ANGÉLICA COLIN MERCADO
El cierre de año fiscal constituye un reto estructural para las universidades públicas mexicanas, particularmente cuando enfrentan un crecimiento sostenido de la matrícula sin un incremento proporcional en el presupuesto.
Esta tensión entre expansión académica y restricción financiera se vuelve más visible en instituciones con una fuerte vocación social, como la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), que históricamente ha asumido el compromiso de ampliar el acceso a la educación superior para jóvenes del estado y la región.
En el caso de la UAZ, el aumento de la matrícula en los niveles medio superior y superior responde a una demanda social creciente y a la falta de alternativas suficientes en el sistema educativo. Sin embargo, este crecimiento no ha venido acompañado de mayores recursos federales ni estatales.
Al cierre de cada año, la universidad enfrenta dificultades para cubrir compromisos básicos como el pago oportuno de salarios, prestaciones y aguinaldos, así como para garantizar el mantenimiento de la infraestructura y la operación de los servicios académicos. Esta situación genera un ambiente de incertidumbre que impacta directamente en docentes, trabajadores administrativos y estudiantes.
La presión financiera obliga a la UAZ a priorizar el gasto inmediato, dejando en segundo plano inversiones estratégicas en investigación, innovación educativa, actualización tecnológica y fortalecimiento académico.
Además, la sobrecarga de grupos, la limitación en la contratación de personal y el desgaste de los espacios físicos son consecuencias directas de una matrícula creciente sin respaldo presupuestal suficiente, lo que pone en riesgo la calidad educativa.
Este escenario evidencia que el problema no es el crecimiento de la matrícula en sí, sino la falta de una política de financiamiento acorde con dicha expansión. Para universidades como la UAZ, cerrar el año se convierte en un ejercicio de resistencia institucional.
Resulta indispensable que los gobiernos reconozcan que garantizar el derecho a la educación superior implica no solo abrir espacios, sino también asegurar los recursos necesarios para sostenerlos.
Sin este reconocimiento, el cierre de año seguirá siendo un periodo crítico y la misión social de la universidad pública permanecerá en constante riesgo.
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Educadora crítica, madre, directiva universitaria comprometida.
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