Cantando bajo la lluvia

JAIME ENRÍQUEZ FÉLIX

Es indudable que esta película, estrenada el 10 de abril de 1952 en un estudio de Culvert City en California, es la cinta musical más importante de la historia del cine.

Sus protagonistas: Gene Kelly –también director del filme-, la encantadora Debbie Reynolds –aquella jovencita que en años posteriores fuera despojada de su marido por Liz Taylor, en el que constituyó un verdadero escándalo para Hollywood- Donald O´Connor. Rita Moreno y Cyd Charisse, quien según los cronistas de la filmografía universal, poseyó las piernas mejor torneadas del planeta, llegando a ser la primera en asegurarlas por aquellos días en un millón de dólares, y que recientemente murió a los 87 años de edad en la ciudad de  Los Ángeles.

Es una película fresca, didáctica, quizá con los mejores bailarines de toda la época dorada del cine norteamericano y pletórica de música pegajosa, que se ha vuelto popular con el correr de los años.

Woody Allen el genial cineasta, señala: “intento ver Cantando Bajo la Lluvia al menos una vez al mes, para mantenerme de buen humor. Además de ser una obra maestra, transmite optimismo, un buen rollo y deja a uno tarareando sus canciones con un regocijo que es a prueba de bombas”.

Gene Kelly muestra su maestría como bailarín y actor.  Se articulan en el filme: baile, canciones, la historia del cine y sobre todo, la perfección cinematográfica.

La escena clásica que ha servido de carátula de los afiches publicitarios de esta cinta, muestra a Gene kelly bailando sobre un poste, con sombrero y paraguas, una lluvia torrencial, teniendo como fondo una casona de ladrillo de principios del siglo pasado.

Un baile único, con excepcional escenografía, que permite a los admiradores del cine, recrearse con la gran actuación y la pieza de baile perfectamente delineada, de este famoso actor, que termina su danza abruptamente, al llegar un policía y recriminarle con la mirada sus habilidosos pasos de baile.  Venía de dejar a su novia en su casa.  Al sentir el agua caer de los cielos, no pudo menos que regocijarse con la alegría de sentirse vivo.

La película costó 600 mil dólares y provocó fiebres de hasta 40 grados en el cuerpo de Gene Kelly, empapado y sudoroso por el esfuerzo y la gran actuación.

Debbie Reynolds, su pareja de baile, tuvo dificultades para lograr aprender las coreografías de la cintas.

Ya cerca del final del filme, se presenta otra escena, un momento onírico, cuando Kelly baila con Cyd Charisse, danzarina de piel oscura, protagonista de comedias musicales con otro astro del celuloide, Fred Astaire.  Ella había nacido el 8 de marzo de 1921, en Amarillo, Texas, siendo contratada a los 14 años por el Legendario Ballet Russe. Es la suya una escena sensual, erótica, donde los pasos de baile armonizan ambos cuerpos, la mayor parte del tiempo sin tocarse, pero con un presuntuoso sex appeal de la pareja, que provocara que muchos estadounidenses soñaran con esta estrella de la pantalla.

La historia se cuenta en 99 vertiginosos minutos, que no quisiéramos acabaran jamás.

El autor de la música –y de la canción que es centro de la historia. “Cantando bajo la Lluvia”- es el compositor Arthur Freed quien siempre ambicionó hacer una película sobre ese tema, y que ese fuera el nombre de la película.  Lo consiguió.

La cinta retoma anécdotas y pasajes de los años veinte, cuando la transición del cine mudo al cine hablado eliminó a muchos actores de Hollywood que no pudieron articular la actuación y la palabra. Esta película retoma la escenografía de esos tiempos, la importancia de sus directores y el retrato de la Metro Goldwyn Meyer de aquellos tiempos, ama y señora del cine mundial.

Los parecidos entre los personajes de la película y los ejecutivos de esta empresa, son comunes.

Esta película se inserta entre los más grandes filmes de la historia de la humanidad, como Ciudadano Kane y Cinema Paradiso, entre otras de las fuertes obras maestras que hacen que el cine se consolide como el séptimo arte, imponiéndose en el mundo del espectáculo y de la comunicación internacional.

Un mundo sin cine no sería explicable hoy por hoy.  Sería incompleto.  Nadie debate que el buen cine sea arte o no.  No ha sido fácil que las películas musicales tengan éxitos contundentes: otros géneros como el western, la acción, el drama o la comedia, que han sido frecuentemente más populares.  Pero la joya de la corona en esta división, es sin duda, “Singing’ in the Rain”.

0 0 votes
Article Rating
Subscribe
Notify of
guest

0 Comments
Inline Feedbacks
View all comments
0
Would love your thoughts, please comment.x
()
x