sábado, junio 7, 2025
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Cierre de ciclos, permanencia de principios

JULIETA DEL RÍO VENEGAS

Hoy nos encontramos en un punto de inflexión: se cierran ciclos importantes en las instituciones de transparencia, pero también se abren nuevas rutas. Lo que no cambia, ni puede cambiar, es el compromiso con el derecho a saber de las y los ciudadanos. Esa es la base sobre la cual se construyen sociedades más justas, informadas y participativas.

Asistir a la última sesión del Instituto Zacatecano de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IZAI) es, sin duda, un momento inolvidable y simbólico para mí.

El “Gran IZAI” me tocó construirlo junto con Raquel Velasco Macías y Antonio de la Torre Dueñas, ante la reforma del 201. Representa parte de mi historia, de lucha institucional, de construcción de derechos, y de compromiso con la rendición de cuentas en nuestro estado.

Hoy que se cierra un ciclo en el IZAI, donde Samuel Montoya Álvarez, Fabiola Torres Rodríguez y Nubia Barrios Escamilla se suman a la historia del nacimiento del Instituto.

Siempre recordemos el origen y mi origen es este, llegar a nivel nacional al INAI pocos y mi trinchera para lograrlo fue mi escuela, este Instituto.

Un gran equipo de personas, de aquellos años, que dimos el paso de la antigua Comisión Estatal para el Acceso a la Información Pública (CEAIP) hacia un organismo autónomo siguen siendo parte de estos legados de transparencia y protección de datos personales no sólo en Zacatecas sino a nivel nacional.

Fui la primera comisionada presidenta de este nuevo órgano autónomo que nacía en 2015. Ese cambio no fue solo de nombre; implicó transformar una estructura administrativa en un ente con verdadera voz y fuerza para garantizar el acceso a la información y la protección de los datos personales.

Con el nacimiento del Sistema Nacional de Transparencia, llegó el desafío de implementar en Zacatecas la Plataforma Nacional de Transparencia. Recuerdo cómo instalamos los servidores estatales, cómo recorrimos cada rincón capacitando a sujetos obligados, y cómo fuimos rompiendo resistencias en un tiempo en que muchos aún no creían en la transparencia como derecho, sino como discurso.

Lo hicimos desde el compromiso técnico, pero también desde la convicción ciudadana. Abrimos el IZAI a los medios, a las organizaciones, a la gente. Porque siempre creímos que la transparencia no debía vivirse en oficinas cerradas, sino en la calle, en el día a día de las personas.

Esta última sesión, más allá del protocolo, debe reconocerse como la culminación de una etapa que deja huella. No solo en lo institucional, sino en lo humano. Porque el IZAI no fue nunca solo un edificio o un nombre: fue el espacio donde muchas y muchos dimos batalla por fortalecer una cultura de legalidad y apertura. Donde, a pesar de obstáculos, que los hubo, y no pocos, apostamos por el derecho a saber cómo herramienta de transformación social.

Hoy el entorno es otro. Vivimos una etapa donde, a nivel nacional, el andamiaje de los órganos garantes enfrenta un cambio de modelo. Pero si algo me ha enseñado esta trayectoria es que la transparencia y la rendición de cuentas no están en los discursos, sino en la práctica diaria. En cada resolución emitida con fundamento. En cada capacitación ofrecida. En cada vez que se defendió a una persona que pidió información y no la obtuvo.

Celebro y agradezco a quienes integraron esta última etapa del IZAI: Fabiola Torres Rodríguez y Nubia Barrios Escamilla. Compañeras de ruta que supieron mantener en pie la misión que asumimos hace una década. Zacatecas puede mirar con dignidad este cierre, porque lo que se construyó, queda. Queda en la Plataforma Nacional de Transparencia, en los precedentes, en los expedientes resueltos y, sobre todo, en la ciudadanía que aprendió a ejercer sus derechos.

El IZAI fue, y será siempre, mi casa. Un capítulo entrañable de mi vida pública, pero también de mi historia como zacatecana. Hoy no digo adiós, digo gracias. Y como siempre digo, vamos por más.

Cerré lo nacional y con orgullo soy testigo de lo realizado en lo local, pero la transparencia seguirá y el derecho a preguntar sobre los servidores públicos también. Para aquellos que creen que ya saltaron el barco, lo siento, es un derecho constitucional y la historia continúa.

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