RAYMUNDO MORENO ROMERO
Ismael El Mayo Zambada, otrora líder del Cártel de Sinaloa, se declaró culpable en una corte de Brooklyn, Estados Unidos, eliminando la pena de muerte, pero, ¿a cambio de colaborar contra el narco o contra los gobiernos de morena? Esa es la duda.
Su detención en julio de 2024 en Texas, bajo circunstancias controvertidas (posible emboscada y secuestro) ya había causado “picazón” en la cúpula más alta del gobierno de México.
Y aunque en febrero Zambada solicitó a Sheinbaum su repatriación y advirtió que, si no se atendía su caso, podría provocar un “colapso” en la relación bilateral, esto no sucedió. Sheinbaum rechazó ser chantajeada, insistiendo en que cualquier intervención se hará “en el marco de la ley” y que será la Fiscalía quien decida los pasos a seguir.
No obstante, en agosto de 2025 la Presidenta cuestionó la incoherencia de EE. UU. al designar a los cárteles como “terroristas” y al mismo tiempo negociar con sus líderes, incluso pidió explicaciones sobre cómo fue que se extrajo de nuestro país al hoy colaborador de la justicia estadounidense.
Ahora bien, conocida su declaración de culpabilidad, ha comenzado a especularse sobre que es lo que el actor de este entramado está dispuesto a “cantar”.
El criminal devenido en colaborador protegido y servidor de la nación al norte del río Bravo, dijo haber entregando sobornos a todo tipo de servidores públicos desde el inicio de su carrera criminal. La pregunta ahora es ¿contra quién va a arremeter el famoso “Mayo”, contra las organizaciones criminales, contra funcionarios del gobierno o ambos?
La realidad es que dicho proceso judicial representa un reto inédito para la administración de Sheinbaum, que se ve obligada a navegar entre la aplicación de la ley y la presión diplomática. ¿Será una prueba de firmeza institucional o una oportunidad que podría volverse en su contra? Las preguntas están en el aire.
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