JULIETA DEL RÍO VENEGAS
En un país donde las mujeres enfrentamos múltiples desafíos para ejercer liderazgo, emprender y sostener empresas, el acceso a la información pública y la protección de los datos personales no son solo derechos, son herramientas de poder.
En el mundo empresarial, informarse con certeza y proteger la integridad de los datos se ha vuelto una necesidad estratégica, sobre todo para las mujeres que encabezan negocios y representan un modelo de autonomía y empuje económico en sus comunidades.
En mi carrera de servicio público enfocada a la transparencia y a la rendición de cuentas he sido testigo de cómo el conocimiento empodera. Conocer los contratos públicos, licitaciones, padrones de beneficiarios, estadísticas económicas o el destino del gasto gubernamental no es un privilegio: es un derecho que puede marcar la diferencia en la competitividad de una empresa, sobre todo cuando está dirigida por una mujer.
A esto se suma una urgencia ineludible, la protección de los datos personales. Vivimos en un entorno digital acelerado, donde los riesgos por el mal manejo de datos no solo afectan la reputación, sino que también pueden dañar relaciones comerciales y vulnerar la seguridad de las personas. Las mujeres empresarias no solo son titulares de sus propios datos, sino también responsables del tratamiento de los de sus clientes, proveedoras, colaboradoras y socios. Esa doble condición exige formación, protocolos, y sobre todo, una profunda conciencia de su rol como sujetas activas de la protección de este derecho humano.
Hace unos días sostuve un encuentro enriquecedor con integrantes de la Asociación Mexicana de Mujeres Jefas de Empresa A.C. (AMMJE), capítulo Zacatecas. En este espacio —abierto, dinámico y comprometido— dialogamos sobre cómo ejercer con eficacia el derecho a saber, cómo proteger sus datos personales y cómo usar plataformas como Compranet o la Plataforma Nacional de Transparencia para fortalecer sus decisiones empresariales. Fue un privilegio presentarles también mi libro Luz en la Sombra, que narra mi camino por la transparencia y el INAI, porque creo firmemente que compartir experiencias también construye comunidad.
Celebro el interés de la AMMJE Zacatecas por estos temas y su disposición para replicar talleres y acciones que acerquen a más mujeres empresarias al conocimiento de sus derechos. Porque fomentar una cultura de transparencia no solo fortalece a las instituciones: también afianza el liderazgo femenino, la ética empresarial y la confianza ciudadana.
Empoderar a una mujer empresaria con información y protección de sus datos no es solo una acción legal o administrativa. Es un acto político, económico y social que transforma realidades. Sigamos trabajando juntas para abrir más espacios de conciencia, formación y defensa de nuestros derechos. Porque cuando una mujer se informa y protege, no solo cuida su empresa: transforma su entorno.
