lunes, junio 30, 2025
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Universidades transparentes, educación equitativa

ANGÉLICA COLÍN MERCADO

La transparencia en las universidades implica profundizar en su papel como instrumento de justicia educativa. En contextos marcados por la desigualdad y la desconfianza institucional, la apertura y la rendición de cuentas no solo fortalecen la legitimidad de las universidades públicas, sino que también garantizan el acceso equitativo a los recursos, oportunidades y procesos de toma de decisiones.

La transparencia no puede limitarse a la gestión financiera o a los informes de desempeño académico; debe extenderse a dimensiones estructurales como la equidad en el ingreso y permanencia estudiantil, la distribución de estímulos al personal docente, los procesos de selección de autoridades y la asignación de recursos para la investigación. Hacer visibles estos aspectos permite detectar brechas, desmontar prácticas excluyentes y avanzar hacia una cultura universitaria más justa y consciente de sus propias contradicciones.

Además, en la era digital, las tecnologías de la información pueden y deben jugar un papel central en esta tarea. Portales abiertos, datos accesibles, plataformas de participación y mecanismos de retroalimentación activa son herramientas que facilitan la interacción con la comunidad universitaria y con la sociedad en general. La transparencia tecnológica, bien implementada, puede generar una nueva forma de relación entre la universidad y su comunidad, basada en el diálogo y la corresponsabilidad.

Es imprescindible que la formación universitaria incorpore la transparencia como valor transversal. Esto implica formar ciudadanos críticos, éticos y capaces de exigir y ejercer la rendición de cuentas en todos los ámbitos de su vida profesional y social. Así, las universidades no solo transparentan su quehacer, sino que enseñan a vivir con responsabilidad en una democracia.

Por todo ello, la transparencia universitaria debe entenderse como una política integral que articula ética, gestión, pedagogía y ciudadanía. Solo de esta manera podrá consolidarse como un verdadero pilar de la justicia educativa y del fortalecimiento de la educación pública en México.

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