SILVIA MONTES MONTAÑEZ
GROTESCO y exagerado en sus referencias al Poder Judicial apareció el sustituto de gobernador, Rodrigo Reyes, para anunciar la cancelación de la que David Monreal soñó sería su obra más emblemática: el viaducto elevado. Faltó política, información e inteligencia.
EL DISCURSO fue una ráfaga de misiles dirigidos a los jueces que dictaminaron suspensiones definitivas respondiendo a los amparos presentados por ciudadanos de a pie y de procedencia política. El término “corrupción” se usó recíprocamente.
PARA JUSTIFICAR la culminación anticipada del contrato con la empresa constructora, el Secretario General, además de sustituto y aspirante a gobernador, habló, habló y habló en contra de los representantes de un poder que este domingo se renovará en una jornada que se anticipa desastrosa.
LA CANCELACIÓN se determinó, dijo, por razones de tiempos entre el desahogo legal del tema, el inicio y la conclusión de la obra, todos desfasados e inconvenientes y en su contradicción Reyes dijo que se acata la ley pero que ésta se dictaminó por corruptos.
DEL VIADUCTO en todo caso, lo que trascendió en el debate público y luego politizado fue precisamente el recurso mal habido: “el robo del siglo”, “el negocio de los Monreal”, el uso de recursos por interés y luego desde el oficialismo se denunció la corrupción judicial. Todos corruptos.
LA INCAPACIDAD de socializar el proyecto pasó a un segundo término, las iniciativas ciudadanas –que las hubo- ni siquiera se escucharon, jamás vimos alguna especie de maqueta que nos entusiasmara y nos convenciera ni tampoco los permisos en orden.
PARA COMUNICAR algo en este tiempo no existe un gramo de capacidad, los vacíos se llenan con rumores, por ejemplo, dicen que David desistió porque la propia presidenta de la República le indicó lo inconveniente que ya resultaba para la 4T y el 2027 la controversia con su viaducto.
Y HACER POLÍTICA tampoco es posible ahora, excepto cuando Ricardo Olivares presentó la iniciativa para crear el fideicomiso que se votó por 25 diputados de todos los partidos, otorgando un rasgo sobresaliente al proyecto que se realizaría sin adquirir deuda.
ES IMPRESIONANTE la manera en que el gobierno ignoró la opinión ciudadana. Hubo encuestas muy serias como la de Lema/B15 que arrojó casi un 80 por ciento de rechazo. En el gobierno la única creíble fue la realizada a modo bajo el rectorado del amigo Rubén Ibarra.
EN ESTE SEXENIO todo ha sido un fracaso y si existen aciertos, que debe haberlos, están ocultos en el escritorio de una burocracia comunicacional sin talento y sin iniciativa. Todo hubiera sido distinto con una estrategia eficaz que entusiasmara a los zacatecanos.
PERDIDO el proyecto –que le costará a Zacatecas millones de pesos-, lo que le queda al llamado gobernador es recoger sus pedazos y emprender obras que permitan remontar el persistente rezago en todas las áreas. Ya no podrán decirle que serán sus negocios ¿O sí?