OSVALDO ÁVILA TIZCAREÑO
El pasado 12 de julio se llevó a cabo la conferencia titulada la Crisis Terminal del Capitalismo impartida por Vania Sánchez Trujillo, directora del Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales (Cemes), catedrática del Centro Universitario Tlacaélel (CUT) y egresada de la Universidad de Barcelona, España.
Por principio debo referirme al método pedagógico, didáctico y lleno de elementos de juicio que fueron expuestos dando cuenta de una sociedad inequitativa donde la riqueza la produce la clase trabajadora y se concentra en manos de unos cuantos, pues de los cerca de 8 mil 400 millones de seres que poblamos el planeta la inmensa mayoría carece hasta de lo más indispensable. La contradicción anterior no es un accidente es parte nodal del funcionamiento de la sociedad que produce de forma anarquista y al hacerlo no logra vender todas sus mercancías con la velocidad necesaria que desearía el capitalista y para evitar tal fenómeno, los capitalistas emplean todos los métodos a su alcance como las guerras arancelarias, los ataques armados o los golpes de estado a gobiernos legítimos, con el fin de apropiarse de recursos naturales y el propio mercado.
Tal diagnóstico nos lleva a concluir que estamos ante un enfermo terminal que sus afecciones generan graves consecuencias a las mayorías, o una bestia hambrienta que busca como saciar su apetito, eso pasa en el mundo y los efectos de este proceso económico se traducen en guerras, genocidios, invasiones y en crisis recurrentes de gran impacto social.
En México las cosas no marchan mejor, la situación económica es compleja, por más que se hable de incrementos salariales o de apoyos sociales históricos únicos, la verdad es que la canasta básica alcanza precios estratosféricos, los productos como la tortilla cuestan más de 23 pesos, el kilo de carne de res supera los 180 pesos, el tomate 28, un paquete de sopa 11, un litro de aceite más de 45 y así le podría seguir, de tal manera que los cacareados incrementos resultan pulverizados por el gasto elemental y a lo anterior hay que sumarle renta, gas, colegiaturas y más que mantienen en vilo a la mayoría de las familias que no encuentran cómo resolver las necesidades básicas.
La violencia en el país alcanza números terroríficos, según la empresa TreSearch el sexenio anterior alcanzó 199,270 (95 diarios, 1 cada 16 minutos); y en nueve meses del gobierno de Claudia Sheiunban se acumulan 21088 (73 diarios, 1 cada 20 minutos), y a eso hay que sumar acontecimientos como el centro de “adiestramiento” encontrado en Jalisco donde se filtraron imágenes de presuntos desaparecidos, un auténtico terror.
En el ámbito de la salud, las cosas no están mejor. Jamás llegó el prometido paraíso similar al de Dinamarca, y la carencia de medicamentos y utensilios médicos es dramática. Ni siquiera la megafarmacia logró cumplir con la distribución de medicamentos tan anunciada, resultando un auténtico desastre. Si hay dolo en tal aseveración, deberíamos preguntarnos por qué han proliferado tanto las farmacias ‘similares’. La respuesta es sencilla: ante la falta de medicamentos y atención médica, la gente busca opciones más accesibles para su bolsillo.
Lo anterior no son ataques infundados, son problemas reales que al ser reiterados y transitar todos los partidos en el poder nos dan cuenta que lo que se requiere es cambiar de modelo económico para resolverlos, (pues la alternancia democrática, o los ahonda o simplemente quedan iguales), pero está claro que ello solo puede ser obra de una vanguardia educada y consciente que despierte la voluntad de la mayoría de los mexicanos para proponerse una sociedad con justicia social y equidad.El modelo económico imperante se está agotando en el mundo, por ello el ejercicio acontecido el fin de semana pasado refuerza nuestra labor de concientización, y los datos aportados por Vania Sanchez, nos llevan a entender que se requiere con urgencia que en nuestra patria exista una poderosa fuerza social que llegado el momento juegue un papel protagónico en los cambios que requiere México en lo que ya nos preparamos los antorchistas.