PABLO PEDROZA
¿Existe una cadena de mando de la FRIZ? Por supuesto;
y no sólo de la FRIZ, de la policía estatal, de la policía vial,
inclusive, de las policías municipales.
Y yo soy el responsable de todos. No hay otro.
— General Arturo Medina Mayoral
Así reaccionaba el secretario de Seguridad Pública del estado a la diputada local Karla Guadalupe Estrada, quien le cuestionaba que, pareciendo que las llamadas Fuerzas de Reacción Inmediata (FRIZ) se mandan solas y toman sus propias decisiones, preguntaba: “¿Qué está usted haciendo al frente?” de la Secretaría.
No hizo falta que se extendiera en su respuesta. De forma inmediata, para los asistentes a la comparecencia, para la opinión pública y para quienes se manifiestan desde las redes sociales —para todos, excepto la porra y los miembros de la Secretaría—, Arturo Medina Mayoral se tatuó a fuego en la frente la marca de culpable.
Culpable de la represión que la FRIZ ejerció sobre las manifestantes del 8 de marzo de 2024. Pese a una recomendación de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, su ego y soberbia no le han permitido ofrecer una disculpa pública.
Resulta significativo que ahora reconozca que no hay un solo miembro de la Secretaría que actúe para el bien de los zacatecanos o que delinca por su cuenta, declarando bajo su mando: “yo soy el responsable de todos”.
También es culpable por el acto de violencia ejercido el 8 de septiembre de este año, cuando, una vez más, integrantes de la FRIZ, en coordinación con la Policía Vial, violentaron a las madres buscadoras mientras intentaban colocar una rafia representativa de sus desaparecidos.
Ese día, al ser cuestionado sobre el actuar de sus subordinados, Arturo Medina Mayoral justificó su desconocimiento de los hechos alegando haber estado incomunicado, sin acceso a teléfono o radio. Su postura evocó la de un padre negligente, que una vez que sus “muchachitos” salen a la calle —entrenados, armados, y solo Dios sabe con qué protocolos, órdenes o intenciones— delega en la ciudadanía la tarea de “encomendarnos a Dios”, tal como recomendó David Monreal el 6 de enero de 2022. Aquella ocasión siguió a la mañana en que, al pie del árbol navideño en la Plaza de Armas, fue abandonada una camioneta con varios detenidos, o “reducidos”, según su terminología.
Es también culpable por el acto de censura a la libre manifestación de Martín Pueblo durante el desfile del 16 de septiembre. Asimismo, es el responsable último de la Policía Vial, aunque a su titular, Oswaldo Caldera, le guste actuar por su cuenta o según le convenga en el momento.
En definitiva, como parte del sistema de la nueva gobernanza, Mayoral quedó marcado tras su respuesta como culpable.
Para respaldar nuestro pesimismo y poner en duda las estadísticas, la diputada Karla Guadalupe Estrada lanzó otra pregunta directa para el segundo strike: “¿Usted cree que la ciudadanía confía en la FRIZ?”.
Frente a esta interrogante, el general Arturo Medina Mayoral —quien también se considera parte de la FRIZ— afirmó con seguridad: “Pues de un millón 600 mil habitantes que tiene Zacatecas, yo creo que un millón 400 mil confían en nosotros”.
Agregó, como si los zacatecanos ya no tuvieran motivos para preocuparse por la inseguridad —aunque se registren menos homicidios dolosos—: “Y los otros 200 mil —refiriéndose al resto de la población— son los delincuentes o gente de civil que apoya a los delincuentes. No hay más. Si quieren, a la FRIZ”.
Así, bajo el método científico del “yo creo”, Mayoral nos informa que 200 mil personas en Zacatecas son delincuentes o simpatizantes de la delincuencia. Ante tal dato, ¿se siente usted más seguro?
Si concentramos a las familias de seis miembros simpatizantes de la delincuencia, o a células de este tipo, el resultado sería de más de 33 mil en el estado y un promedio de 574 por municipio. Es decir, tres mil 444 delincuentes o simpatizantes por municipio. Gracias, General Arturo Medina Mayoral, le acaba de derribar la narrativa de los últimos cuatro años a su patrón, suponiendo que David lo sea. Es cierto que las estadísticas que da a conocer el Secretario General de Gobierno constantemente expresan que, estadísticamente, los homicidios dolosos han bajado.
Debemos reconocer que el General ha tenido mucho que ver con la disminución de los homicidios, y no los acuerdos que conducen a una paz narco. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado, como diría el director de un diario, pues esas doscientas mil reservas de simpatizantes de la delincuencia y los mismos delincuentes pueden echar por tierra sus cifras y las percepciones de inseguridad. Pero, ¿quién es este personaje que se nos presenta ahora como un censador de buenos y malos, y con qué autoridad de conocimiento para poder dirigir el INEGI?
De acuerdo con lo declarado por el General Mayoral a Usec Network Magazine (usecim.net):
Es originario de Ensenada, Baja California, con más de cuatro décadas de servicio militar. Es egresado del Heroico Colegio Militar, licenciado en Administración Militar y maestro en Seguridad Nacional.
Cuenta con un doctorado en Educación –aunque se le note muy poco educado– por la Universidad Vasconcelos de Chiapas, el cual concluyó en junio de 2025. Esto lleva a preguntarse: ¿en qué momento atendía sus responsabilidades mientras cursaba el doctorado? ¿Acaso por eso sus elementos se comportan como con un padre ausente?
Además, tiene diplomados en Psicopedagogía, Planeación Estratégica, Inteligencia para la Seguridad, Seguridad Pública, Prevención del Delito y Administración en Seguridad Pública.
Fue subdirector de Educación Militar. Según se destaca, se desempeñó como titular de la Unidad de Órganos Especializados por Competencias en la Guardia Nacional, donde tuvo bajo su responsabilidad áreas de alta relevancia como Inteligencia, Investigación, Policía Científica, Antidrogas, Procesal, Carreteras y Transportes Aéreos.
Ante esta trayectoria, me pregunto: ¿cómo es que un hombre con dicha experiencia y conocimientos se empeña en presentarse ante nosotros como una persona de inteligencia poco cultivada o incluso como un fracaso?
El General Mayoral declaró: “Zacatecas no es desconocido para mí, primero porque en la Guardia Nacional llevaba el seguimiento de todos los estados, y Zacatecas estaba en una situación muy difícil de crisis”.
Y ahora, dejando a un lado el tema de los homicidios dolosos, la pregunta es: ¿cómo está Zacatecas si el General ya tiene censados a 200 mil habitantes del estado como delincuentes o simpatizantes?
Qeda claro que conocerá Zacatecas, pero desconoce cómo tratar a su gente y a sus representantes, salvo a su patrón, si es que lo es David Monreal.
Si desea leer la entrevista completa al General y contrastar su trato hacia los medios y la población local, puede encontrarla en la dirección ucemin.net.
Declara Arturo Medina Mayoral: “Estamos iniciando con el humanismo pericial, el humanismo policial hacia el interior y hacia la ciudadanía”. (Puede reírse sin inhibiciones si lo desea).
Continúa: “Me llena de satisfacción el trabajo que estamos haciendo. Me interesa mucho el personal, la forma de cómo abordarlos –sería mejor decir cómo educarlos–. No les perdonamos alguna falta grave”. (Le recomendamos no escupir de la risa a quien tenga enfrente). “Pero me gusta mucho ayudarlos, apoyarlos para que salgan adelante”.
En las redes sociales también hay debate sobre la comparecencia del general. Ante la crítica del académico Marco Antonio Torres Inguanzo a las Fuerzas de Reacción Inmediata (FRIZ), el docente Ricardo De la Rosa hizo el siguiente comentario. Cito íntegramente sus textos por considerarlos de interés:
“Como estudioso de las ciencias sociales que eres, deberías preguntarte qué fue lo que sucedió. No puede negarse que el número de homicidios ha disminuido y que los hechos violentos de gran impacto, aunque han seguido sucediendo, lo han hecho en menor magnitud que en épocas pasadas recientes. Entonces, caben aquí algunas preguntas: ¿a qué se debe que los homicidios hayan disminuido y que aparentemente íbamos hacia una pacificación? ¿Y qué fue lo que sucedió para que se suscitaran los hechos del pasado viernes? ¿Cuál es el móvil oculto? Me gustaría leer tus hipótesis”.
Ante esto, el académico universitario ofrece una respuesta que bien valdría la pena que revisaran en la famosa mesa de construcción de paz. Responde Torres Inguanzo:
“Ricardo De La Rosa, existen varios escenarios de análisis: El primero es que las cifras sean ciertas. En ese caso, debemos verificar si la reducción de homicidios se acompaña de una disminución del control territorial. Como esto último no ha ocurrido, indica que las cifras de homicidios se explican por acuerdos entre grupos criminales para reducir la violencia homicida entre ellos. El segundo escenario es que las cifras no sean veraces. En este caso, la disminución en los registros de homicidios se explicaría por el aumento proporcional de las desapariciones, lo que indica que los criminales ocultan los cuerpos y estos no se reportan como homicidios dolosos. Ambas posibilidades demuestran que el control territorial de los grupos delictivos no ha disminuido. Esto se confirma al revisar la incidencia de delitos vinculados al control territorial: extorsión, cobro de piso, secuestro, desapariciones forzadas, amenazas y controles de paso (retenes ilegales). A esto se suma un indicador esencial de la presencia territorial del crimen: la percepción de inseguridad de la población.”
De Salida.
Uno. Y como los príista en tiempos de necesidad de artificial, morenistas movilizaron a cientos, incluso miles, de personas mediante el ofrecimiento de apoyo logístico como alimentos. Estos grupos, transportados en una multitud de camiones, ocuparon calles, plazas y avenidas de la Ciudad de México con el único propósito de proporcionar a Claudia Sheinbaum una demostración masiva de apoyo popular, un auténtico “baño de pueblo”.
Dos. En el Zócalo, Claudia Sheinbaum declaró: “En el México de hoy la honestidad es la regla y no la excepción”. Sus afirmaciones resuenan con la misma vehemencia que los gritos histéricos de Luisa María Alcalde proclamando: “Donde gobierna Morena no hay baches”. La otra posibilidad es que en Morena estén experimentando un período de alteración de la realidad.
Tres. Como era de esperarse, la borregada de antes y los de ahora, motivados por el ofrecimiento de una torta, un Frutsi y un paseo, están dispuestos a soportar largas horas de incomodidad física dentro de un camión. Mientras tanto, aquellos que organizan estas movilizaciones se presentan como anfitriones, se declaran abiertamente acarreadores y posan felices en fotografías con la persona que consideran dueña de su destino.
En otro ámbito, un personaje recorre el país, espera con cautela su oportunidad. Ya se prepara su imagen y los medios necesarios para recibirlo, siempre y cuando se le permita actuar con autonomía del centro político.
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Columnista con experiencia pública y mirada crítica.
pablorafael1966@gmail.com
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