GABRIELA ÁLVAREZ MÁYNEZ
Es una pregunta difícil, muchos tratamos de responderla, de estudiar el tema, o son expertos al divulgar su pensar, pero más allá de todo lo que aparezca en nuestra mente cuando nos llega esta pregunta, trataré de expresar mi sentir, de contar un poco de lo que he vivido en 26 años de intentar caminar y abonar en este tema.
La educación es una palabra fuerte, que se lleva a la acción (en diversas condiciones), que ofrece transformaciones y es una palabra que se utiliza para engañar.
Sabemos que la educación es necesaria y se ha luchado porque llegue a cada rincón del mundo. Muchos seres humanos han llevado a cuestas una batalla sorprendente para realizarlo, desde aspectos legales, apertura de escuelas, ejercicios para llevar los libros a los educandos, pero la necesidad sigue siendo clara, no llega a todos los lugares que desearíamos por distintos motivos.
En el ámbito educativo se involucran individuos con diversas posturas, hemos visto la conformación de la SEP como una institución para todo el país, la creación de las escuelas rurales, y en la actualidad, la urgente necesidad de la tecnología, para estar a la vanguardia. Y dentro de estos esquemas, un sinfín de personas comprometidas para realizarlo.
No es fácil abordar este tema, es delicado, pues muchos de los sujetos involucrados son maestros y maestras que han vivido momentos en la historia que enriquecen la labor, pero en cuanto a las condiciones laborales que enfrentan, sabemos que es una lucha agotadora y difícil.
Hay personas que ejercen la educación en la calle, de manera voluntaria, quienes dan cursos, quienes ayudan a otros con tareas o estudios, quienes realizan talleres o educan en materias que no se contemplan en los programas escolares, como los oficios, los deportes, las artes y otro aprendizaje que se vuelve fundamental. Todo esto tiene que ver con la educación.
Cuando en este espacio hablamos de cursos para los niños, lo hago a partir de una experiencia de 26 años impartiendo talleres gratuitos para niñas y niños en colonias y comunidades del municipio de Guadalupe. Se habla con toda la honestidad que requiere esta actividad, pues nadie te da un recurso por salir a una comunidad para ver en dónde se realizará el taller, conocer a la gente y a los posibles asistentes. Se habla con el amor que se tiene a estos talleres en donde se realizan actividades de promoción y la mayor difusión posible, pues se caminan comunidades, colonias y espacios, tratando de abarcar el mayor territorio que lleve la voz a la niñez: habrá un taller gratuito para los niños y nos encantaría que nadie se lo pierda.
Después de ello viene un proceso en donde las clases comienzan, en donde se vive la magia, pues ninguna clase es parecida, ya que cada niño es diferente y la hace suya, opina distinto, siente y manifiesta lo que la lectura le comunica a su manera. Dar talleres nos ha dejado una enseñanza profunda, pues los ojos de los niños nos muestran su alegría, su tristeza, su dolor, su miedo y su atrevimiento.
En los talleres, se juega, se aprende, se divierte y se enseña la disciplina de querer seguir conociendo más y más mundos, pues los libros nos abren esa posibilidad. Cuando revisamos la colección de “arte para niños”, los cuentos “a la orilla del viento”, las biografías que vienen en “Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes”, los libros de ciencias, de animales prehispánicos, ecológicos y una gran cantidad de temas adorables que nos conducen a querer conocer más de todo lo que nos rodea.
La educación es un compromiso muy grande, y se conoce trabajando, aprendiendo y estudiando, pero también con la experiencia de estar al frente de alumnos, de personas que caminen de la mano en este proceso para poder realizarlo. Es un ejercicio en el que no sólo se le enseña a un alumno, se suma la experiencia de lo que ellos nos enseñan y de todo lo que podemos aprender en este espacio tan complejo y lleno de características que integramos a una definición exacta del proceso.
En esta ocasión se narra sólo una perspectiva de sentimientos y espacios más generales que acompañan el sentir de un gran número de maestros, de personas, que comparten estas vivencias, pero sin falta, con mucho gusto, compartiremos un texto en el que se hable de todo aquello de lo que realiza el maestro, que termina convirtiéndose en psicólogo, doctor, compañero, mediador y todo aquello que se requiere en esta labor tan completa y compleja.
Sobre la Firma
Historiadora, docente, columnista cultural y dirigente política.
gabriela.alvarez.maynez@gmail.com
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