martes, julio 15, 2025
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Niñez mexicana, al filo del abismo legal

Zacatecas, Zac.- La infancia mexicana se fractura en silencio, entre cifras que revelan más que los discursos institucionales. Durante 2023, 32 mil 852 adolescentes fueron imputados por algún delito en México. Ocho de cada diez eran hombres. El Sistema Integral de Justicia Penal para Adolescentes, creado para proteger y reinsertar, muestra hoy una radiografía cruda: la violencia y el abandono social han reclutado a miles de menores de edad.

El incremento de adolescentes implicados en delitos creció 42.2 % entre 2021 y 2023, esto dicho por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que presentó los resultados del programa Estadísticas sobre Personas Adolescentes en Conflicto con la Ley (EPACOL) que señala que las entidades que concentran más casos —Nuevo León, Estado de México, Guanajuato, Sonora, Jalisco y Chihuahua— son también epicentros de disputas criminales y deterioro institucional. La correlación es innegable. En esas mismas regiones, el reclutamiento por parte de grupos delictivos no es una teoría, sino una práctica documentada.

Lesiones, robo, amenazas, abuso sexual y narcomenudeo son los cinco delitos más frecuentes. No se trata de niños traviesos, sino de una generación atrapada en contextos de violencia estructural. Lo más grave: casi 29 mil víctimas figuran en estas carpetas, en su mayoría mujeres jóvenes. La niñez está violentando, pero también está siendo violentada.

Aunque la ley ordena que las medidas privativas de libertad sean excepcionales, en 2023 más de mil 500 adolescentes fueron internados. Nueve de cada diez eran hombres. Las tasas más altas por cada 100 mil adolescentes se registraron en Aguascalientes, Nayarit y Sonora. Esta última, además, está en la lista negra de entidades con mayor número de adolescentes imputados.

Pero no todo está en las cifras duras. El contexto lo dice todo: más del 88 % de los adolescentes hombres sujetos a proceso reconoció haber consumido sustancias psicotrópicas. Marihuana, tabaco y alcohol son parte del paisaje cotidiano. Y sólo la mitad declaró haber recibido asesoría legal. La otra mitad enfrenta a ciegas a un sistema que, muchas veces, los convierte en chivos expiatorios de una justicia que no toca a los verdaderos responsables.

Esta estadística no es neutra: es un grito ahogado. Lo que está fallando no es sólo el sistema judicial, sino la estructura social completa. Familias rotas, escuelas ausentes, instituciones indolentes y un Estado que castiga antes de comprender. Así, en México, ser joven es caminar por la cornisa. Y el abismo, cada año, se ensancha.

LNY/Redacción

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