lunes, julio 14, 2025
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Zacatecas: el anzuelo de las falsas ofertas de empleo y la emergencia de los desaparecidos

Zacatecas, Zac.- En Zacatecas, donde la ausencia se ha vuelto rutina y el hallazgo de cuerpos es más común que el regreso con vida, las trampas laborales son ya una extensión del horror. Esta semana, madres buscadoras advirtieron desde sus redes sociales sobre un patrón que se repite con brutal precisión: jóvenes captados a través de supuestas ofertas de trabajo que resultan ser emboscadas. En un estado donde tres mil 812 personas han sido reportadas como desaparecidas durante el sexenio de David Monreal Ávila, de las cuales mil 881 siguen sin ser encontradas, el más mínimo descuido puede terminar en tragedia.

El mensaje difundido no es un simple volante: es un grito de alerta. Lo firman la Secretaría de Gobernación y la Comisión Nacional de Búsqueda, pero quienes lo empujan son quienes caminan cerros, barrancas y predios abandonados con palas en la mano y dolor en el pecho. El cartel es claro: desconfía si te ofrecen mucho dinero por tareas simples; si no piden experiencia, ni referencias; si el trabajo es en otro estado; si prometen recogerte en una central de autobuses. Señales todas que, lejos de ser oportunidades, son señales de caza.

La estrategia es conocida. Grupos delictivos se camuflan en redes sociales para reclutar a jóvenes desempleados. Simulan ser empresas legítimas, evitan páginas oficiales, comunican todo por WhatsApp o Facebook, y exigen datos personales bajo promesas falsas. Quienes responden, muchas veces no vuelven.

Las cifras son insoportables. De las 1,931 personas localizadas, 253 fueron halladas sin vida. Significa que uno de cada ocho reencuentros es con un cadáver. En Zacatecas, el 13 por ciento de los que vuelven lo hacen para confirmar lo que sus madres ya sabían en el silencio: que algo terrible había pasado.

Mientras tanto, el Estado responde con operativos esporádicos, como los que esta semana se desplegaron en Pinos, Loreto, Ojocaliente y Cuauhtémoc. Participan todas las corporaciones: Ejército, Guardia Nacional, policías estatales, comisiones. Pero el modelo es reactivo. Se actúa tras la tragedia, no antes. La Comisión de Búsqueda, encabezada por Everardo Ramírez Aguayo, habla de células operativas y mesas de trabajo. Pero ninguna mesa ha devuelto a un hijo. Ningún protocolo ha sido tan eficaz como la perseverancia de los colectivos.

Porque son las madres, las hermanas, las esposas, quienes realmente buscan. Con nombres, fechas, coordenadas, intuiciones. Su conocimiento del terreno y del dolor supera cualquier mapa institucional. Si ellas no empujaran, el aparato estatal seguiría detenido, como tantas veces.

Zacatecas atraviesa una emergencia humanitaria soterrada, administrada a base de boletines y promesas huecas. Nos estamos acostumbrando a vivir entre ausencias. Y esa costumbre es ya una forma de complicidad. Mientras la justicia se mida en cifras y no en reencuentros, los esfuerzos serán meros paliativos. Porque en esta tierra, la estadística no es abstracta: tiene rostro, edad, familia.

El crimen organizado ha encontrado una veta en el abandono: jóvenes sin futuro, autoridades sin estrategia, y un tejido social que se deshilacha. Ante este escenario, no basta con recomendar precaución. Es el Estado el que debe garantizar que buscar trabajo no sea una sentencia de desaparición.

El número para denunciar ofertas sospechosas es 55 5709 3233. Pero la verdadera respuesta no está en una línea telefónica, sino en una política que entienda la urgencia, que actúe antes de que el horror ocurra. Porque en Zacatecas, el tiempo no alcanza. Cada día que pasa, otra madre comienza a buscar.

LNY/Redacción

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