jueves, noviembre 6, 2025
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Reflector | La frívola distracción

PABLO PEDROZA

“Al momento no se tiene ningún indicio de que el grupo cercano de la Policía Municipal que cuidaba al alcalde tenga un vínculo con la delincuencia organizada. De hecho, es uno de los propios escoltas el que mata al delincuente, el que priva de la vida al alcalde. Son ellos los que reaccionan”.
Omar García Harfuch

De no haber sido por dos eventos –uno de belleza y un acercamiento inapropiado a la presidenta–, que lamentablemente confirman nuestra sensibilidad como sociedad atrapada por el espectáculo y la trivialidad, al día de hoy el debate permanecería más enfocado en lo ideológico que en la tragedia: morenistas contra prianismo, progresistas contra neoliberales.

Esto me lleva a pensar que la solución a todos los problemas del país, especialmente la inseguridad, llegaría si las autoridades y propagandistas morenistas lograran conseguir una máquina del tiempo para regresar al día del nacimiento de Carlos Salinas de Gortari y Felipe Calderón Hinojosa, y, cuando recién nacidos, cortarles la cabeza para cambiar el curso de la historia.

De ese modo, no tendrían que justificar en otros sus errores o fallas, porque uno supondría que, después de ser los mismos con lo mismo, ya habrían aprendido. Si no es así, también son parte del problema, y el pueblo bueno y sabio tendrá en 2027 y 2030 la posibilidad de decidir al respecto.

El caso de Adán Augusto y una barredora es un ejemplo de moda, sin descartar que pueda haber muchos “Adanes Augustos” gobernando o cogobernando con quienes pisotean el poder político con impunidad.

Primero fue la tragedia: el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Michoacán. Al momento de su homicidio, Carlos Manzo, de 40 años, falleció tras recibir siete impactos de bala durante las celebraciones del Día de Muertos –en el Festival de las Velas, acompañado por su esposa y sus hijos pequeños–. En ese hecho, una parte del pueblo bueno y sabio encontró el motivo y la fuerza para expresar su enojo por esa guerra que libran cotidianamente, dado el profundo impacto que esta violencia tiene sobre los habitantes de este país.

Carlos Manzo pasó de ser un presidente municipal que pedía a diario protección y ayuda a la Federación, a convertirse en un estandarte de la frustración colectiva. De un funcionario que confrontaba abiertamente a criminales y a las autoridades federales, pasó a ser motivo, una vez más, del “es culpa de Calderón”, un nombre que funciona mejor que cualquier detergente para lavarse las manos.

Omar García Harfuch, secretario de Seguridad federal, salió al paso para aclarar que el presidente municipal asesinado sí contaba con la protección de la Guardia Nacional, pero que los agentes se encontraban en un segundo cinturón de seguridad, pues el difundo había decidido que fueran policías municipales de Uruapan, en quienes él confiaba, los responsables de su círculo inmediato de protección.

El asesino, abatido tras cometer el homicidio, era un joven de entre 17 y 19 años que dio positivo por presencia de drogas y que, según la versión del fiscal de Michoacán Carlos Torres Piña, no portaba identificación, por lo que no había sido identificado.

Sin embargo, versiones atribuidas a fuentes federales de seguridad lo han identificado como Osvaldo Gutiérrez Vázquez, alias “el Cuate”, originario de la colonia Miguel Hidalgo de Apatzingán y familiar de un hombre apodado “el Prángana”, operador de los hermanos Álvarez Ayala, un grupo criminal al servicio del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).

Surge entonces una duda razonable: ¿cómo logró la Federación identificar al culpable? ¿Por qué no utilizó las capacidades de investigación e inteligencia de Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Pública Federal, para ser proactiva y prevenir el asesinato, en lugar de actuar de manera reactiva cuando ya debía entregar el cadáver de una persona bajo su protección? ¿Acaso porque no lo consideraron uno de los suyos?

Esto deja una inquietud: ¿qué experiencia de vida y qué falta de oportunidades llevan a un joven de entre 17 y 19 años a poner su vida en prenda? No fue un joven construyendo su futuro, sino uno más de los cientos o miles de jóvenes que, por diversas circunstancias como la falta de oportunidades para estudiar, la carencia de trabajo formal y, en especial, el entorno de delincuencia, se ven privados de un porvenir.

Ayer, su viuda, Grecia Itzel Quiroz García, tomó protesta como nueva presidenta municipal de Uruapan, luego de haber sido recibida por Claudia Sheinbaum.

Grecia Itzel expresó, en su toma de protesta ante el Congreso de Michoacán: “Qué triste y qué desafortunado que tuvo que pasar esto para que voltearan a ver a Uruapan; qué triste y qué desafortunado que tuvieron que arrebatarle la vida a Carlos Manzo para que ahora sí quieran mandar seguridad, para que ahora sí quieran blindarnos. Qué triste porque él lo gritó, porque él pidió auxilio una y otra vez; él temía por su vida, él temía por la vida de sus hijos, por mi vida, y jamás le hicieron caso. Qué triste, pero hoy, con esa entereza que sé que él me envía desde donde está, con esa grandeza que solamente él tenía para seguir adelante, voy a seguir su legado”.

Esperemos que a ella sí la protejan.

Omar García Harfuch ya declaró: “Al momento no se tiene ningún indicio de que el grupo cercano de la Policía Municipal que cuidaba al alcalde tenga un vínculo con la delincuencia organizada”.

Si no ellos, queda la duda razonable.

Si los municipales que estaban cerca no tienen indicios de relación con grupos criminales como aquellos con que identifican las fuentes federales al agresor Osvaldo Gutiérrez Vázquez, alias “el Cuate”, queda pensar que, desde la comodidad del segundo cinturón —alejado y menos comprometido con la seguridad de Carlos Manzo, presidente de Uruapan—, simplemente hayan dejado pasar a su ejecutor.

A ver qué nos platiquen de inteligencia y proactividad para proteger a las personas; a ver si les creemos.

Lamentablemente, estos días hubo un impase frívolo y de espectáculo, digno de programa matutino de televisión, en un momento en que el imán del desencanto y el enojo es aquel “Abrazos, no balazos” de Andrés Manuel López Obrador.

Primero fue el incidente de una representante de belleza que nos distrajo. Después, el incidente del beso y abrazo a la presidenta por un “desconocido”, mientras su seguridad, con el celular en mano, caminaba unos metros delante de ella.

Si fue real, qué mal de la presidenta que no valore lo que es poner en riesgo la institución que representa.

Si fue intencional y actuado, qué lamentable que la frivolidad sea el recurso para el cada vez menos efectivo “la culpa es de Calderón”.

La inseguridad continúa hoy que ni las abuelitas regañaron a los delincuentes y que estos no se subieron al tractor a trabajar el campo, como Andrés fantaseaba.

Además, si son miembros de la delincuencia, para qué trabajar el campo. Tienen el mecanismo de la extorsión y el derecho de piso.

Y si te revelas y denuncias, simplemente te matan, mientras quien culpa a otros y dice “no somos iguales” se queda mirando.

De Salida.

UNO. Esta semana va siendo buena para el secretario general de Gobierno, Rodrigo Reyes Murgüeza, apellido materno de origen chiapaneco según él explica. Primero, metido de lleno en la logística y anfitrionia a Rosa Icela Rodríguez Velázquez, quien estará en Zacatecas encabezando uno de los foros para la Reforma Electoral la próxima semana. Mérito que sus mustios querían acreditar a Verónica Díaz, pretendiendo influencia cuando Claudia ya escribió que le sirvió para chofer y nada más.

DOS. Ayer el mismo Rodrigo, representando al que nunca está, como sacándole a los temas, tuvo foro en la “Firma de Convenio General de Colaboración y Concertación de Acciones” entre la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas y los municipios del estado. Ahí disertó ante universitarios y presidentes municipales en temas e ideas que a su jefe, el ausente, jamás se le hubieran ocurrido. En los intermedios hace relaciones y dialoga con actores que visibilizan.

TRES. Es tiempo de las mujeres, dicen en Morena; lástima que ese tiempo tenga la exposición, impulso y apoyo de los hilos del patriarcado. Bien por la solidaridad femenina, si es que los hechos con Claudia fueron reales.

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Columnista con experiencia pública y mirada crítica.
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