SILVIA MONTES MONTAÑEZ
EL DE AMALIA García Medina fue más que un informe legislativo, se convirtió en una vivencia extraordinaria de rendición de cuentas pero también de encuentro y reencuentro con un Zacatecas que sangra y que añora tiempos en los que la política y el servicio eran la pauta.
FUE un gran evento con el sello que solamente ella sabe darle a su presencia pública, que no se sujeta a formatos anquilosados ni a lugares comunes. La senadora, como bien dijo su homólogo Clemente Castañeda, es un referente fundamental en la política nacional.
UN INFORME el suyo lleno de simbolismos. Desde el lugar mismo donde lo presentó, el museo Manuel Felgueres ahí homenajeó a los que se nos adelantaron como el propio artista, a Manuel de la Rosa, a José Esteban, a Ismael Guardado, a Jesús Sampedro.
ENTRAÑABLE el aplauso de los concurrentes para una mujer que es ejemplo de que la social democracia y el pensamiento progresista si pueden tener éxito y consenso social como destacó Castañeda ubicándola desde ya como inspiración para muchas generaciones.
REUNIENDO a representantes de todos los sectores la ex gobernadora acreditó una vez más con la pulcritud que la caracteriza por qué, se convirtió en cada etapa de su quehacer público, en parte de la historia viviente del México de hoy, con una dignidad tan escasa en la actualidad.
A ZACATECANOS que se enorgullecen porque aquí nació una mujer tan reconocida les reconfortó su presencia y esa sencillez expresada en compañerismo, amabilidad, gestos de solidaridad y cuidado en las formas de manera espontánea y distante de la demagogia.
VALIOSOS y certeros los comentarios de Castañeda: escuchar a Amalia es aleccionador ubicada siempre en la perspectiva de la justicia social y con la autoridad moral de marcar un rumbo con base en tres principios que se escriben con R (reconocimiento, redistribución y representación).
SE SINTIÓ la nostalgia cuando Héctor Alvarado, en la conducción, nombró entre aplausos a muchos integrantes del gabinete de la exmandataria ahí presentes y cuando ella recordó a un gran ausente y zacatecano excepcional: el arquitecto Héctor Castanedo Quirarte.
EL CARIÑO y la confianza de la gente hacia Amalia ha ido en ascenso. Su obra gubernamental es muy valorada como va siendo su paso por el Senado de la República y las múltiples iniciativas y actividades con una visión humanista que coloca en el centro de la atención a la población más vulnerable.
Y LA GRATITUD se acrecienta al verla aún activa, fuerte, decidida a seguir emprendiendo luchas señaladamente las que reivindican a las mujeres, a los migrantes, a los cuidadores de familiares y adultos mayores para los que urge una Ley en la que está empeñada.
POR SU QUEHACER pero sobre todo por su figura ya emblemática, la ovación no se escuchó como una cortesía, sino como la expresión viva de que aquí, en su casa, sigue siendo querida, respetada y su calidad en todos los sentidos se incrementa cuando se confronta con la triste realidad actual.
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Periodista de oficio y carácter crítico que conoce el poder por dentro
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