miércoles, septiembre 3, 2025
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El Callejón de los 58 | La verdad es una herida en Zacatecas

AURELIO GAITÁN

El poder no soporta la verdad. Y la mentira, en la política de Zacatecas se ha convertido en un negocio de unos pocos que pretenden lucrar con la buena fe y la ingenuidad de la gente. Pero el Tribunal de Justicia Electoral del Estado ha puesto un alto. Ha declarado inexistente una farsa, un montaje construido con acusaciones vacías. La verdad es un hecho, es un dato. Y los datos, esta vez, han desenmascarado a la infamia.

A Miguel Varela Pinedo, presidente municipal de Zacatecas, se le acusó de una campaña sucia, con el expediente TRIJEZ-PES-003/2025. El denunciante, Juan Pablo Ayala Santana, levantó la voz para acusarlo de un supuesto uso indebido de recursos públicos. Afirmó que Varela había utilizado el erario municipal para viajar a la Ciudad de México y atender a un evento de su partido. Una mentira con patas cortas. Porque la justicia, sin importar la filiación, no podía ser ciega.

En un veredicto que incomoda a los dueños de la verdad, el Tribunal de Justicia Electoral de Zacatecas falló a su favor. Es un tribunal integrado, lamentablemente, por magistrados que se han distinguido por su cercanía a la llamada Cuarta Transformación y la nueva gobernanza: la magistrada Rocío Posadas Ramírez, la magistrada Teresa Rodríguez Torres y el magistrado José Ángel Yuen Reyes, junto a la magistrada presidenta Gloria Esparza Rodarte, decidieron por unanimidad de votos.

A pesar de los vínculos, la ley imperó sobre la obediencia. El fallo fue contundente: sobreseyó la queja por el uso de recursos y declaró inexistentes las acusaciones de actos anticipados de precampaña y de propaganda personalizada.

Los documentos oficiales detallan la realidad: el Tribunal determinó que los hechos denunciados no constituían una infracción electoral, dado que no había un proceso electoral en curso en el momento de los supuestos actos.

Además, la propaganda en video que se señalaba como pagada con dinero público, un ataque directo a la imagen de Varela resultó haber sido financiada por el propio medio digital “SDPnoticias”. El ayuntamiento de Zacatecas nunca pagó por esa publicidad.

El caso es un ejemplo de cómo la mentira, por más elaborada que sea, se derrumba ante la evidencia. Varela no actuó mal. Varela no violó la ley. Es importante que la sociedad de Zacatecas sepa que, en un tribunal con filiación política al gobierno en turno, el fallo salió a su favor, demostrando la inocencia y el buen actuar del presidente municipal.

Lo que se buscaba era un golpe bajo, una mancha en la reputación, un intento de inhabilitación por la vía judicial.

Pero la verdad es un río que no se puede detener. Los que creían que podían usar la justicia para sus fines mezquinos se toparon con un muro de hechos. Y en la confrontación entre el fanatismo y la verdad, esta vez, la verdad ganó.

Villa de Cos: un municipio desarmado

En el municipio de Villa de Cos, la seguridad pública es una farsa que se sostiene con alfileres. La situación es crítica y los números no mienten. A pesar del reciente crecimiento, la corporación municipal de seguridad opera con apenas 24 agentes, una cifra que contrasta de manera escandalosa con los 45 efectivos que el propio alcalde, Pier Michel Ríos Ruiz, reconoce como necesarios.

Este déficit, que se traduce en un 47% de la fuerza requerida, deja a un municipio entero a la merced de la delincuencia.

La precariedad no se limita a la cantidad. La capacitación es un espejismo en la mayoría de los casos. Solo nueve de los 24 policías que hoy resguardan el territorio han logrado la acreditación que certifica su aptitud, el Certificado Único Policial (CUP).

Los demás siguen, según el edil, en un interminable proceso de exámenes y preparación. La meta de llegar a 30 efectivos antes de 2027 parece un chiste de mal gusto, pues todavía faltan al menos 21 agentes para alcanzar esa cifra, y la realidad es que el municipio se encuentra lejos de poder cubrir el hueco.

Ante este panorama, la administración municipal ha optado por una estrategia de maquillaje que, aunque necesaria, no resuelve el problema de fondo. Se han implementado mejoras salariales y de equipamiento: el sueldo de los policías se duplicó, ahora perciben siete mil pesos quincenales, y se les ha dotado de seguros de vida, algo que antes no existía.

Las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública Municipal fueron remodeladas y se ha instalado un comedor. Pero estas medidas no son un escudo contra la criminalidad. Son un paliativo que busca incentivar la permanencia de un personal insuficiente.

El alcalde afirma que este problema es un reflejo de lo que sucede en todo Zacatecas. Pero la realidad es que no se puede justificar la inoperancia con la mediocridad ajena. Los esfuerzos de dignificación de la policía son un avance, sí, pero un progreso cosmético ante una herida abierta. Un municipio con una policía mermada es un lugar vulnerable. Y la vulnerabilidad, en un estado como Zacatecas, es la antesala de la tragedia. La seguridad no se construye con promesas, sino con la presencia de agentes preparados y en número suficiente. Sin ello, la vida de los ciudadanos pende de un hilo.

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Columnista especialista en municipios, justicia y poder.
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