y la adolescente de 15 no era una relación afectiva, sino una configuración de dominación, manipulación y adultocentrismo. El movimiento señaló de forma directa a los medios de comunicación por insistir en calificar el vínculo como de “pareja”, un lenguaje que, a su juicio, normaliza y reproduce el acceso de hombres adultos al cuerpo de niñas. “Ese lenguaje mata”, sentenció el pronunciamiento.
El pronunciamiento calificó de “eco desgastado” la promesa de la Fiscalía del Estado de garantizar la seguridad, declarando que niñas y mujeres viven en una exposición permanente al riesgo. El MFZ articuló que el femicidio de la adolescente es el punto más extremo de una estructura misógina que naturaliza el control, romantiza la desigualdad y sexualiza a las niñas. Para el movimiento, la solución no reside únicamente en el castigo punitivo, ya que la justicia posterior al asesinato no repara la ausencia ni detiene el sistema. Este crimen, que destruye una familia y hiere a una comunidad, es enmarcado como la ejecución de un sistema que “entrena a los hombres para dominar, poseer y controlar”. Mientras una niña pueda ser asesinada por un hombre, concluyó el MFZ, la sociedad no está hablando de seguridad, sino de una “guerra contra nosotras”.
Las activistas exigieron sanciones para los responsables del triple asesinato, aunque clarificaron que el castigo no es sinónimo de verdadera justicia. El MFZ argumentó que la justicia transformadora solo será posible al modificar “de raíz la estructura social, cultural e institucional” que permite y normaliza la violencia. Dado el fracaso institucional para proteger la vida, el movimiento declaró que es necesario enfocar la energía en una transformación que venga desde abajo, organizada por el feminismo cotidiano. El llamado es explícito a niñas, adolescentes y mujeres de Zacatecas a organizarse, construir redes de cuidado y compartir información para identificar el riesgo, bajo el lema: “Ninguna se salva sola” porque el Estado ha fallado en su responsabilidad fundamental. La declaración concluyó con la exigencia de “Pongamos primero a las niñas y adolescentes. Ni una menos. Ni una niña menos”.
LNY | Redacción

