RAYMUNDO MORENO ROMERO
En Zacatecas han florecido progresistas de papel: voces que buscan arroparse con la retórica de la ‘’izquierda’’ y de la ‘’transformación’’, pero que irónicamente en la práctica se oponen a cualquier medida que implique progreso; personajes para los cuales dialogar en un ánimo constructivo, aplicar la norma con sensibilidad, o activar en términos económicos y culturales nuestra ciudad, resulta ofensivo.
Si se plantea permitir nuevos restaurantes, negocios o bares que generen empleos formales con reglas estrictas: “NO”; si el tema es regular al ambulantaje para que conviva ordenadamente con nuestro Centro Histórico sin deteriorarlo: “NO”; siempre que la propuesta provenga del alcalde Miguel Varela: “NO” y tres veces no. Lo curioso es que buena parte de ese “noísmo” no nace de principios, sino de politiquería de cálculo, de intereses mezquinos: convertir cada trámite, cada permiso y, por increíble que parezca, cada bolsa de basura, colilla de cigarro y hasta la mismísima lluvia, en combustible político.
Exfuncionarios con antecedentes oscuros y plagados de incongruencias, que por mucho que hoy se disfracen de “sociedad civil”, no pueden ocultar sus añejas frustraciones, pues la gente ya no cree en sus discursos reciclados, críticas que son tan endebles como su reputación, son progresistas de papel que se mojan con la primera lluvia y se desmoronan… y luego culpan al clima.
Mientras el Ayuntamiento de Zacatecas, al mando de Miguel Varela, sigue sorteando la tormenta y guste o no, aglutinando a quienes creemos que con trabajo y resultados sí podemos convertirnos en la capital cultural de México.
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Funcionario público con responsabilidad social y cultural
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