La Casa de los Perros: Julieta del Río y la corrupción en el INAI

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Pobre secta desesperada a la que todo le sale mal fue la mejor descripción que nos regaló la senadora Soledad Luévano Cantú, del oso que los asesores de quien en Zacatecas se conoce como La Malvada protagonizaron al inventarse una encuesta en la que, sí, aunque todos se rían, ella ganaba las preferencias al Senado en Morena y sus aliados el PT y el PVEM.

De la mano de los exdueños de la taquería oficial, los meseros movieron sus páginas fake y, con la complicidad del periódico Imagen, trataron de engañar al respetable con una encuesta quimérica.

Tristemente, la empresa encuestadora TrueData Investigación Estadística los puso en su lugar y sin más les dijo que eran unos mentirosillos, que la ganadora de la encuesta era la petista Geovanna Bañuelos y el segundo lugar era para Soledad Luévano. El tercer lugar, ni para qué les cuento.

Por lo pronto, la espera sigue para saber quiénes serán los afortunados y las afortunadas que verán sus nombres en las boletas electorales del 2024, mientras, quien se placeó de la mano de Claudia Sheinbaum, además del inquilino de La Casa de los Perros, fue Ulises Mejía Haro, quien no se aguantó y su foto presumió.

La moneda, así pues, sigue en el aire…

De otro lado

Este fin de semana, en Guadalupe, hubo reunión para, dijeron entusiasmados, darle palo a Morena, sobre todo después del fiasco que ha resultado el actual presidente municipal, José Saldívar Alcalde, que ni siquiera ha sido capaz de dar seguridad a los que se reúnen en la Feria de la Virgen de Guadalupe.

La tertulia fue encabezada por Clemente Velázquez, quien no quita el dedo del renglón de ser quien encabece las preferencias y sea el elegido para ir al frente de la coalición Fuerza y Corazón por México.

Sobre todo, cuando en el tricolor, los codazos y las malas vibras parce no lograrán que algún día se pongan de acuerdo. Ahí, el Club de Tobi es el que manda y, si no perteneces a él, como a la Pequeña Lulú lo dejarán fuera.

Por lo pronto, con Clemente Velázquez estuvieron Gilberto Álvarez, Rafael Espino, Ubaldo Cruz y hasta Roberto Luévano Silva.

Policías secuestrados

Como suele suceder cuando se requieren ocultar las cosas para decirle a la ciudadanía que las cosas van muy bien, el secuestro de cuatro elementos y otro más herido de gravedad de la Policía Municipal de Mazapil se guardó en secreto.

Fue el sábado 2 de diciembre cuando los policías, que se encontraban realizando patrullajes de seguridad, fueron secuestrados por un comando que los atacó en el ejido San Tiburcio.

Un joven policía, de 22 años, de nombre Alexis, según los reportes, tuvo que fingir que estaba muerto para evitar le dieran el tiro de gracia y se olvidaran de él.

Debido a sus heridas ingresó a la sala de urgencias del Hospital Universitario en Saltillo, hasta donde una ambulancia de Protección Civil de Concepción del Oro lo llevaron.

Las corporaciones fueron alertadas y los elementos fueron localizados en buen estado de salud. La situación, como quien dice, no pasó de un buen susto.

Alexis dijo que durante la noche se encontraba en el cuartel del ejido cuando el comando llegó a bordo de varias camionetas y se llevaron a cuatro elementos en medio de un ataque a balazos.

Como pudo logró pedir ayuda a su familia que fue la que llamó al 911.

La Fiscalía de Zacatecas fue informada de la situación que solicitó colaboración de su homólogo en Coahuila, para el monitoreo de la salud del lesionado.

Debemos decir que la Vocería de la Mesa Estatal de Construcción de Paz confirmó a esta columna los hechos.

Premiando a los corruptos

Finalmente, el pleno del INAI eligió a Adrián Alcalá Méndez como presidente de ese Instituto por un periodo de tres años. Eso sí, llega a esa posición en medio de un escándalo de corrupción llamado Curazao.

Sí, porque Adrián Alcalá, hoy flamante presidente del INAI, fue descubierto como supuesto compañero de francachelas del excomisionado Óscar Guerra Ford, quienes habrían disfrutado de la vida loca en el table dance Curazao, con dinero público. Además, por si fuera poco, ocultaron la información desde 2014.

El pecado de la zacatecana Julieta del Río Venegas fue no sólo despedir a Óscar Guerra, sino además interponer denuncia e iniciar una investigación del hecho.

Buscar la transparencia en el órgano que supuestamente es el garante de la transparencia le costó a Julieta del Río que sus compañeras Josefina Román y Blanca Lilia Ibarra se decantaran por más de lo mismo y premiaran a Adrián Alcalá.

Por ello, ante todos, la zacatecana fue clara y contundente: “No puedo avalar a personas que no tienen solvencia ética y moral suficiente para que tomen las riendas de este instituto, va contra mis principios, mis valores, lo que me enseñaron en mi familia”.

Ahora, el problema para los corruptos es que Julieta del Río está dispuesta a llegar hasta donde tope y, por lo pronto, la carpeta de investigación ya está en el escritorio del auditor superior de la Federación, Rogelio Colmenares Páramo.

Lo triste es darse cuenta de que, al final, Andrés Manuel López Obrador tenía la razón.

Pero que esto no nos quite el sueño. Nos toca sonreír porque vamos requetebién.

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