ANGÉLICA COLÍN MERCADO
Como directora de una institución de nivel medio superior, reconozco el papel fundamental que desempeñan las universidades públicas en la formación profesional, científica y humanística de miles de jóvenes en nuestro país. Estas instituciones no solo son pilares del conocimiento y la movilidad social, sino que también representan un compromiso profundo con el desarrollo democrático y ético de nuestra sociedad.
En este sentido, la transparencia y la rendición de cuentas no deben considerarse obligaciones administrativas accesorias, sino principios fundamentales que consolidan la legitimidad y la confianza de la sociedad en las universidades públicas. Las y los ciudadanos tienen el derecho de conocer cómo se utilizan los recursos públicos, cómo se toman las decisiones dentro de las instituciones y qué impacto tienen sus acciones en el entorno social.
Es indispensable que las universidades públicas implementen mecanismos claros, accesibles y eficaces para informar a su comunidad y a la sociedad en general sobre sus procesos académicos, administrativos y financieros. Esto incluye desde la publicación de presupuestos y auditorías, hasta la evaluación constante de su quehacer educativo y la apertura a la participación ciudadana.
La rendición de cuentas debe ir acompañada también de una autocrítica institucional, de la disposición a corregir rumbos y de un compromiso permanente con la mejora. Solo así, nuestras universidades podrán seguir siendo espacios de libertad, de pensamiento crítico y de responsabilidad social.
Desde el nivel medio superior, alentamos a nuestras y nuestros estudiantes a valorar la educación pública como un derecho y a asumir con responsabilidad su papel dentro de estas instituciones. A la vez, confiamos en que las universidades públicas continúen siendo ejemplo de ética institucional y compromiso con el bien común.
* Directora de la Unidad Académica de la Universidad Autónoma de Zacatecas