lunes, octubre 27, 2025
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La Casa de los Perros | La Herencia de Sangre

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Zacatecas no vive un proceso electoral. Vive una herencia.

El poder, aquí, no se disputa: se transmite. Se protege. Se blinda con apellidos y silencios.

Y hoy, cuando el país entero clama por la renovación, en el corazón del semidesierto zacatecano el apellido Monreal amenaza con perpetuarse como si el gobierno fuera una finca y la democracia una costumbre familiar.

Los datos no son un rumor: son una radiografía política. Las encuestas revelan una realidad que ni los discursos pueden ocultar. Si Morena impone a Verónica Díaz Robles, la “excuñada” del todavía inquilino de La Casa de los Perros, el partido puede perder el poder por primera vez en una década. Y no por la fuerza de la oposición, sino por su propio desgaste moral.

La geometría del poder

Verónica Díaz Robles fue esposa de Luis Monreal Ávila, hermano de David y Saúl. Su vínculo familiar con el gobernador no es político: es sanguíneo, íntimo, innegable. La verdad, fría y dura, no olvida que sus dos hijos son, inevitablemente, sobrinos del gobernador en turno. Esta es la geometría del poder dinástico. Aun así, el propio David la promueve como el rostro del “cambio”, el símbolo de “ni los mismos ni lo mismo”.

Pero el discurso se derrumba ante los hechos. La llamada Ley Contra el Nepotismo, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, prohíbe que dirigentes de Morena promuevan familiares hasta el segundo grado de afinidad: cuñados, cuñadas, concuñados. La norma fue ratificada por el Consejo Nacional del partido y se aplicará desde 2027.

La trampa, sin embargo, está en la letra pequeña: el estatuto no especifica si la prohibición alcanza a los “excuñados”. Y ahí radica el cinismo: permitir que Díaz Robles participe no sería una omisión legal, sino un acto deliberado de impunidad política.

Mientras tanto, Saúl Monreal, senador y hermano del gobernador, denuncia “intereses oscuros” y campañas para descalificarlo. Se dice víctima de una maniobra orquestada por quienes —dentro de su propio partido— buscan despojarlo de la candidatura. Ricardo Monreal, desde el Senado, le pide serenidad. Pero Saúl responde con la obstinación de quien siente que la historia lo está dejando atrás: “Voy a seguir en la contienda; la gente decidirá, no las estructuras”.

La disputa no es ideológica: es familiar. Y lo que está en juego no es el futuro del estado, sino el control del apellido.

El pulso de las encuestas

Los números cuentan una historia más honesta que los discursos.

En la preferencia interna de Morena, Ulises Mejía Haro encabeza con 22.1%, seguido de Saúl Monreal con 11% y Verónica Díaz con apenas 10%. Mejía lidera en atributos: es considerado el más honesto (18%) y el más apto para gobernar (22%). Es, además, dicen, de los más cercanos a la presidenta Sheinbaum.

Pero si el partido se empeña en la imposición, las consecuencias son devastadoras.

Cuando Morena postula a Mejía, la coalición Morena-PT-PVEM mantiene ventaja: 33.2% a 35.6%, frente al 24.6% de Movimiento Ciudadano y el 23.5% de la alianza PAN-PRI-PRD.

En cambio, si impone a Verónica Díaz, el escenario se invierte: Movimiento Ciudadano, con Jorge Álvarez Máynez, gana con 30.6%, mientras Morena cae a 25.4%–28.1%.

La imposición de la favorita del gobernador, la cuñada política cuyo ascenso representa la negación del “cambio,” abre la puerta a un tercer actor, un resultado impensable si Morena se mantuviera unido bajo su liderazgo más fuerte. Los números no mienten: la dinastía es el talón de Aquiles de la 4T en Zacatecas.

La fuga de votos ya es visible. Aunque la identidad morenista se mantiene alta —entre 37.3% y 44%—, la intención de voto directo apenas alcanza 35.8%. Una pérdida silenciosa, pero constante. El desencanto se mide en esos puntos que se evaporan.

Y al otro lado, la oposición afila su esperanza. El PRI, con identidad apenas del 11%, logra intención de voto del 17.9%. El PAN, con Miguel Ángel Varela, retiene 26%. Y el bloque PAN-PRI-PRD ronda el 37.6%. Movimiento Ciudadano, con Máynez, roza el 41% de conocimiento y capitaliza el voto del desencantado, del que no odia a Morena, pero ya no le cree.

La resistencia y los nuevos peones

Mientras la dinastía se desgasta, otros mueven piezas.

La semana pasada, Julia Olguín Serna fue nombrada lideresa de la CATEM en Zacatecas, el brazo sindical “pro 4T” dirigido nacionalmente por Pedro Haces Barba, compadre de Ricardo Monreal. Su designación reconfigura el tablero: Olguín, cercana a Saúl Monreal, se presenta como el rostro de “la resistencia” dentro del monrealismo, pero con discurso propio.

CATEM se autodefine como un movimiento laboral, no electoral. Pero en Zacatecas todo tiene olor a candidatura. Olguín se suma al elenco de figuras con “aroma monrealista”: Susana Barragán, Bennelly Hernández, Soledad Luévano. Todas orbitan el mismo sol.

El espejismo del cambio

La narrativa de la fallida nueva gobernanza prometía romper con la vieja política. Pero el poder no se renueva cambiando nombres, sino renunciando a los privilegios que lo corrompen. Prometer “no ser los mismos” mientras se acomoda a la familia en el trono es una burla a la inteligencia colectiva.

El poder no corrompe: revela. Y lo que está revelando Zacatecas es brutal.

Un gobierno que llegó con la promesa de moralidad termina atrapado en la misma telaraña de parentescos que juró destruir.

Zacatecas no es sólo un laboratorio político. Es un espejo del país: donde el discurso de la transformación convive con el instinto de la herencia, donde la ley se interpreta según la conveniencia del clan.

Y en ese reflejo, los votantes ya no ven esperanza. Ven repetición.

La herencia de sangre pesa más que la voluntad popular.

El futuro del estado no se decidirá en los tribunales ni en las mesas de encuestas, sino en la conciencia de los que aún creen que la política puede tener decencia.

Porque si el poder vuelve a quedar en manos de los mismos, el mensaje será claro: en Zacatecas, la transformación se heredó por consanguinidad.

Y entonces la historia no se escribirá como una elección.

Se escribirá como una renuncia.

Sobre la Firma

Periodista especializada en política y seguridad ciudadana.
claudia.valdesdiaz@gmail.com
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