SAÚL MONREAL ÁVILA
Amigas y amigos que no siguen a través de Las Noticias Ya, en el campo mexicano, no es raro observar a los zopilotes, aves pacientes y astutas, revolotear sobre lo que consideran una oportunidad, no atacan, no enfrentan, solo esperan. Se mantienen a distancia hasta que el dolor ajeno se convierte en terreno propicio para alimentarse.
En la política, tristemente, también existen esos zopilotes, aparecen cuando el país atraviesa sus momentos más difíciles, no para ayudar, sino para lucrar con la desgracia y sembrar el desconcierto. Hoy los vemos, nuevamente, sobrevolando las tragedias que han golpeado al sur del país, en estados como Veracruz, Puebla, Querétaro, San Luis Potosí e Hidalgo, donde las lluvias y las inundaciones han dejado estragos y familias enteras en la incertidumbre.
Frente a estas emergencias, la obligación de cualquier servidor público, es la solidaridad; Sin embargo, hay quienes escogen el camino fácil de la crítica sin sustancia, el del reclamo sin memoria. Desde sus tribunas y plataformas, repiten una consigna vacía “¿Dónde está el Fonden?”. Olvidan, o fingen olvidar, que el extinto Fondo de Desastres Naturales no era ningún ejemplo de eficiencia ni mucho menos de transparencia.
Conviene recordarles que antes de su desaparición, el Fonden arrastraba una deuda de 13,123 millones de pesos, en octubre de 2020, el entonces secretario de Hacienda, Arturo Herrera, informó que, al cierre de agosto de ese año, aquel fondo contaba apenas con 4,911 millones de pesos, mientras debía más de 18,000 millones por los pasivos generados tras los sismos y huracanes de 2017. Es decir, el Fonden no solo estaba quebrado, sino corrompido, era una caja chica que servía más para negocios ajenos que para auxilio real.
Por eso se extinguió, para dar paso a mecanismos más directos y sin intermediarios, hoy existe el Programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales, con un presupuesto de 16,000 millones de pesos, no es un “guardadito” en manos de burócratas, es una política viva que no se entrega en cheques opacos, sino en apoyos directos, censo por censo, hogar por hogar.
Los mismos que hoy claman por el Fonden son, quizá, aquellos que antaño se beneficiaron de su desorden, eran los tiempos en que se entregaban cobijas y discursos, como lo hizo el PAN, o cuando decían los políticos del PRI, que las familias hicieran “tandas” para reconstruir. Hoy, en cambio, existe una estrategia completa: atención inmediata con víveres y refugios, acompañamiento con la Guardia Nacional, reconstrucción de vivienda mediante transferencias directas, apoyos a productores, créditos a la palabra y continuidad hasta que el territorio se recupere.
Los zopilotes políticos no conocen la empatía, llegan tarde, opinan de lejos y nunca se remangan la camisa, pero el México de hoy no necesita carroñeros, necesita manos solidarias. Porque cuando la tierra se inunda, no se discute, se actúa y ahí, lejos del ruido y del oportunismo, está el gobierno, están las fuerzas armadas, está la secretaría del bienestar y estaremos siempre los que creemos que el país no se construye con gritos, sino con presencia y compromiso.
Nos leemos en la siguiente colaboración, soy su amigo, Saúl Monreal.
Sobre la Firma
Senador, académico, fundador de Morena, fresnillense.
saul.monreal@senado.gob.mx
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