viernes, octubre 31, 2025
HomeLa Casa de los PerrosClaudia G. Valdés DíazLa Casa de los Perros | El voto que enterró la plata

La Casa de los Perros | El voto que enterró la plata

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Zacatecas, tierra de minas y promesas huecas. Desde el siglo XVI, el brillo de su plata ha iluminado imperios ajenos y dejado pueblos con calles de tierra. Por eso, en 2014, cuando se creó el Fondo para el Desarrollo Regional Sustentable de Estados y Municipios Mineros —el Fondo Minero— muchos lo vieron como una reparación histórica. Por fin, las comunidades que daban su subsuelo podrían recibir algo más que polvo.

Durante su breve existencia (2014-2018), el fondo repartió más de 18 mil millones de pesos en todo el país. Cuatro estados concentraron el 72% de los recursos: Sonora, Zacatecas, Chihuahua y Durango. Y entre ellos, Zacatecas destacó.

Recibió cerca de dos mil millones de pesos, destinados a casi 500 obras: pavimentaciones, drenajes, aulas, clínicas. Solo Mazapil, sede de la mina Peñasquito, obtuvo en 2016, 136.7 millones de pesos. Fresnillo, Concepción del Oro, Vetagrande, Morelos… todos se beneficiaron.

Hasta que, en 2019, la 4T decidió desaparecerlo. Y con ello, la esperanza de cientos de comunidades mineras.

El golpe final llegó este año, cuando el Senado discutió la Miscelánea Fiscal 2026. En ella, la senadora Geovanna Bañuelos de la Torre, del PT, presentó por sexta vez una reserva para restituir el Fondo Minero. Su propuesta: que el 85% del impuesto especial a la minería regresara directamente a los municipios con concesiones. La apoyaron las senadoras zacatecanas Amalia García Medina (Movimiento Ciudadano) y Claudia Anaya (PRI), quienes advirtieron que Zacatecas ha perdido más de mil 200 millones de pesos desde que el fondo fue eliminado.

La votación fue clara:

104 votos totales.

45 a favor. 52 en contra. 7 abstenciones.

Y entre los votos en contra, uno dolió más que todos: el de Verónica Díaz Robles, senadora de Morena por Zacatecas.

Sí, la misma Verónica Díaz que busca ser gobernadora de Zacatecas en 2027.

Su voto fue un acto de fidelidad partidista, pero también una declaración de prioridades. En vez de levantar la mano por los municipios que dice representar, la bajó obedeciendo la línea de Palacio. El resultado: Zacatecas volvió a perder.

La justificación oficial fue predecible: que el Fondo Minero era ineficiente, que fomentaba discrecionalidad. Pero el argumento se desploma frente a los datos. En Zacatecas, los proyectos financiados fueron públicos, auditables y con impacto tangible: caminos rurales, escuelas, plantas de tratamiento. Obras que hoy están detenidas o inconclusas por falta de recursos federales.

Mientras tanto, los municipios mineros continúan pagando el precio ambiental y social de la extracción. Las empresas siguen operando; los camiones siguen sacando toneladas de riqueza del suelo zacatecano. Lo único que se detuvo fue el retorno mínimo que recibían sus comunidades.

En política, los símbolos pesan. Y el voto de Verónica Díaz pesa como una lápida. Porque no se puede aspirar a gobernar un estado al que se le niega el pan con la mano levantada en contra. Porque ningún discurso sobre “transformación” puede sostenerse cuando se traiciona el principio más básico de representación: defender a quien te eligió.

Mientras tanto, su principal competidor, Saúl Monreal, ni siquiera estuvo presente en la sesión. Entre la obediencia y la ausencia, Zacatecas quedó sin voz.

La historia reciente ofrece un contraste doloroso. Cuando el Fondo Minero existía, municipios como Mazapil, Fresnillo y Vetagrande podían planear obras plurianuales. Desde su extinción, las arcas locales dependen de los caprichos del presupuesto federal. En Mazapil, donde la mina produce más de 500 mil onzas de oro y 25 millones de onzas de plata al año, las calles siguen sin pavimento.

El Senado no sólo rechazó una iniciativa: selló una pérdida acumulada de más de dos mil millones de pesos para Zacatecas. Pero el voto de Verónica Díaz no fue un accidente. Fue una decisión consciente de alinearse con la narrativa que centraliza los recursos y reduce a los estados a la obediencia presupuestal.

Y, sin embargo, esa misma senadora se presenta hoy como defensora del pueblo zacatecano. Promete desarrollo, justicia y autonomía financiera. Palabras grandes. Pero los hechos —y los votos— la contradicen.

Zacatecas no necesita más lealtades ciegas ni ausencias cómodas. Necesita representantes que entiendan que la plata no solo brilla en lingotes, también en la dignidad de un voto a favor de su gente.

El Fondo Minero fue una de las pocas políticas públicas que compensaban, aunque mínimamente, siglos de saqueo. Verónica Díaz ayudó a enterrarlo. Y ahora, con el mismo gesto con que negó los recursos a su estado, extiende la mano pidiendo su confianza.

Pero en Zacatecas, donde el polvo cubre hasta los espejos, la memoria también deja huella. O debería…

Sobre la Firma

Periodista especializada en política y seguridad ciudadana.
claudia.valdesdiaz@gmail.com
BIO completa

Últimas Noticias